Capítulo 1

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MACKENZIE

"Chica de 16 años algo pesimista pero alegre a la vez" sería ese una buena y exacta descripción de mi? No lo creo.- Me decía a mi misma mientras leía una sección de una famosa revista que encontré junto al sofá del pequeño living de mi habitación. La sección se titulaba <<Corazones solitarios>> Era increíble como las personas podían encontrar una pareja publicando acerca de lo solos que estaban en una revista, pensaba.

-Estoy completamente sola (en el estado civil se podría decir) y no lo ando compartiendo con la sociedad por medio de absurdas publicaciones.- Dije en voz alta, mientras escuchaba una pequeña risa, me volteé y ahí estaba mi hermano burlándose como siempre de los ingenuos pensamientos de una adolescente.

 Matías, mi hermano, era algo fuerte de carácter,  con una actitud prepotente, al ser el menor de 3 era el más consentido y aunque peleábamos demasiado yo quería mucho a ese idiota.

 El vivir con él implicaba escuchar su batería todos los días; aunque me agradaba la idea de tener un músico en la familia, el no poder hablar por teléfono sin tener que levantar la voz o no poder dormir un poco sin ser interrumpida con ese "melodioso" ruido era lo que ponía mis pelos de punta. Pero creo que con el pasar de los años aprendí a vivir con ello, solo me resigne y seguí con mi vida.

Continúe pensando en la futura publicación que enviaría cuando envejezca y necesite un poco de amor, a nadie le viene mal un poco de amor.

- ¡Mackenzie! – De repente un grito me saco de mis pensamientos. Baje a ver quien invocaba mi nombre y me encontré con Ani, fue una sorpresa para mí, ya llevábamos tiempo sin vernos así que le di un gran abrazo, ella me miró y con una gran sonrisa me dijo.- ¿Qué crees? ¡Volvemos a ser vecinas!- La conocía desde hace mucho tiempo, estuvimos juntas desde los 5 años, al terminar la escuela fuimos a secundarias distintas y para vernos  todos los días (a pesar de vivir en el mismo edificio) entramos al conservatorio de música y luego la vida decidió separarnos y 6 años después estábamos juntas otra vez. Yo la consideraba  mi hermana y la extrañe muchísimo, no iba a desperdiciar ni un solo segundo mas, además tenía que contarme muchas cosas.

Ani me propuso ir a conocer su nuevo y humilde hogar, que tan solo se encontraba a dos casas de la mía, luego de caminar unos cuantos metros solo sentí como mi mandíbula cayó al piso al ver esa gran mansión, que era todo menos humilde. Apuesto lo que sea que si no me dan un GPS, una brújula o un mapa podría perderme ahí dentro. Era tan grande que un ejército de aproximadamente unos mil soldados cabrían cómodamente, definitivamente el trabajo de la madre de Ani en Madrid les había caído como anillo al dedo.

Después de unas cuantas horas  y de recorrer cada espacio de la casa, llegamos por fin a la habitación de Ani, juntas nos desplomamos en la cama soltando un gran suspiro que simulaba lo cansadas que estábamos y empezamos a reír a carcajadas. Entre risas y cansancio algo jadeante me dijo.- De verdad extrañaba tu escandalosa risa.- Reí, para segundos después lanzarle una almohada e imitando su agudo tono de voz sarcásticamente contesté.- Y yo extrañaba tu “melodiosa” voz.

Ella era muy enamoradiza y coqueta, recuerdo que su primer beso lo dios cuando empezamos la escuela

Mientras íbamos desempacando y hablando de lo increíble que es Madrid encontré una foto de Ani junto con un apuesto chico, y con algo de picardía la mire, al mismo tiempo que veía como un color rojizo se apoderaba de sus mejillas e inmediatamente la habitación se convirtió en un ring, en el cual el principal objetivo era obtener la foto.

 Ani corría detrás de mí en un intento fallido por arrancharme la foto, minutos después nos quedamos una frente a la otra, yo sin darme cuenta estaba parada sobre una alfombra y al ver las intenciones de Ani traté de retirarme pero fue demasiado tarde, ella con todas sus fuerzas haló la alfombra haciendo que mi cuerpo resbalara y rebotara un par de veces en el piso, luego de algunos minutos fingiendo estar muerta o por lo menos algo aturdida por el golpe, y oyendo como Ani repetía.- Mack, ¿estás bien?. Por favor contesta.- empecé a rodar hasta llegar debajo de su cama donde podía estar a salvo y gritar con toda la libertad del mundo, así que con voz de protesta dije.-¡Me quedaré aquí debajo hasta que tu decidas compartir tu secreto, que de seguro debe ser algo absurdo e insignificante!

Ani ya cansada de mi inmadurez se arrodillo en el piso y al verme dijo.- Vamos Mackenzie, ¡Sal de ahí! Tienes 16 años no puedes andar por la vida comportándote de esa manera.- Ella y sus sabios consejos.

Vi su mano estirada en señal de tregua, la mire directo a los ojos y le dije.- ¡Escupe la sopa amiga! – Se puso de pie y su suspiro me lo dijo todo, era hora de salir de mi guarida súper-segura. Se sentó en la esquina de la cama y con la mira dirigida al piso me dijo.- Es muy doloroso recordarlo, pero está bien, te lo contaré todo.

Rocío, un poco aturdida por la mudanza, se sentía exhausta y lo único que nos pidió era dejarla descansar en silencio.  Pero creo que el ruido que llegaba a sus oídos desde el tercer piso no la dejó, poniendo sus pelos de punta al extremo del enfado.

Cambiamos inmediatamente de tema al momento de oírla subir por la escalera, y por la expresión de su rostro podía asegurar que escucho un parte de nuestra conversación. No preguntó ni dijo nada, creo que no hizo falta, ella sabía que cuando Ani estuviese lista para contarle lo que pasó lo haría. La notaba curiosa e impaciente pero permaneció en silencio.

Luego de unos segundos mirándonos en silencio, empezó a hablar, ya saben para romper el hielo. – Mackenzie, me alegra tanto volverte a ver, estás tan linda, no sabes lo tranquila que me siento sabiendo que Ani cuenta con una amiga como tú. ¿Desean algo de tomar?-

-Gracias señora, de verás me alaga mucho, me encanta convivir con Ani es la mejor. – Me limité a responder algo cortante y nerviosa, la distancia había hecho que perdiésemos un poco de confianza, antes de que se mudaran llamaba <<Roci>> a la madre de Ani. 

Ani me sonrió tiernamente, esa era su respuesta a lo que yo había dicho anteriormente. -No mamá, gracias acabamos de ir a la cocina por jugo.- Le dijo a su madre, Roci cerró la puerta y nos dejo solas de nuevo.

El acto que acababa de presenciar hizo que me de cuenta que no debía presionar a Ani para que me lo cuente, ella me lo dirá cuando vuelva a confiar en mí o simplemente cuando vuelva a confiar en ella misma y pueda ser (o parecer) fuerte al contármelo.

-Ani, lo siento.- La mire y se lo dije, de verdad lo sentía.

-¿De qué hablas Mack?- Me miro confundida.

De la escena que hice por lo de tu secreto, no tienes que contármelo si no quieres. Es tu decisión. Es más no me lo digas, no lo merezco. Soy una mala amiga.- Así me sentía, una pésima amiga, había tanto de que hablar y yo solo pensaba en sacarle información de su vida en Madrid. ¿Qué pasaba conmigo?

Ani no lo hubiera hecho, ella no habría actuado tan inmadura como yo, solo hubiera esperado a que yo se lo dijera todo. Sin presiones.

**

A la mañana siguiente desperté algo tarde, mejor dicho temprano para ser domingo, me quede pensando en la plática que tuve con Ani. Su madre, nos interrumpió justo después que ella empezó con la historia, después no me dijo mucho. Lo único que recuerdo haber oído es un nombre, Robert, nada más solo un nombre.

Recordé que debía preparar mi ensayo final, era algo largo, de hecho muy largo, yo y mi bendita cualidad de dejar todo para el último momento. Apagué mi celular, computador, televisión y todo objeto electrónico que pudiera distraerme.

Dos horas después, no me había despegado de las hojas por 120 minutos definitivamente iba progresando, salvo que era domingo, me faltaba prácticamente todo y que a la mañana siguiente a primera hora el ensayo completo debía estar sobre el escritorio de mi maestro, que por cierto no era uno de mis favoritos.

Baje por algo ligero, tenía demasiada hambre, no era de sorprenderse pues no desayune nada. Encendí mi celular por un momento y tenía 8 mensajes nuevos de Ani, de verás quería verme, note su desesperación por contarme algo incluso a través de la pantalla pero no la llame, tenía poco tiempo para realizar el ensayo y no podía obtener una calificación de 0 (otra calificación de 0). Me pregunte si ella quería seguir con el profundo secreto de su trágica historia, y tal vez eso era algo importante que necesitara decirme.

<<No Mack, no. Debes terminar de escribir algunas hojas, y por algunas quiero decir demasiadas hojas  sobre la importancia que tuvo la Guerra fría y otras muchas cosas aburridas. >> Gracias por recordármelo mente, como siempre tan oportuna.

¿Les dije que hablaba conmigo misma? extraño, lo sé pero a veces me ayudaba mucho. Creo que yo era la única persona en la que realmente confiaba. 

¿Dos de Tres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora