Y el trono cayó junto con el clan murciélago, la guerra comenzó y los grupos se dividieron más. Y se crearon los rebeldes cuya única misión era proteger al último sucesor del trono y el futuro rey rogaba porque alguien encontrase su diario y lo llev...
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【D e n i c e:】
Sentía tanto miedo en ese instante, reconocí esa voz tan fría y macabra, era el hombre que había soñado hace un tiempo atrás. Tomé sus manos con las mías y traté de quitarlas de mis ojos y boca, aquel ente me soltó y rápido me aparté de él, giré mi cabeza para ver el rostro de mi apresor.
Su cabello era blanco y largo, su piel pálida y sus ojos grandes y de color ámbar, era un hombre hermoso, tan hermoso que cualquier mujer u hombre haría lo que fuera que él pidiera, belleza de otro planeta. Hipnotizada por su apariencia me acerqué a él a pesar del miedo tan profundo que le tenía a ese desconocido.
—¿Quién eres tú? —pregunté en voz baja mirándolo fijamente.
—Eso no deberían de importarte ahora —su voz me intimidaba mucho—. Solo vine a cumplir lo que alguna vez te dije en un sueño.
Dejé mi shock de lado y entré en cuenta de que tenía una daga en su mano. Me levanté rápidamente de mis aposentos y me aparté de él.
—¡Aléjate de mí! —grité desesperada.
Aquel chico rio a carcajadas ante mí petición, se levantó de la cama y se acercó a mí tan rápido que me acorraló contra la pared y colocó la punta de la daga en mi cuello.
—Te dije que te fueras, te dije qué así vivirias, tonta, preferirse quedarte, ¡Ahora muere, ladrona!
—¿¡Ladrona!? —cuestioné antes de que me encajara la daga.
—¡Sí!, Eres una ladrona he impostora, solo viniste aquí para que ellos te dieran el objeto sagrado y así llevarlo al rey falso.
—¡De qué demonios me estás hablando! —¡Está completamente loco!
—¡De que eres la impostora de la profecía!
—¿¡CUÁL ES ESA MALDITA PROFECÍA!? —lo empujé con todas mis fuerzas—. ¡Tú y esos estúpidos fantasmas solo hablan de una maldita profecía de la que no entiendo absolutamente nada!
—Espera... ¿Haz visto a los hermanos? —preguntó mientras bajaba la daga.
—Si te refieres a esos cinco fantasmas que vagan por esta mansión y que no hacen más que confundirme, pues sí, son esos.
El hombre de cabellos blancos tiró la daga y se arrodilló ante mí agachando su mirada, tomó mi mano y puso el dorso de ésta en su frente.
—Perdóneme por no reconocerla, señorita Denice, salvadora del Macai —retiré mis mano rápidamente.
—A qué te refieres con, salvadora del Macai y cómo es que sabes mi nombre —alzó su mirada y se levantó.
—Todo el inframundo sabe de ti, sabe tu nombre y lo qué harás para salvarnos de ellos, saben que tú eres la chica de la profecía.
Estoy segura de que si abrían más mis ojos estos se saldrían de mis cuencas, ¿Cómo demonios me metí en esto?
[ N a r r a d o r a: ]
A lo lejos de aquella mansión, en una colina sin arboleda, se encontraban dos jóvenes parados mirando fijamente hacia la mansión con una gran sonrisa en sus labios.
—No puedo creer que lo haya logrado... —dijo el más alto antes de desaparecer de ahí con una sonrisa en sus labios.
