Capítulo 24

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-Justin-:

Vacié la botella de cerveza en el fregadero luego de apenas haber tomado dos sorbos relativamente pequeños. Por alguna razón no tenía ganas de beber esa noche.

Recorrí la sala vacía y oscura sin intenciones de hacer nada más interesante con mi vida, como ir a algún bar y tirarme a alguna prostituta, o arreglar asuntos pendientes con desgraciados que me debían unas grandes. Simplemente no tenía ganas de hacer absolutamente nada, pero tampoco me sentía tranquilo. ¿Por qué mierda la vida es tan confusa a veces? No lo sabía, y probablemente nunca lo entendería. Quién sabe.

Pensé en ____. Ella es ese tipo de persona molesta y pesada que de repente quieres estrangular, pero que luego te consigues mirándola e imaginándote una vida entera con ella. Era una verdadera lástima que mi futuro estuviera jodido, y tan incierto que de seguro nunca podría tener hijos, ni esposa, ni vida, probablemente. Lo que yo vivía no era vida. Pero, si yo no hubiese estado donde estoy, de seguro que no dudaría acerca de ella.

Y entonces me encontraba pensando en ella como un puto enamorado otra vez. Gruñí por enésima vez en el día, dentro de mi cabeza esta vez. ¿Por qué es que me atraía tanto una chica-rica-novia-de-un-gilipollas-popular? Lo más seguro era que actuara como una de esas niñatas superficiales que sólo respiran por sexo, me lo había demostrado la última… vez.

Podía verlo, su novio le importaba más que su vida. A pesar de la vida que llevo, nunca pude entender el afán de las mujeres por complacerlos a ellos en lugar de su propia vida, o sus propios intereses. ¿Es acaso así como el amor funciona? Si es correcto, entonces, ____ de veras que estaba enamorada de ese chico. Y me lo tenía que meter en la cabeza.

Agarré el teléfono celular de la mesa de la sala, y marqué el número ya memorizado sin siquiera estar pendiente de lo que marcaba en la pantalla. Mientras repiqueteaba, me tiré en el sillón con los brazos abiertos, deseando que alguien estuviese ahí conmigo. Había días en los que yo me sentía muy solo, a pesar de tener a Ryan y a Chaz… No era lo mismo. Era como estar rodeado de un montón de gente que nada entiende, ni sobre ti, ni sobre tu vida. Pero ¿qué podrían entender ellos, si ni a veces yo mismo lo entendía?

Entonces me di cuenta de que llevaba más de cinco minutos esperando una respuesta. Colgué y volví a llamar, nada. Repetí la operación. Nada. Nadie contestaba. Me levanté del sofá de sopetón, ____ me había mentido. ¡Se había ido a la jodida fiesta! En cinco minutos podría estar muerta, o quizá ya lo estaba. Esa niña testaruda y caprichosa me llevaría a los confines de la perdición. Me agarré los cabellos, jalándolos hasta que me dolieron las sienes, y me apresuré a guardar el teléfono en mi bolsillo, deseando que en el camino ella contestara y no hacerme querer matarla.

Salí por la puerta disparado, encendiendo y arrancando el auto ignorando los insoportables chirridos de los neumáticos cuando derrapé. ¿Y ahora qué coño hago? No podía llamar a Ryan sin estar seguro de que Smith andaba por ahí, porque también pudo haber sido una trampa para joderme la vida… O efectivamente ya estuvieran ahí torturándola. ____, con cada paso que daba, se conducía a sí misma a su propia muerte. Mierda, mierda, mierda.

-____-:

En Oasis, la población ricachona y ebria era equivalente a muchachos de dieciséis en adelante, la mayoría hijos de gente importante o extranjeros con mucha pasta. Nunca verías a gente de bajos recursos merodeando por ahí mientras se fumaban un cigarrillo, pero eso no significaba que por ahí no se circularan armas, droga e incluso se encerraran en los baños en busca de sexo crudo. Me pregunté si Tyler haría eso conmigo. Quizá lo hiciera, pero aún no se le veía borracho.

Me atajó de la cintura cuando intenté pasarle de largo y emití una leve sonrisita. Matt me observaba desde el otro lado del salón a través de sus profundos y aplastantes ojos mieles, repletos de odio y de resentimiento. Quería estrangular a Tyler desde el primer momento en que se enteró de que él me atraía, y a veces lo creía capaz, mucho, más capaz de lo que yo pensaba. Megan me saludó con la mano y me guiñó el ojo con picardía, insinuándome que hoy-tendrás-sexo-con-Tyler-Montgomery. Rodé los ojos con una sonrisa, mientras sentía el rubor correr directo hacia mis mejillas pálidas.

Lost | Adaptada | Justin Bieber y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora