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Sin duda, será un día increíblemente; horrible.

Podría haber puesto alguna excusa, pero no fue así.
Hoy, por alguna circunstancia del destino, me llamaron del trabajo, anunciándome que no tenía que ir, ya que es mí día libre. ¿Cuál es la razón?; Una incógnita.

No sé si es que realice una labor de la peor manera posible, o que sucedió. Solo espero que no me despidan. No creo haber cometido ningún error... Más allá de que mí comportamiento inicial con el tigre, no fue el más profesional. (Descartando que no soy domadora de felinos, ni mucho menos de Welthur).

Yendo al grano, debo alistarme para la cita.
No haré nada formal.

Unos jeans azul claro, zapatillas negras adidas, y una fresca blusa blanca.

11:34; debería haber salido hace cinco minutos.

Decido tomar el autobús de la línea 12, la cual que me deja en la capital de la ciudad Trusrich, la más cercana a mí pueblo.
Si duda, tiene una gran belleza arquitectura por todos los ángulos en que lo mires.

°ring.ring°
¿Dónde estás?.
—Ya llego. Espérame.

Ingreso en un lujoso restaurante de comida gourmet. Un aroma suave y delicado genera una lluvia de emociones en mi olfato.

"Mesa 23".

Extiende su mano, señalándome el lugar.

—Hola, Dunn. —estrecho nuestras manos, y tomo asiento.

—Vamos, Caisey, esto no es una reunión de socios, ni mucho menos. —deposita un húmedo beso en mí pómulo derecho. —¿acaso no éramos más que eso?.

La conversación habitual.
Las acciones incomprendidas del pasado, que impiden tu desarrollo en el presente.

—Ya lo hemos hablado.

Alejo nuestros rostros, colocando un muro invisible entre ambos.

—¿Hablar de qué?. Tú, solamente me dijiste que ya no soportabas lo que estabas viviendo, y te fuiste. Me abandonaste. —mofa y vuelve a sentarse. Típicos actos que lo caracterizan.

—Soy adulta, tengo derecho de irme cuando yo quiera, al igual que tú. —quiero irme. —no me fui por ti. Me fui por los dos. Estábamos muy mal, y lo sabes. Demasiado mal.

La conversación se vió interrumpida por el mozo, quien trajo la carta habitual.

—Disculpame. Solamente deje la carta al señor. —me levanto del asiento, y dirigiéndome a Dunn—no pienses volver a buscarme.

Y así, estrepitosamente, abandoné el bellísimo lugar.

En total, gasté $100 dólares en venir hasta aquí.

Si mis padres estuvieran conmigo en estos momentos, me llevarían a nuestra casa en menos de lo que canta un gallo.

De todas formas, no hay modo.

°ring. ring°
—¿Si Robert?.
—Caisey... ¿estás disponible?.
—Sí, ¿qué ocurre?.
—Estoy en Trusrich, ¿quieres que pase por ti, y que pasemos el día?.
—Robby, tan solo dime dónde estás.
—Perfecto..

Luego de diez minutos de intensa caminata, logré encontrarme con Robert, en frente de una gran catedral, con una estructura determinantemente europea.

—¿Es hermoso, verdad?. —parece como si sus pensamientos se perdieran en esa hermosa construcción.

—Así es.

¿Acaso Robert no tendría que estar en el trabajo?, ¿a él también le dijeron que no debía ir a trabajar?.

—¿Qué sucede?, ¿tengo algo en la cara?. —comienzs a tocarse el rostro.

—¿No tendrías que estar trabajando?. —enarco una ceja.

—¿No te lo dijeron?, los que trabajamos por la mañana, tenemos un día libre semanal. Así mismo ocurre con los del turno tarde, en su día correspondiente.

Podrían haberlo mencionado...

Estuvimos todo el día paseando por diversos sitios, conociendo la historia que los rodean, comprando libros con géneros variados.
Comimos, y nos divertimos un poco. O más de lo que me hubiera esperado.

—Gracias por lo de hoy. Fue fantástico. —de nuevo, esa sonrisa sincera y angelical.

—Creo que deberías llamarme más seguido si quieres salir a pasear por algún lado. Estaré contigo sin dudarlo. —como muestra de gratitud, deposito un pequeño beso en su mejilla. Creo que los actos más insignificantes, son los que cuentan.

—¿A qué ha venido eso?. —sus mejillas, ahora arden.

—Mi forma de decirte; "Gracias Robert, por haber hecho que pase un día excelente. Te aprecio". —creo que exageré un poco.

En menos de cinco segundos, tenia todo el cuerpo de mí acompañante, envolviéndome como si fuéramos amigos que no se vieron durante un largo periodo de tiempo.

—Sé que no te gustan los abrazos, pero, déjame abrazarte esta vez. Aunque parezca tonto... es algo que me hace revivir muchos sentimientos que consideré deshechos. —nos mantuvimos así, (parecía una película donde los personajes principales se mantienen abrazos aún cuando la lluvia empapa sus vestimentas, pero a ellos, no les importa.).

Llegamos a mí departamento a las 9 p.m

Creo que, por primera vez en mucho tiempo, podré vencer los sentimientos que me relacionan con Kevin Wendell Crumb.

Split •2•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora