PATRICK (Cap. 8: Brisa)

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    Rosario se lanzó a la cama, la cual trono como nunca lo había hecho. Patrick se puso encima de ella, y comenzó a besarla apasionadamente. El ruido de su plano abdomen retachando con el de una gorda Rosario iba a la par de "Fade" de Kanye West, canción que sonaba en el fondo mientras ambos se encontraban en el acto. Patrick comenzó a ayudar a Rosario a quitarse la ropa, para eventualmente comenzar a besarle los senos y a sobarle su gorda - y llena de estrías - barriga. Rosario besaba el cuello de Patrick, sintiendo lentamente el bello sabor de su piel y lo suave que era. Patrick era el tipo de chico por el cual Rosario siempre había estado enamorada, y a pesar de que tenia una extraña afición por verla comer y verla engordar, seguía pensando que era un hombre único. Estaba cautivada por su belleza y su forma de ser. Era como si fuera un ángel que hubiera bajado a convertirla en una gorda. Ser gorda había dejado de ser una imperfección, y en su nuevo retorcido mundo era ahora un alago. Sus gordas piernas moviéndose en la cama, debajo de las piernas de Patrick, eso era ahora el tipo de escenario que quería en su vida. Aún así se sentía mal respecto a lo que hacía. Era un hombre casado, y sabia que tentarlo sexualmente no era del todo saludable, ya que eventualmente los secreto siempre son revelados, y temía que una vez que ese secreto se revelara todo el aumento de peso se convierta en una carga en vano. Le gustaba ser gorda... pero solo cuando Patrick se lo pedía, no pensaba engordar cerca de algún otro hombre. Estaba enamorada, pero no lo sabía aún. Patrick lentamente se agacho y comenzó a besar su panza. Su suave, gorda, redonda y jugosa panza. Estaba orgulloso de que había logrado convertir a esta chica petite en una mujer que lentamente comenzaba a disfrutar el ser gorda. Era como una fantasía hermosa y retorcida. Lentamente bajo los calzoncillos de Rosario, quien le dio una sonrisa coqueta y prosiguió a darle un condón que se encontraba en la mesita de noche al lado de ellos. "No quiero que ocurra un accidente", dijo Rosario sensualmente, Patrick se enderezo un poco y en su erecto pene colocó el condón. Lentamente se agachó y comenzó a penetrar a Rosario, quien sonreía mientras emitía gemidos y orgasmos. Los ruidos se escuchaban por toda la casa. 

   Durante el sexo Patrick se vio. Imagino por unos segundos que la chica en la cama era Diane. La Diane de la que se enamoro en el pasado. Se vio montado encima de su alguna vez obesa mujer, y recordó lo bellas que eran las curvas y las lonjas que ella desprendía. Los gemidos que sacaba. El placer que el producía el tener sexo con una mujer cómo Diane... pero sentía culpa. No era problema de Diane el tener que engordar para complacerlo, y el estaba más que consciente de ello. La admiraba por haberse comprometido a bajar de peso y haberlo logrado, pero no podía cambiar quien era en realidad. Patrick era un enfermo obsesionado con un fetiche que se le había salido de las manos. Igual comenzaba a sentir fuertes cosas por Rosario, algo que nunca había visualizado ya que desde el principio quería solo verla como un objeto sexual. Su sonrisa. Sus ojos. La bella manera en la que su color de piel lucía en cualquier prenda de ropa. Lo bella que era cuando era delgada, y lo preciosa que comenzaba a verse ahora que su aumento de peso era más que obvio. Rosario igual era una mujer por la que daría su vida, y se encontraba completamente conflictuado cuando trataba de decidir si seguir con Diane o botar a Rosario y tratar de salvar su matrimonio. No lo sabia. El fetiche ya había plantado una semilla demasiado grande en su cabeza, y realmente parecía imposible terminar con esto y simplemente seguir con su infeliz vida. Ya había llegado demasiado lejos con Rosario, y no planeaba terminarlo solo por los caprichos que su mente le ponía. Su matrimonio le dolía, pero en los últimos meses su obsesión por la gordura se había convertido en algo inaudito. Tenia a una chica que deseaba ser gorda, y no pensaba en dejarla ir. No importa lo oscuro que las cosas se pusieran, ella debía de tener el cuerpo con el que el siempre había fantaseado. Debia tener el cuerpo que Diane alguna vez había poseído. Lentamente la tomo de sus dos lonjas al lado de la cadera, y se vino. Rosario suspiró sonriente. No se había venido, pero al menos Patrick ya lo había hecho. Patrick se quitó de encima y se puso al lado de Rosario, casi en la orilla de la cama. 

   "¿Te gusto?", preguntó Rosario mientras se sobaba la barriga. "Estuvo... sensacional", contestó Patrick mirando al vacío. Rosario lo notaba, el hombre estaba aún bastante lastimado por lo que había ocurrido con su esposa. El hecho de que ella ya no se interesará por él lo lastimaba, y a pesar de que el mismo sospechaba que su mujer le engañaba, el hecho de que su alguna vez alma gemela comenzará a distanciarse no le hacía sentir bien. Tal vez a ella no le gustaba el Feederism, pero extrañaba esas viejas conversaciones del pasado. Incluso cuando ella adelgazo el seguía perdidamente enamorado de ella, y si bien el fetiche aún estaba en su vida, podía ponerlo de un lado y estar con la mujer que el había elegido como esposa. "¿Estas bien, cariño?", le preguntó Rosario a Patrick. Este dejo de mirar al vacío y lentamente dirigió su mirada a Rosario. La bella y obediente Rosario. "Si... es sólo que estoy recordando el pasado", Patrick regreso su mirada al vacío. Rosario puso una de sus piernas encima de las de Patrick, lo que a pesar de sacarle un poco la respiración a este ultimo, continuo mirando al vació. Rosario coloco su mano en el pecho del hombre, y se recargo en su hombro, observando la mirada de alguien que claramente estaba confundido con su vida. "Puedes decirme lo que piensas, no me pondré furiosa ni me asustaré", Patrick giró su mirada y miró a Rosario. "Estaba pensando en ella... recordé que alguna vez no tuve que engañarla ni recurrir a este fetiche, la vida era sencilla cuando solo eramos un par de veintiañeros que comenzaban a tener éxito", Rosario enderezo su cabello y observó a Patrick. El bello y atormentado Patrick. "Cuando tenía 12 años conocí a una vecina. Su nombre era Gabriela, teníamos aproximadamente la misma edad. Siempre fue una chica gorda, ¿Sabes? Ese tipo de chicas gordas que simplemente se ven tan seguras de si mismas que... me enamore de ella, y cuando menos me di cuenta me masturbaba pensando en ella", Patrick soltó una lagrima, y Rosario se la limpió mientras aún lo miraba, quería demostrarle que podía confiar en ella. "Eventualmente comencé a crecer, y descubrí este mundo, descubrí el feederism. Mi vida nunca volvió a ser la misma, ya que a pesar de que siempre fui el chico guapo y popular, casi siempre me encontraba soltero. Ninguna chica era como lo que yo creía era la verdadera y absoluta belleza. Hasta que ella llegó. Diane era perfecta. Su rostro. Su cuerpo. Era una chica que pesaba 130Kg, era el tipo de mujer que siempre había querido en mi vida. Al principio solo se trataba de mi viendo su físico y deseando engordarla... hasta que comenzamos a verdaderamente hablar, y me di cuenta que ella era algo más que una simple chica gorda. Tenia sueños. Tenia aspiraciones. Era inteligente. Diane lo era todo, y cuando decidió comenzar a bajar de peso me senti feliz por ella. Incluso cuando yo la encontraba perfecta tal y como era". Rosario observó a Patrick, quien a pesar de haber soltado algunas lagrimas no se encontraba llorando. Arrimo ligeramente su panza, y abrazó a Patrick. "La gente cambia, no siempre son lo que queremos que sean", le dijo Rosario a Patrick quien sonrió y le beso la cabeza a Rosario. 

   "Tengo algo para ti", dijo Patrick aún con la sonrisa y de un cajon al lado de la cama sacó una caja grande de chocolates, "Es chocolate europeo... te va a gustar, gordita", Rosario sonrío y se enderezo para sentarse. Puso sus piernas detrás de su trasero y levantó la panza para sobarla, Patrick comenzó a darle los chocolates mientras le repetía lo gorda que estaba y lo gorda que se pondría. Tal vez ella sería su segunda oportunidad para no arruinar las cosas. Rosario cerró los ojos, y comenzó a simular orgasmos cada que Patrick le daba un chocolate más. El pene de Patrick estaba otra vez erecto, y Rosario tenia ganas de volver a tener sexo. Patrick comenzó a sobar la panza de Rosario, y lentamente a besarle el cuello mientras esta dejaba lucir más su jugosa y lonjuda barriga. "¿Estas lista para el plato fuerte?", dijo Patrick y Rosario comenzó a abrir las piernas, preparada para ser penetrada... cuando de la nada la puerta del cuarto se abrió y un silencio invadio la habitación. Rosario abrió los ojos y miro a la puerta del cuarto. 

   "¡¿QUE CARAJO ESTA PASANDO?!", grito Diane desde la puerta del cuarto. En su rostro se denotaba enojo, confusión y asco. Patrick suspiró. Rosario volvió a cerrar los ojos, deseando que esto solo fuera una pesadilla. 

Polvo Y Dietas (Reinterpretación #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora