día 37

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____________(días después)____________

Todo estaba relajado, los caminantes del bosque de perdieron entre todas estas horas.
Dilan y yo nos encargamos de ser lo más silenciosos posibles, teníamos aún demasiado miedo como para enfrentarnos a más caminantes y salir para posiblemente encontrar nada.

Era de mañana. Ya estaba mucho más relajada, pero aún muy lastimada.
Tobias aparecía en mis sueños cada vez que intentaba dormir.
Igual Tom, incluso soñaba a los dos al mismo tiempo. Era horrible.

Baje a la cocina donde Dilan estaba devorando un par de latas de comida.
Le sonreí y él asintió, ofreciendo un poco de café recién echo.

—¿Como lo hiciste? Pregunté mirando la taza blanca con el líquido café húmedo.

—calenté agua y tenía unos sobres de café guardados en mi mochila.

Pasaron las horas, la tarde había caído en todo su esplendor.
Me sorprendía que Dilan, solamente este de paso.
Porno haríamos al lugar donde lo esperan, el nuevo grupo que Dilan y el resto de los chicos habían formado sin Tom ni yo.

—¿Es lindo? Pregunto.

—claro. Te va a gustar.
Solo que máximo podríamos partir mañana, necesitamos regresar, es un camino largo.

—entiendo —.
Sí me iba junto con Dilan, tendría que hacer aún más cosas para poder encontrar a Tom, de echo posiblemente piense en no acompañarlo.

—y tú ¿Ya estás mejor? Cuestiona Dilan, ya más serio

—si. Solo que... Es difícil— baje la mirada, aún sostenía la pequeña taza de café con solo una pizca de café en ella.

—lo se. Todos perdimos a alguien.
Ríe con nerviosismo.
—por cierto... Debes saber qué.

Algo nos impresiona de inmediato.
"Disparos"... Provenían de afuera. Eran fuertes y causaban un estruendo fuerte y sonoro en las esquinas baldías del condado.

—¡pero que mierda! Grita Dilan.

De afuera también se escuchan gemidos de los caminantes de la zona. Esos caminantes errantes que parecen no abandonar el condado y las casas de ciertas partes. Era casi como si les perteneciera.

—¡Vamos! Ordenó.
Agache la cabeza y salimos de la cabaña donde una manada pequeña de caminantes no recibió. Estaban todos alrededor de quien parecía el atacante. Disparaba sin compasión, y sin importarle el ruido que hiciese.
Nos aproximamos, pegados a la pared de la cabaña. Evitamos por completo salir a la avenida y enfrentarnos a un mar de balas que era imposible determinar su ubicación.
Llegamos a la casa vecina donde ya el extraño había matado a más de la mitad de los caminantes.
Faltaban algunos y no dudamos en ayudar a la persona.

—¡No dispares más! Grito Dilan.
Ambos nos acercamos hacia la gran multitud de muertos vivientes, mientras que con nuestros cuchilla comenzamos a asesinar a todos y cada uno de ellos. Caín conforme el filo de nuestros afiliados cuchillos, dejando un ruido nada ajeno entre nuestros oídos. Eché asqueroso ruido como si chocadas algún fierro en carne.
Pasaron más de cuatro caminantes por nosotros y más balazos nos ayudaron.
Unas cuantas balas penetraron en las cabezas de los muertos. Manchando de sangre nuestras ropa y rostros.
De pronto vimos caer a un sujeto al suelo de rodillas. Tenía sangre en una de sus piernas. Era fácil de ver.
Pronto termine con la vida de los últimos dos caminantes.

Levanté la vista para ver al chico que tenía un rifle en el suelo. La cabeza baja y con las manos apoyadas en el suelo.

Dilan se puso en guardia, y miro desde unos metros de distancia menos que los míos al sujeto.

tom hiddleston y tu : The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora