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—Ya puse el chip de FRIDAY en el traje— le dijo Allana a Tony en cuanto este cruzo la puerta a su no tan pequeño taller. La chica tlaqueba rápidamente en una computadora.— Dime que lo tienes.—dijo dándole una sonrisa a su hermano mayor.
—¿Alguna vez te he negado algo Ana?—pregunto burlón besando su cabeza. Hacia mucho que Tony no le decía Ana, en parte por que sabia que no era el apodo favorito de la castaña.—Recuerdo aquel día que te sacaron una muela y me hiciste conseguirte una muñeca con tal de que pararas de llorar. Siempre fuiste una insufrible— se burló empujándola dentro de un cuarto.
—Cúbrete los ojos—pidió tan pronto llegaron a una habitación, Allana era pésima con las sorpresas y Tony por supuesto que lo sabia, por eso rodo los ojos y le cubrió los ojos el mismo recibiendo un gruñido como respuesta.
Encendió las luces y retiro las palmas de sus ojos con calma.
Allana no pudo sostener el grito de felicidad que ansiaba con salir de su garganta.
—¿Te gusta?—pregunto el millonario orgulloso de su obra.—Nat dijo que ese color se te vería genial.
Se cruzo de brazos mientras su hermana se acercaba a tocar la tela del traje. Era blanco con detalles plateados. Cómodo, fácil de usar...bueno para correr. Femenino, seductor y exótico.
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