Era un día lluvioso. Las gotas de agua retachando con la ventana sonaban a la par de "Fur Elise" de Beethoven, la cuál sonaba en la radio del taxi en él que viajaba Rosario. Era 17 de Junio, y la esencia del verano comenzaba a ser presente. La lluvia era cálida y alegre. Rosario estaba dirigiéndose a su nueva casa, en donde serviría cómo sirvienta. Había sido contratada en línea por un tal Mr. Williams, quien trabajaba como diseñador publicitario. Acababa de llegar a Florida un par de horas antes, ya que ella vivía en Colorado. Era hija de una inmigrante mexicana, y había seguido la tradición de su madre y sus tías, la cual era trabajar cómo sirvienta. Siempre le había parecido un trabajo noble y digno de continuar como tradición. En el taxi ella observaba las afueras. Florida le pareció un lugar hermoso, y a pesar de que la lluvia deformaba un poco los paisajes, aún así le parecían bastante llamativos. El taxi se tuvo frente a un portón que le impedía la entrada al zona en donde se encontraba la casa. Un policía les paró, y el taxista mencionó al señor Williams para que se le abrieran las puertas, y de inmediato este le obedeció y les dejo entrar. "Es para que no se moje, señorita", dijo el taxista a Rosario, quien le sonrío amablemente. El auto manejo por un camino rocoso con bellos arbustos al rededor. Rosario se asomó por la ventanilla y pudo denotar una piscina, varias cabañas pequeñas y lo que parecía ser un almacén bastante grande. La casa en sí estaba más adentró, y cuando el taxi se detuvo Rosario observo impresionada. "Es aquí..." le dijo al taxista, quien procedió a cobrarle el pasaje y pronto le ayudo a sacar sus maletas del auto. El taxi se despidió y partió. Rosario miró la puerta de la casa, y tocó el timbre que se encontraba al lado de esta.
La puerta se abrió. Una mujer rubia con el pelo llegandolé a los hombros, ojos azules, una blusa azul y bastante labial rojo apareció frente a ella. Su rostro se notaba triste y serio, sin importar todo el maquillaje que tenia encima y que la hacía lucir bastante bella. Rosario creyó que sería recibida por el señor Williams, pero este ya le había comentado acerca de su esposa. "¿Y tu eres...?", preguntó la mujer mientras observaba de manera condescendiente a Rosario. "Oh, lo siento, ¿Es usted la señorita Williams?", preguntó Rosario, a lo que la mujer le respondió asintiendo con la cabeza. Rosario se presentó, y le hablo a la mujer acerca del servicio que había solicitado su marido e incluso le dio la tarjeta de la agencia de sirvientas en la que ella estaba trabajando. La mujer -quien se identifico cómo Diane Williams- no se notaba complacida con la presencia de Rosario, pero parecía estarse conformando. La conversación se vio interrumpida cuando el teléfono de Diane comenzó a sonar; "Dios, debo tomar esta llamada. Pasa a la sala, Patrick esta ahí", la mujer se alejó y dejo la puerta abierta para que Rosario pudiera entrar. Rosario tomó sus cosas y entró con ellas a la casa. Mientras caminaba por el pasillo, para llegar a la sala, se encuentra con un hombre en un despacho al lado del pasillo. Ella lo miró, y el hombre también. Un silencio incómodo los invadió, hasta que el hombre lo interrumpió; "Tu debes ser Rosaline, ¿No?". Rosario le corrigió nerviosa, y se presentó una vez más. Le sorprendió ver lo joven que era el chico en comparación a quien parecía ser su esposa. Tenía un bello cabello castaño y unos claros y lindos ojos verdes. Era un hombre atractivo, y Rosario se sintió algo nerviosa por ello.
"Mi nombre es Patrick", dijo el hombre sonriente y Rosario le miró fascinada y nerviosa. El hombre lo notó y la tranquilizo bromeando acerca de lo intimidante que podía resultar Diane para los invitados. Rosario respondió con una risa ahogada. "Y vamos, ya que vivirás aquí cuéntame un poco de ti", Rosario sintió un cosquilleo en sus hombros y botó una risa tímida para pronto contarle un poco a su nuevo jefe respecto a su vida. Ella era una chica de Colorado, su madre era mexicana mientras que su padre era francés. Le habló respecto a la tradición que tenía su familia de trabajar en la servidumbre, contándole que su padre llego a ser mayordomo del presidente Clinton, y que su madre había dedicado toda su vida a ser sirvienta de madres solteras. La mirada de Patrick era cautivante, y este le parecía realmente simpático y carismático. Cuando esta se dirigió a él cómo "Mr. Williams", este la corrigió y le dijo que podía simplemente llamarle Patrick. Parecía cómo si en realidad Rosario podría tener una experiencia positiva con jefes que serían amables. Esta sería la primera vez que ella trabajaría cómo sirvienta después de haber dejado el entrenamiento que le ofrecían en la agencia. Parecía que no sería tan difícil cómo le habían dicho. Pronto su conversación fue interrumpida por Diane, quien se notaba algo acelerada y enojada; "Debo de irme, una idiotez ocurrió en el trabajo. Enséñale la habitación extra a Ramona", dijo la mujer y partió con un bolso en su brazo. Patrick y Rosario sonrieron. El primero se disculpó por la confusión de nombres que su mujer había tenido pero esto no le preocupó mucho a Rosario. "Bueno, tu cuarto esta en el tercer piso a la derecha del ascensor, el cuál esta justo al lado del despacho. Ponte cómoda mientras te hago un platillo de bienvenida", dijo Patrick con su carismática voz y sonrisa. Rosario le obedeció y tomo sus cosas para dirigirse al elevador. Le pareció que este era una primera impresión bastante buena. Se sentía preparada para servirles a Diane y a Patrick.
ESTÁS LEYENDO
Polvo Y Dietas (Reinterpretación #3)
RandomUna joven delgada llamada Rosario es contratada como sirvienta para el matrimonio de Diane y Patrick. El problema será que Patrick tiene una pequeña obsesión con Rosario y su pequeño cuerpo de porcelana. Basada en la Novela "Dusting and Diets (maid...