Capítulo 9: Más Cerca De Nuestro Destino

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A la mañana siguiente, un par de jóvenes se levantaron temprano para empezar directamente con la búsqueda.

Antes de partir una bella peliazul les advertía de algo muy importante.

—Tengan cuidado y... ¡Eh! —exclamó la joven al recordar —Antes de que me olvide, si uno de ustedes dos toma el cáliz incorrecto la maldición será permanente. —dijo tranquilamente.

—¡¿Qué?! Eso jamás lo dijiste. —exclamó Ranma alterada.

—Lo sé —dijo Mikochi sonriendo. —Solo que me olvide..

Minutos después:

Un chico de pañoleta peleaba con una pelirroja en medio de un bosque.

—¡Déjame! ¡Yo puedo hacerlo! —gritó el pelinegro enojado.

—¡Claro que no! —exclamó Ranma —Si te doy el mapa ¡Jamás vamos a llegar!

—¡Quiero ser útil! —gritó el chico.

Ryoga le quitó el mapa a Ranma y ella empezó a perseguirlo por varios minutos hasta que consiguió el mapa. Caminaron por bastante tiempo, hasta que el sol se ocultó detrás de las montañas.

El par de jóvenes armaron el campamento y se acostaron a dormir.

Días después:

En un momento del día Ryoga, como siempre, perdió el rumbo y cayó por una quebrada no muy grande.

—¡Ay! —exclamó el pelinegro —Tenía que pasarme a mí —pensó.

Al darse cuenta del lugar donde se encontraba era muy extraño, empezó a caminar por el sector.

Mientras el pelinegro se preguntaba en qué lugar se encontraba, una pelirroja estaba preocupada porque no encontraba a su compañero de viaje.

—¿Dónde se habrá metido este cerdo? —habló en voz baja.

En ese momento Ranma vio una pequeña quebrada, se acercó a ella y vio la pañoleta de Ryoga al fondo.

Si esto está aquí Ryoga no debe estar muy lejos —pensó.

La linda pelirroja bajó la quebrada y miró alrededor suyo pero no encontró nada.

—¡Kuiii! ¡Kuiii! —escuchó la joven.

—¡Ryoga! —llamó la chica al ver al cerdito —Maldita sea, en este momento tienes que transformarte en cerdo. Estás más distraído de lo normal P-Chan —le dijo en burla.

El cerdito negro se molesto un poco y empezó a golpear con sus patas en la cara de la chica de trenza.

—¡Ay! —se quejó Ranma —¡Auch! ¡¿Pero qué te pasa?! —le preguntó enojada, a pesar de que sabía que no tendría respuesta.

El cerdito saltó de las manos de la chica y empezó a correr con todas las fuerzas.

—¡Ryoga! —exclamó la joven —¡Espera!

Varios minutos después:

—Ry-Ryoga —dijo la chica mientras respiraba con dificultad —¿por qué corres así?

—Kuii kuii —dijo el cerdito como si le respondiera.

—Espera un momento —dijo.

La pelirroja sacó un termo de su mochila y con un poco de agua caliente mojo a Ryoga transformándolo a su forma original.

El chico de la pañoleta se puso su ropa y le dijo:

—Gracias Ranma —agradeció el joven.

—De nada —respondió —Eso no es lo importante ahora ¿Por qué estás tan distraído? —le pregunto —Entiendo que tienes un mal sentido de orientación, pero tu no eres así.

Nuestra maldición - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora