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No podía comprender lo que estaba sucediendo.

Pensaba que podía soportar su ausencia, y vivir como una mujer que quiere disfrutar de su juventud.

—Sé que estás confundida. Pero, no puedo proporcionarte ningún dato, por ahora. —limpia el sillón que se encuentra a su lado con un trapo amarillo, y se sienta. —deberás cooperar, Caisey.

¿Cooperar con qué?, ¿no decir nada con respecto al secuestro?, ¿de que asesinó a tres mujeres?, ¿de alejarme, y dejar de sentir estos sentimientos por él?.
Quiero desaparecer y correr sin ningún rumbo aparente. Simplemente, irme lejos.

—Explicame, porque no entiendo lo que está pasando. —mi respiración se agita, y mis manos tiemblan. —¿cómo supiste que estaba aquí?.

Otra personalidad quiere hacerse cargo de la situación.
Su boca comienza a estirarse y el cuello se tensa, mostrando sus tendones y venas.

—B-basta Caisey... Estás haciendo que todos se descontrolen. —empieza a acercarse lentamente. —se suponía que tenias una relación con Kevin, ¿no es así?. Entonces, ¿qué hacías con el hijo del hombre que agredió a la Bestia?, ¿ya tuvieron relaciones sexuales?.—su voz se agrava cada vez más. —y... ¿lo quieres a Robert también verdad?. —su comisura se eleva, provocándome un sentimiento escalofriante.

—Lo que haga con mi vida, no te concierne. —retrocedo con pasos lentos, hasta poder llegar al picaporte y salir pitando. —el que debería estar diciéndome esto, es Kevin, no tú.

En un rápido movimiento, se coloca detrás de mi. Obviando el accionar que tenía planeado hacer.

—No sabes nada Caisey. —coloca sus inmensos brazos alrededor de mí cintura. Acercándose cada vez más a mí oído izquierdo. —todos tenemos ansias de ti.

Esa actitud, no es propia de Dennis.

La piel se me eriza, y Barry lo nota. Una carcajada resuena en toda la habitación.

—Veo que lo notaste. De todas formas, puedes irte. —dice mientras se aleja, dirigiéndose a su escritorio.

Como si fuera un pájaro en cautiverio que está por ser liberado, giro el picaporte dispuesta a salir por aquella puerta, y jamás regresar, cuando otra "persona" vuelve a interrumpirme.

—Discúlpalo. Está muy conmocionado. —muevo la cabeza hacia su dirección. El aura de suficiencia y la vestimenta característica, hacen presencia. —te buscamos por mucho tiempo. Hay que debemos hablar en un lugar más confidencial. —su voz, por estúpido que suene, me tranquiliza. —no trabajarás más con Robert. —Patricia...

La mínima cordura que me quedaba, se desvaneció.

—¿Qué?. —digo gritando.

De nuevo esa sonrisa, ¡joder, déjame de mirar como si estuviera acorralada todo el tiempo!.

—Es un problema para la Bestia, y la Horda en sí. — trae un vaso de agua. —Tómalo, te bajará los nervios.

—Dime lo que está pasando.

—Como ya sabes, la Bestia, no tomó tu vida, ya que eres pura y ambos atravesaron momentos... malos. —hace una breve pausa, fijando su vista en un sector indeterminado, y prosigue. —luego de los incidentes que ocurrieron, la policía nos estuvo buscando por un largo tiempo. Cómo no teníamos un lugar seguro... —ríe en silencio.

—¿Qué más?. —apreto los puños.

—Lo dejaré a tu imaginación.—vuelve a tomar asiento. —creo que es todo lo que debo decirte.

¿Eso?, ¡no explica nada!. Si pensaba saciar mí curiosidad con esos vastos detalles, está equivocada.

—Te diré una última cosa. Vivirás con nosotros a partir de ahora.

Split •2•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora