5. OJALÁ LO HUBIERA

234 11 1
                                    

17 de enero de 2018

Estaba intentando que mis ojos no cayeran rendidos al cansancio que sentía por haberme quedado toda la noche despierta y el sermón que nos estaba contando la señora Taylor no estaba ayudando en absoluto.

Detrás de mí, Dylan tiene la misma cara de aburrimiento que el resto de la clase, aunque él no sabe disimularla. Nunca ha sido capaz de ocultar sus emociones.

La campana suena salvándonos a todos de seguir escuchando la interpretación de la profesora sobre la obra "Cumbres Borrascosas".

Todavía me quedaban cinco horas más de clases en las que esperaba al menos mantener los ojos abiertos.

— Vaya, menuda cara tienes — dice Caroline nada más verme acercarme a las taquillas para coger mis libros — ¿Lo pasasteis bien anoche?

Caroline y Josh eran los mejores amigos de Dylan, no me sorprendía que supieras que habíamos dormido juntos, simplemente me molestaba el hecho de que creyeran que mi vida personal les pertenecía por la amistad que compartían con mi novio.

No me esfuerzo en negarlo, pero tampoco les doy la respuesta que quieren. Cojo mis cuadernos para mis siguientes clases y espero a que Melanie y Dylan lleguen para ir con ellos hacia el departamento correspondiente.

El segundo timbre suena, señalando que tenemos menos de cinco minutos para presentarnos en las aulas. Me olvido de mis amigos y salgo disparada hacia uno de los pasillos más largos, que lleva al pabellón de Historia, en el que mi clase era la última del pasillo.

— Hola, bombón. Menudo paso llevas, deberías dejar las animadoras y meterte en atletismo conmigo.

— Mira quién ha decidido aparecer — le digo a Dylan soltándole un cariñoso codazo en el costado, él me devuelve el saludo en forma de cosquillas.

— Tuve que ir a entregar una cosa al entrenador.

Hablamos durante todo el camino. Era tan sencillo hablar con Dylan, que a veces no parecía que pasáramos las veinticuatro horas del día juntos, siempre teníamos algo de lo que hablar.

El profesor de historia decidió hacernos un control sobre los últimos dos temas nada más entrar por la puerta, lo que no gustó demasiado a sus alumnos, que entre quejas y bufidos de rabia iban rellenando el formulario de preguntas. A mí, a pesar de haberme pillado por sorpresa, no me había salido mal. Entregué el examen casi la primera, tras una niña que estaba repitiendo este año con el profesor Sawyer.

Pasé el resto de la hora organizando la semana, debía adelantar los deberes del fin de semana si quería asistir a la competición de atletismo, ir a la fiesta que organizaba Grace, una de las chicas del equipo en el restaurante de su prima y pasar la noche en casa de Caroline.

— ¿Qué tal te ha salido el examen de historia?

— Creo que bien, no perfecto, pero...

— Tu sobresaliente en esa clase no corre ningún riesgo — Dylan decide terminar la frase por mí, a su manera. Le regalo una sonrisa y vamos cogidos de la mano aguantando las miradas de la gente con la que nos cruzamos.

Desde que me había hecho animadora, estaba en el punto de mira, a todas horas, era una de las cosas que venían incluidas con el uniforme, como decía Caroline. Que Dylan fuese mi novio y además la estrella del equipo de atletismo no hacía más que aumentar mi popularidad, al menos eso era lo que opinaba Melanie.

— Te veo a la hora de comer — Dylan se despide de mí posando sus labios sobre mi mejilla y lo veo desaparecer entre la gente antes de adentrarme en el laboratorio de física.

Regla de tres [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora