Still Into You [BSE III] | Harry Styles

Alargando lo inevitable

-____ -Cierro los ojos con fuerza como si eso me hiciera invisible a la vista de quién me llama-. ____.

Al ver que el cerrar los ojos no me sirve de mucho, ruedo por la cama y me pongo boca abajo.

-____, sé que estás despierta.

Gruño suavemente con la esperanza de que piense que estoy hablando en sueños. Con Johnny suele funcionar.

-¿Realmente crees que me voy a creer eso? -No contesto aunque sé que no se lo va a creer. Soy demasiado obvia en asuntos como este cuando se trata de engañar a Harry-. Te doy tres segundos para que te levantes.

Se me está a punto de escapar un «¿y si no qué?» pero me lo trago. Prefiero adivinarlo por mí misma.

-Tres..., -No puedo evitar sonreír contra las sábanas-, dos..., -He de admitir que me encanta que sea él quien me despierte-, uno...

La anticipación es demasiada. Espero y espero lo que parecen largos minutos. Y justo cuando estoy a punto de girarme para comprobar si sigue ahí, grita:

-¡Cero!

Después de ese chillido todo pasa muy rápido; los largos y finos dedos de Harry van directos a mis costillas y ahí comienza la penitencia. Sabe exactamente dónde hacer presión para hacerme sufrir y, unos pocos segundos después de haber comenzado, estoy suplicándole que pare.

-Chis -dice él mientras sigue moviendo los dedos-, vas a despertar a los demás.

-¡Me importa una mierda! -Consigo decir entre risas-. ¡Harry, por favor!

-Está bien. -Después de una última carcajada, separa sus dedos de mí y me deja respirar.

Cojo y suelto aire a la velocidad de la luz mientras me quito el pelo de la cara. Harry me mira con media sonrisa dibujada en la cara. Si no estuviera tan contenta porque está aquí, sería hombre muerto.

-¿Estás satisfecho? -Él asiente rápidamente como un niño pequeño. No puedo reprimir un bostezo-. ¿Qué hora es?

-Las doce y media.

Yo me dejo caer de espaldas a la cama. Pensaba que hoy dormiría hasta tarde.

-¿Por qué has hecho eso? -pregunto volviendo al tema de las cosquillas-. No era necesario.

-Sí que lo era. -Lo fulmino con la mirada.

-Sabes que no. Hay muchas otras maneras de levantar a una chica -digo subiendo una ceja. Él suelta una risa.

-Sí que las hay, pero ninguna de ellas incluye escuchar tu risa.

Se me abre la boca involuntariamente.

-Eso ha sido muy cursi.

-Y muy romántico. ¿Qué dirías si te dijera que echaba tanto de menos el sonido de tu risa que he tenido la obligación de hacerlo?

-Que estás exagerando. -Él frunce ligeramente el ceño y se acerca a mí.

-Me puedes llamar cursi -murmura a pocos centímetros de mi boca-, pero nunca exagerado cuando se trata de ti.

Gracias a Dios, junta sus labios con los míos. Si no lo hubiera hecho, no habría sabido que narices contestar a eso. Me aprieto contra él y hundo mis dedos en su pelo que cada vez está más largo. Sonrío contra su boca. A este paso, el año que viene, lo tendrá tan largo como yo.

-¿De qué que te ríes? -pregunta separándose de mí.

-De que tu pelo crece muy rápido -murmuro enredando un rizo en mi dedo.