3. ESPERANZA

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16 de enero de 2018

Habíamos llegado al colegio con el sonido de la segunda campana golpeándonos los tímpanos. Mi profesora de Lengua estaba cerrando la puerta cuando nos vio correr por el pasillo en su dirección, pero no tuvo el detalle de permitirnos el paso, lo que nos hizo volver sobre nuestros pasos hacia la recepción.

Allí vimos al señor Carson, director del instituto y entrenador del equipo de béisbol, aunque no era un deporte demasiado popular, a él le apasionaba. Hoy había decidido vestir su chubasquero de los Tampa Bay Rays, el equipo de Florida, de color azul marino a juego con la gorra decorada con las iniciales TB.

Nos saluda con énfasis, está claro que ya se ha tomado sus dos o tres dosis de café, y nos indica que entremos en su despacho.

— Buenos días, chicos — extiende la mano señalando las dos sillas que se encuentran delante de su enorme escritorio, siempre desordenado y decorado de dibujos de sus hijos por las paredes — ¿Cómo van los entrenamientos de atletismo, Dylan?

— Bien, señor, nos preparamos para las últimas competiciones antes de los estatales.

Después de unas cuantas preguntas más, termina el interrogatorio de mi novio y le deja marchar con una nota que le permitirá volver a la clase de la señora Taylor. Me dedica una sonrisa antes de irse con su mochila colgada de un solo hombro.

— Ally, contigo quería hablar acerca del baile de fin de curso, ¿qué tal va la recaudación?

Como presidenta del consejo estudiantil, debía estar al tanto de todos los eventos que tenían lugar y de cómo y dónde se harían. El baile de fin de curso era el acontecimiento más importante del año, incluso de toda tu vida en el instituto. Nos lo tomábamos más en serio que en High School Musical.

Hasta ahora, no había sido consciente de lo difícil que era organizar todo, por suerte poseía una gran obsesión por el control, para mí, era hasta divertido. Dylan siempre me decía que había nacido para este puesto.

— Casi hemos alcanzado la cantidad necesaria para cubrir todos los gastos. Si el equipo de atletismo sigue batiendo récords, superaremos la cifra esperada.

Muchos alumnos se habían volcado con la causa realizando múltiples actividades, pero las que más éxito tenían, eran las que se hacían durante las competiciones deportivas.

— No te robo más tiempo, que tengas una buena mañana — me dejó ir tras hablar sobre el club de teatro y su obra de primavera.

La primera clase ya había llegado a su fin y los pasillos estaban llenos de estudiantes que aprovechaban el descanso para tomar algo en la cafetería o pasar por sus taquillas.

Yo decidí hacer lo segundo, seguramente me encontraría a Dylan esperándome junto con Caroline y Josh.

Me sorprendí al estar equivocada, junto a mi casillero solo estaba Melanie, quien ojeaba la pantalla del móvil con mucho interés, probablemente analizando todos los aspectos de cada una de las historias que los estudiantes del Beaufort High School subían a sus cuentas de Instagram.

— Hola, ¿dónde están todos?

— Cuando llegué no había nadie — me responde mientras guarda su móvil en el bolsillo de su pantalón — ¿De dónde vienes tú?

— Del despacho del director. Temas de la presidencia estudiantil — aclaro.

— No te imagino yendo al despacho del director por otra cosa, Ally.

Caminamos juntas hacia mi siguiente clase, en donde encuentro a Dylan sentado sobre la mesa de su pupitre, en segunda fila y justo detrás del mío. Está hablando con un compañero cuyo nombre desconozco, pero cuando entro en el aula, su mirada se desvía hacia mí y me sonríe con la mirada. Es la única persona capaz de hacer eso.

Regla de tres [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora