18 de enero de 2018
No me lo podía creer. No podía estar pasando. Esto no era verdad.
La expulsión era algo muy serio y más si se trataba de Cole. No podía imaginármelo capaz de hacer algo así. Él no es así. Él no era así.
— ¿Tenéis pruebas? — aunque trato de parecer tranquila, la voz se me rompe y consigo ganarme miradas de compasión por parte de la mayoría de los presentes.
— Lo ha confesado él — me contesta el director — un alumno lo pilló en los vestuarios masculinos. Fue ese chico el que vino a avisarnos acompañado de Cole.
Él no es así, él no era así. Es lo que trato de repetirme una y otra vez.
Me duele pensar que pudiera haber cambiado y yo no haberme dado cuenta. En ese momento, los dos años desde la muerte de Jackeline se me echan encima y no soy capaz de soportar el peso.
A pesar de que sé que es lo último que debería hacer, me cubro la cara con las manos y comienzo a llorar. Un remolino de emociones hace que me sea imposible controlarlas todas, hacía tiempo que no me sentía así.
Dos años. Nos había llevado dos años alejarnos el uno del otro, convertirnos en completos desconocidos después de haber vivido tanto juntos.
Me había llevado dos años acostumbrarme a su ausencia, a no hablar con él todos los días, a no responder a sus preguntas. Y me había llevado dos años darme cuenta de lo mucho que en realidad necesitaba todas esas cosas.
Cubrirnos las espaldas. Las palabras que una vez nos dijo Jackeline me vienen a la cabeza y me hacen reunir el valor para secarme la cara con las manos y a ponerme en pie.
Todas las miradas están puestas en mí, respiro hondo varias veces y me obligo a abrir la boca y dejar que las palabras que se me están atragantando en la garganta salgan.
— No pueden expulsarlo — me siguen analizando, pero no dicen nada, lo que considero una señal para continuar hablando — Hoy es el aniversario de la muerte de su madre, fue hace dos años.
Ahogo un sollozo y me esfuerzo por continuar hablando, me tiemblan las piernas y siento que en cualquier momento vayan a fallarme.
— Les aseguro que Cole no es un adicto.
Trato de parecer segura de mí misma, de mantenerme firme. Dirijo mis ojos aguamarina hacia el director, el cual me observa a través de sus gafas metálicas.
Ni yo misma puedo asegurar la veracidad de mis palabras, había pasado demasiado tiempo para que pudiese decir con seguridad quién era Cole ahora. Pero debía protegerlo, por Jackeline, porque se lo había prometido a ella. Y a él también.
— Un ultimátum — digo entonces y mis palabras parecen despertar cierto interés entre los reunidos — Yo me encargaré de que no vuelva a pasar y si vuelve a ser visto consumiendo cualquier tipo de droga, lo expulsarán. Y a mí también.
Hay un silencio en la sala en donde lo único que escucho es el sonido de los latidos de mi corazón, que vibran en mi pecho cada vez a una mayor velocidad.
Todos los miembros del comité se miran unos a otros, pero siguen sin decir una palabra. Los oídos me pitan cuando el director anuncia una votación a mano alzada.
— Los que crean que Cole Jones merece una segunda oportunidad, levanten la mano, por favor.
Soy consciente de mi puesto y que mi voto vale tanto como el del resto de las ocho sillas, así que soy la primera en levantar la mano, todavía de pie.
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Regla de tres [EN EDICIÓN]
Roman pour AdolescentsDesde que tiene uso de razón, Ally ha compartido su vida con los gemelos Jones. Dylan y Cole son idénticos a los ojos de todo el mundo, menos a los de Ally, que sabe diferenciarlos a la perfección, o al menos eso cree ella. Ally siempre ha querido a...