Capítulo 18. Consumándonos Ante el Deseo | Corregido

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Juliett observa las manecillas del reloj moviéndose sin detenerse, tic tac, una y otra vez

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Juliett observa las manecillas del reloj
moviéndose sin detenerse, tic tac, una y otra vez. Luego de que su ex marido le entregara los papeles firmados, ella debía dar una última firma reconociendo la manutención, pero ella no podía.

—Solo esto y todo terminará, cariño —le avisó su padre, pero ella seguía sin querer firmar.

—No puedo papá —se negó ella mientras las lagrimas cubrían su rostro.

—Es difícil, lo se, pero es por el bien de los cuatro. Es lo mejor para todos —insistió el padre de Juliett, harto de que Elijah siempre lastimará a su hija y a sus nietos.

Juliett limpio las lágrimas y se acercó al papel, su mano temblaba, ella no se sentía dispuesta, pero después de cinco minutos el divorcio ya era oficial.

Suspiro con melancolía.

—¿Puedes ir por los niños y Sofía, a casa de Silvia? —le pregunté y este asintió un poco nervioso— iré a la casa por la ropa que falta y algunas cosas.

—¿Quieres que te acompañe? —me pregunto, pero me negué de inmediato.

No tenía sentido que me acompañará porque complicaría más las cosas y no quería más discusiones.

—No te preocupes, papá —sonreí o al menos traté—, me ocuparé de eso y luego iré a casa.

Por el momento viviríamos en casa de mi papá, porque aunque Silvia me ofreció vivir con ella. No lo vi responsable, era la mamá de mi ex esposo y aunque ella me quería seria más fácil que Elijah llegara pidiendo perdón, pero si vivía con mi papá, Elijah no se acercaría.

Y con todo el dolor de mi corazón, quería que él ya no se acercará. Nunca más.

***
Omnisciente

Por otro lado, Elijah no se encontraba del todo bien.

Luego de entregarle los papeles de divorcio a Juliett, él de inmediato se comunicó con Camila. Y le hizo saber que sólo estaría con ella en los momentos de la ecografia o cuando fuera necesario.

Se vio con urgencia de cerrar su corazón, indispuesto a volver a amar, o volver a sentir algúna clase de sentimientos románticos por otra mujer.

A veces, por las noches lloraba en silencio rogando que fuera un sueño todo eso, pero el mismo dios o lo que sea que exista, se negaba a aceptar que Juliett ya no estaría a su lado.

En el momento en el que Juliett llegó a la casa, observó desde la ventana. Y se sorprendió, supuso que venía por sus cosas, quiso salir e irse de ahí, pero no pudo o más bien no quiso.

Escucho el timbre resonar por la enorme casa y bajo del segundo piso con cuidado, asustado como un niño pequeño.

Abrió la puerta nervioso y observó a su mujer, a su ex mujer.

Déjame Ir | FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora