Ambos se miraron a los ojos. "Que No Salga La Luna" de Rosalia sonaba en el fondo. Rosario podía sentir esa extraña sensación adolescente que tenia años sin haber realmente repetido, mientras que Patrick sentía felicidad absoluta, por primera vez alguien se dejaría engordar por él. Sentía que su vida tendría sentido por primera vez. Rosario sabía lo que pasaría después de esa romántica mirada, y también sabia que no tenia otra opción. No era como que odiara la comida chatarra y alta en calorías que hacía Patrick, así que dejaba llevarse por los impulsos que este hombre le provocaba. Igual ya comenzaba a sentir el atractivo sexual hacía el ser alimentada, y le agradaba el como Patrick al final siempre terminaba convirtiendo sus lonjas y su panza en partes esenciales para el sexo. Era extraño, pero le comenzaba a gustar el ser la amante fetichista de Patrick, y al ser este un hombre tan atractivo le hacía sentir muy segura de si misma. No importaba que tan gorda y asquerosa se volviera, esto era lo que a Patrick parecía gustarle, era como deshacerse de una gran carga social que siempre le había parecido absurda. "¿Ya te sientes mejor?", le preguntó Rosario. Patrick le dio una sonrisa y prosiguió a darle un beso en los labios. "Mientras termino de cocinar, ¿Podrías ir a limpiar las ventanas? Están algo húmedas por el clima", le dijo Patrick mientras se alejaba lentamente, Rosario asintió con la cabeza y ambos se separaron. Rosario subió al segundo piso de la casa por su kit de limpieza, y mientras abría la puerta se encontró con un espejo... era verdad, Diane no solo estaba siendo grosera, sino que realmente Rosario se veía cómo una cerda en su ropa de sirvienta. Su gorda panza se notaba en la parte baja de la falda, y se notaban las estrías de esta. Sus piernas ya eran gordas, y en la parte trasera y baja de su culo comenzaban a notarse principios de celulitis. "Demonios. Se que he estado comiendo bastante pero, no... no había visto esto", lentamente se acercó al espejo, denotó su nueva figura de pera y toco algunas partes de su ahora ya obvia gordura. Ya no era una chica chubby, ahora ya no clasificaba en eso, ahora si era una gorda. "¡Debo de pesarme!", pensó para si y corrió hacía el baño, tomo una bascula y se peso.
"¡Carajo! ¡88Kg!", su rostro se notaba aterrado, "Ni siquiera llevo aquí tanto tiempo... eso es imposible". Se observo en el espejo del baño, era ella. Esa chica gorda latina era ella. Su rostro se notaba más rojo y relleno, así como sus cachetes y su papada comenzaban a cambiarle la forma de su rostro. Observo la papada. Era... linda. Le gustaba cómo lucia esa papada en ella, era como si siempre debiera haber estado una papada ahí. Agacho su mirada y volvió a contemplar su cuerpo. Estaba gorda. Tenia un cuerpo de pera, por lo que su panza era colgada y distribuida entre las grandes lonjas de su cadera. No llegaba a verse del todo colgada, pero ya no era el cuerpo plano de antes. Era un cuerpo de chica gorda. Lo observó. Se notaba jugosa. Femenina. Lo había pensado otras veces, pero era esta vez la primera vez que se sentía femenina. Se sentía hermosa. Alzó ligeramente su falda, observó su cuerpo gordo lucido en la lencería que traía puesta aquel día. Le gusto contemplarlo, y lentamente acaricio su cuerpo y se despeino el cabello. Mordió su labio bajo, y con una mirada coqueta guiño el ojo. Comenzó a reír de alegría, ya que por primera vez en su vida sentía que no era su físico el que estaba siendo adorado. Tal vez no era saludable lo que hacía, pero eso le estaba trayendo la felicidad. Era la primera vez en su vida en la que se sentía hermosa y femenina. Le dio una repasada rápida a las ventanas, y sensualmente - aún despeinada y con su uniforme arrugado y dejando visibles partes de su panza y sus senos - bajo a la cocina. Patrick la observa sentado desde su mesa. Rosario se sienta frente a él, y recarga sus brazos en su cuello. "Hazme cambiar de opinión", dijo Rosario. Patrick la observó con amor, y puso su mano en su mejila; "Gracias por ser perfecta", ambos se dieron un beso rápido, en lo que Patrick se levantó y amarro a Rosario a su silla. Tomo de la mesa un montón de pasta con crema, pan, dos litros de soda y una rebanada algo grande de pastel de chocolate. "¿Crees que en realidad pueda terminarme esto?", pregunto Rosario con una sonrisa coqueta. "Claro que puedes, haz comida más otras veces", dijo Patrick con una sonrisa en el rostro. Rosario lo miro de manera sensual y mordiendose el labio y moviendo las piernas dijo; "¿Prometes que me tocaras el cuerpo después?", Patrick acepto con una risa algo apagada y apresurada por comenzar.
Rosario comenzó a comer la pasta de manera apresurada, y no podía negarse a ello, ya que le encantaba ser acariciada por Patrick, y este nuevo cuerpo comenzaba a agradarle. Cuando paso al pan comenzó a notar que la cuerda con la que estaba amarrada se sentía cada vez más apretada. Ahi empezó a ver y a imaginar escenarios sexuales que nunca había concebido en toda su vida, o al menos no desde una perspectiva fetichista. Una serie de infinitas posibilidades en donde ella llegaba a pesar 120Kg. Una vida en la que ella se recostará en la cama comiendo y teniendo sexo con Patrick, mientras cada día engordaba más y más. Quería ser una gorda de primera. Quería tener que deshacerse de toda su ropa y comenzar a vestirse con tallas grandes, las cuales con sus horribles diseños la hicieran ver más gorda y más vulgar. Quería ser la cerda de Patrick, pero también quería ser la única persona en la vida de este... no podía, a pesar de estar excitada sentía tristeza por Patrick y su situación con Diane. Mientras Patrick igual pensaba en su esposa. Observó a Rosario comer y comer, y dentro de si veía a Diane creciendo con él. Amaba a Rosario, y sentía que era una chica hermosa, pero Diane siempre había sido a la mujer a la que el quería alimentar. Era la chica ideal para ser su esposa gorda, pero ella simplemente se había perdido dentro de toda esa obsesión con el físico. Patrick nunca le había comentado nada al respecto de sus gustos físicos, y de sus fetiches, por lo que ella tampoco tenia razones por las cuales sentirse mal por no complacerlo. Simplemente eran un par de desconocidos casados. La silla tronaba, y Patrick lentamente trataba de desviarse de pensamiento y observar a Rosario. El color de su piel. Su rostro. Tal vez ella era igual de hermosa que la gorda Diane, pero aún asi no tenia la misma carga emocional para él. Rosario ahora se encontraba tomando la soda, y ahora con la panza totalmente salida dejaba denotar sus verdaderos atributos. Esas deliciosas y preciosas lonjas. Había pasado de petite de 45Kg a una gorda de 88Kg. Había superado el doble de su peso anterior en cuestión de meses. Pero mientras veía a Patrick y terminaba el buffet con una deliciosa rebanada de chocolate, lo pensó. Tal vez si era momento. Quería engordar más. Quería ser una gorda de verdad. Lentamente se acercó a Patrick y comenzó a besarlo aún atada. Patrick le siguió y pronto la silla de la mesa se rompió. Rosario cayó justo de culo. Ambos reaccionaron y en cuestión de segundos se encontraban riendo. Patrick desato a Rosario y comenzó a besarla apasionadamente. Aún luchaban con los mismos demonios, pero tal vez juntos lo lograrían superar.
"Vamos a mi cuarto", dijo Patrick y Rosario acariciándole el miembro le susurró algo sucio. Patrick sonrío y ambos subieron entusiasmados a la habitación. Mientras tanto en alguna parte del país, un cliente le decía a Diane que se cancelaba la junta que tenían planeada para ese día. Diane después de contemplarlo un rato mientras observaba su celular y pensaba en el futuro de su matrimonio, decidió regresar a su casa y darle una sorpresa romántica a su marido.
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Polvo Y Dietas (Reinterpretación #3)
RandomUna joven delgada llamada Rosario es contratada como sirvienta para el matrimonio de Diane y Patrick. El problema será que Patrick tiene una pequeña obsesión con Rosario y su pequeño cuerpo de porcelana. Basada en la Novela "Dusting and Diets (maid...