Capítulo 13: El Secuestro

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Akane era una joven super veloz y resistente. Cuando los dos chicos estaban subiendo la montaña, ella fue lo más rápido posible al pueblo que estaba más cerca de ahí.

Pero al llegar, su cara de fastidio por el sol que hacía, cambió a una de asombro y tristeza al ver los restos de personas y casas totalmente destruidas.

- P-Pero... ¿Qué pasó aquí? - todos estaban muertos y para que alguien lo haya hecho es porque son muy crueles, no desearía el mal a nadie.

Tan estúpida e hipócrita. Desea el mal y la muerte, pero dice que nadie debe pasar por eso.

Había caído de rodillas en el suelo, raspándose un poco las rodillas. Estaba perturbada al ver tanta sangre y restos de lo que, en su momento, fueron personas.

Padres, madres, hijos, abuelos, hermanos.

Cuando alguien muere tan solo queda su recuerdo y las cosas que le pertenecieron en la que fue su vida.

Pero de ellos... no quedaba nada. Ni recuerdos, ni cosas, ni acciones de las que todo el mundo hablará.

Tan solo había polvos y escombros de un pueblo.

De manera repentina, la peliazul sintió como alguien la jalaba del pelo hacia atrás y una mano se envolvía en su garganta cortándole la respiración.

- Mira lo que lo encontré - dijo de repente un hombre que tenía cabello rubio y largo.

No podía ver bien la apariencia del desconocido ya que se encontraba detrás de ella.

El escozor que sentía en sus rodillas se hacía notoria con el paso del tiempo.

- S-Suéltame - dijo la peliazul con temor y con la voz un poco ronca por la falta de aire.

- ¿Qué me ofreces a cambio? - dijo el hombre con una sonrisa maliciosa. - Depende de lo que me digas para que te deje con vida - amenazó soltando un poco el agarre que tenía en el cuello de la chica.

- ¿Qué es lo que quieres? - preguntó Akane disimulando la desesperación que sentía en ese instante.

- Parece que las mujeres bellas son pocas con el pasar del tiempo - dijo empujando a la chica con fuerza haciendo que se vaya de bruces contra el suelo.

La joven se raspó las manos al intentar frenar su caída.

- ¿Y qué? - dijo la chica Tendo levantándose despacio. - ¿Deseas un contenedor en el cual satisfacer tus necesidades? - sus orbes cafés juzgaban al hombre que se encontraba al frente suyo.

- ¿Por qué lo estás preguntando si lo sabes perfectamente? - se podía ver muchas cosas a través de esa mirada lasciva - Seguro sabes que mi nueva muñeca eres tu ¿no? - dijo burlándose de la chica - A menos de que encuentras a una persona que ocupe tu lugar -

Akane estaba asustada, pero no lo demostraría.

- Hay una persona que es perfecta para este puesto - dijo impulsivamente, sorprendiendo a ese desconocido con su seguridad - Acompáñame y te guiaré al lugar donde se encuentra, pero está acompañada - dijo revisándose las heridas.

- ¿Aceptas? - preguntó la chica de pelo corto con una sonrisa.

- Trato hecho - dijo el rubio. Jalando del brazo a su "compañera" para ayudarla con los raspones.

En la montaña; horas después:

Un par de jóvenes conversaban tratando de encontrar una solución al tema que los atormentaba últimamente

- Mejor quedémonos unos días aquí - dijo Ranma - cuando falte comida iremos a otro lugar, pero no quiero volver a Nerima por el momento -

- Claro - acepto Ryoga - la verdad es que no creo que haya algún problema - tampoco es como si tuviera algo allá.

- Iré a buscar unas frutas - dijo la chica de trenza - se acabaron ayer en la mañana -

- No te demores - dijo el Hibiki, tenía un mal presentimiento, pero lo ignoró.

Mientras tanto la chica caminaba lo más rápido posible ya que había visto un árbol con muchas frutas cuando buscaban la llave. Tan concentrada estaba que no se dio cuenta que alguien la estaba siguiendo.

- Todo está según el plan, al fin cumpliré con lo que siempre desee y todo gracias a Yuukio - pensaba una peliazul que miraba por unos arbustos a escondidas.

Yuukio, el "desconocido" era una persona que tenía una fuerza inimaginable, pero sus emociones eran tan negativas que solo se dedicaba a hacer daño y matar gente.

El rubio, sigilosamente, se acercó a la joven de ojos azules y le pegó un fuerte golpe en la cabeza dejándola inconsciente al instante.

Akane salió de los arbustos después de ver todo lo sucedido y sonrió. Después de tanto tiempo, sentía como su cuerpo se relajaba.

Al fin podría ser feliz.

Solo ella, solo Akane tendría su final feliz, sin importar la manera en la que lo consiguiera.

Yuukio cargo a la joven en sus brazos para dirigirse a la zona donde se ocultaba.

Tantas cosas que haría con la belleza que tenía en su poder.

Siempre habrá que enfrentar algo en nuestras relaciones, pero si nuestro amor es fuerte, sabremos salir adelante.

Lamentablemente, nos encontraremos con varias personas envidiosas en nuestro día a día.

Cada uno brilla a su manera. Tan solo anhelar lo que el otro tiene, hace que realicemos acciones que, en algún momento, se nos serán devueltas.


HOLA!! espero que les guste aunque sea corto, pero se me fue la inspiración otra vez :(

Nos vemos en la próxima actualización.

Bye

Escrito: 10/12/2019

Editado: 31/08/2021 17h21 p.m.

Nuestra maldición - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora