Capitulo 14: Solo Muérete

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~ Solo te deseo a ti, mi único y sincero amor, solo me perteneces y yo te pertenezco ~

Una bella pelirroja abría los ojos poco a poco al escuchar que alguien cantaba una canción bastante extraña.

- ¡Ay! Me duele la cabeza - pensó la joven mientras trataba de tocarse el lugar en el que sentía dolor, pero se dio cuenta que sus muñecas y tobillos estaban atados a unas cadenas bastante gruesas.

Todavía seguía un poco aturdida por lo que le tomó tiempo en darse cuenta que estaba en un lugar bastante extraño, miraba las cosas borrosas.

Sus manos eran las que soportaban todo su peso ya que las cadenas estaban sujetadas en el techo, parecía una casa de tortura.

Repugnante.

- Ranma mi amor, que bueno que ya despertarte - la chica de ojos azules escucho una voz que reconocía a la perfección - Al fin estaremos los dos juntos - hablo con extrema felicidad la peliazul de pelo corto acercándose a la otra chica.

Había calentado agua para tirarlo encima a Ranma y que ella cambiará de forma, pero no quería despertarla por lo que no lo hizo antes.

Cogió la tetera y echó el agua en la cabeza de la pelirroja, pero no cambió. Seguía siendo una mujer.

- ¿Por qué no cambias? - preguntó la peliazul con una expresión de asombro.

Ranma no respondió nada, ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo. Con el agua todavía chorreando de su cuerpo pudo ver como esta era de un color rojo. Estaba herida y trataba de no caer inconsciente de nuevo.

- No importa... Puede que necesite más agua - dijo Akane. Tenía el presentimiento de que algo había cambiado ese día en la mañana.

No quería aceptarlo. Quería recuperar al chico con el que la comprometieron.

Al volver a intentarlo, las cosas seguían igual. Ranma en su forma femenina, con dolor en su cabeza y frío debido al agua.

- No... - negó la peliazul enojada - ¡¿Por qué lo hiciste?! - gritó Akane dándole una cachetada.

La pelirroja ni tenía fuerzas para decir algo.

- Eres mi todo Ranma - expresó la joven con lágrimas en sus ojos.

Puede que en ese momento le haya tenido un poco de pena.

- Yo te amo y sé que tú también lo haces - empezó a reírse levemente mientras se limpiaba la cara con su suéter.

¿Saben qué? Está loca y lo único que me hace sentir es miedo.

- Akane...- balbuceó la pelirroja - ¿Puedes curar la herida de mi cabeza? - no quería cerrar los ojos. No quería estar junto a esa chica.

- Pobre Ranma - dijo la peliazul, acercándose a la joven. - Déjame te curo y volveremos a casa juntos - continuó mientras buscaba algo para curar a su amado.

Con Ryoga:

El pelinegro buscaba por todas partes a la chica de la trenza. Nunca volvió al campamento y ya era casi un día de su desaparición.

- Maldición ¿Dónde se habrá metido? - pensaba el Hibiki con un poco de enojo y temor.

- Pareces un animal encarcelado - dijo una voz con desprecio haciendo que Ryoga se pusiera a la defensiva.

Según el plan que Akane y Yuukio hicieron, secuestrarían a la pelirroja y luego matarían a Ryoga para que nadie les estorbe.

El rubio no entendía porque el odio hacia el Hibiki y el interés de la peliazul hacia la chica de la trenza. Pero eso no era lo importante, el hecho de imaginar a esa mujer encima suyo le excitaba bastante.

Nuestra maldición - Ranma y RyogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora