Capítulo 5.

922 93 2
                                    


Kenta sonreía feliz mientras abrazaba a Shū Sudō, repartiendo pequeños mordiscos y besos en el cuello de su amado. Por fin podría tener a Shū para él, aunque fuera una sola vez.

- ¿Seguro ese niñato no volverá? - preguntó Sudō mientras abría lentamente la camisa de Kenta.

El guardia tomó la cintura de Sudō acercándolo a su cuerpo y besando sus labios con pasión.

- Tranquilo lindura - respondió Kenta mientras quitaba la ropa del otro, deleitándose con su cuerpo - lo llevé a un lugar del que nunca podrá salir, ahora no hablemos más de esto ¿si?  debes complacerme como prometiste...

- Tranquilo cariño...cumpliré mi promesa...- contestó Sudō con una sonrisa coqueta - pero recuerda que sólo será esta vez... Así que disfrútalo...

- Lo sé amor, lo sé...después de ésto desapareceré. No creo que Asami me deje vivir después de lo que hice si me quedo en el país...- dijo Kenta suspirando - ahora olvidemos lo demás y acércate precioso...

Sudō pasó sus brazos por el cuello de Kenta y lo atrajo en un profundo beso, le había sido bastante fácil deshacerse de ese estúpido crío, sólo le costaría una noche de pasión con éste bobo enamorado, pensó sonriendo contra los labios de Kenta.

***************************

Takaba se despertó al oír cómo se abría la puerta. Concilió el sueño hacía pocas horas y aún estaba terriblemente cansado y somnoliento cuando se incorporó para ver quien había entrado a su "habitación".
Se sorprendió al ver como dos hombres metían a la fuerza a un chico muy joven pelirrojo. El chico sollozaba  mientras trataba de abrir la puerta que acababan de cerrar con llave.

- No podrás abrir - dijo Takaba sin apenas emoción - estás atrapado igual que yo, así que deja de lloriquear, no te servirá de nada.

Takaba volvió a tumbarse y trató de conciliar una vez más el sueño.

- Y...yo qui...quiero ir a casa - dijo Soren hipando. Echaba de menos a Ryu, Aiko y Kei. No sabía donde estaba, ni por qué lo habían llevado allí. Tenía que volver a casa. Había intentado contarle la verdad a su Ryu, pero en ese momento él no le dejó. Ahora se arrepentía de no haber insistido en decirle su verdadera naturaleza. El tiempo se le acababa, ya era el quinto día, al día siguiente se cumplía el plazo y su humano aún no le había declarado su amor.
Takaba se incorporó de nuevo. Chasqueó la lengua y se levantó de la cama para ir junto al chico. Reconocía que había sido demasiado duro y desagradable con él y quería intentar enmendar un poco su primera reacción tratando de consolar al pelirrojo igual que Yoh había hecho con él.

- ¿Cómo te llamas? - preguntó Akihito tomando al chico por los hombros y llevándolo hacia la cama para que se sentara.

- Soren - contestó casi sin voz y tratando de hablar entre los sollozos.

- Calma Soren, ven, siéntate aquí... Tranquilo...tranquilo...- Takaba abrazaba a Soren mientras lo acunaba - ¿Sabes por qué te han traído aquí?

Soren negó con la cabeza.

- Yo...yo quiero volver con Ryu - y comenzó a llorar de nuevo más fuerte que antes.
Takaba pensó que Ryu quizá fuera su padre o hermano, puede que su pareja. El pobre niño estaba deshecho en lágrimas y se le partió el corazón de verlo así. En ese momento Yoh entró a la habitación y corrió hacia Takaba.

- ¿Qué pasa Yoh? ¿Por qué habéis traído a este niño aquí? No me digas que... Va...¿vais a venderlo también?

Yoh asintió mirando a Takaba con tristeza.
Feilong estaba extremadamente feliz con la última adquisición. Cuando un tal Kenta se había puesto en contacto con su jefe ofreciendo en bandeja al nuevo novio de Asami, Feilong no podía creer su buena suerte. El tipo sólo quería dinero a cambio, un millón de dólares, nada de yuanes, moneda americana contante y sonante. Calderilla en comparación al daño que su jefe haría a Asami.
Por desgracia para ese niño, iba a ser subastado junto con Takaba el día siguiente, por la noche.

El Tritón del Yakuza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora