La lluvia y el frío empañan las ventanas de mi departamento. El chirrido de la tetera y el televisor encendido son los únicos emisores de sonido.
El cuerpo de Sakura sube y baja producto de su respiración. Mis dedos pasean sobre su mejilla morada y se tensan cuando llegan al parche cubriendo su herida. Su delicada piel blanquecina, manchada...—¿Quien te hizo esto, Sakura? —es un pregunta que flota en el aire. Un pregunta con rabia contenida y con el nudo en la garganta.
¿Cuanto más debe sufrir un ser humano mientras siga vivo? Es un castigo, sí, lo es, la muerte esta lejos de serlo. La muerte es un privilegio que no cualquiera obtiene. Pero aquí estamos, tratando de mantenernos de pie mientras las tormentas se desatan, mientras sufrir se vuelve una costumbre y sonreír algo inusual.
Golpean repetidas veces la puerta, miro unos segundos a Sakura con la esperanza de que abra los párpados, diga un comentario sarcástico y exija un cigarrillo simplemente porque su ansiedad por tener un cilindro de cáncer entre sus dedos se ha vuelto una necesidad, pero ese momento nunca llega. Me alejó de ella para atender el llamado de la puerta. Al abrirla me topo con los ojos negros y párpados coloridos.
—Quiero verla —declara conteniendo el aliento, clavando sus uñas púrpuras en la pared, disimulando inútilmente su desesperación.
—Pasa —me hago a un lado. No hay necesidad de indicarle el lugar, ella se adentra al departamento y busca de manera autónoma la habitación donde se encuentra Sakura.
La pelinegra se detiene en el umbral, sus ojos se abren horrorizados, sus manos cubren su boca conteniendo los sollozos, las lágrimas descienden y su cuerpo finalmente se desliza hasta caer al suelo.
"—Si algo llega a ocurrirme, acude a este numero, es una amiga".
De alguna manera entiendo el dolor por el cual esta pasando. La impotencia y el dolor atraviesan tu pecho una y otra vez, eres incapaz de detener esa tortura, sientes la inutilidad de tus emociones, de los juramentos que alguna vez hiciste todo para que el destino golpee tu cara y recalque la fuerza que posee sobre nuestras efímeras vidas. Esa es solo una pizca de perder aquello que amas.
♣
Su nombre es Shizune, la única mujer con la que cuenta Sakura. Dijo ser una amiga con quien se crió al lado de la pelirrosa desde los ocho años, ambas fueron abandonadas en las calles y sobrevivieron a ellas. Mientras la pelinegra habla sobre su estrecha relación con Sakura, mi atención de desvía en varias ocasiones. Inclino mi silla hacia el pasillo que conduce hacia mi habitación de vez en cuando, esperando que milagrosamente salga un delgado cuerpo pavoneándose orgullosa de su fuerza ante cualquier avalancha.
—¿Y quien eres tu? —cuestiona con cierta picardía. Sus manos sostienen la taza pegada a sus labios, clavando sus oscuros ojos contra los míos.
—¿Quien soy? —su risa hace un eco dentro la taza.
—¿Quien eres para Sakura? —frunci el ceño confundido.
Ella dejo escapar un suspiro y sonrió nostálgica. Dejó la taza sobre la mesa delineado el contorno de esta con su dedo.
—Sakura, no es una mujer que confíe en cualquiera, ya sabes, aprendes mediante la experiencia —levanto su vista hacia mi—. Sin embargo, me es mas curioso el nivel de confianza que te tiene a ti. Me has dicho que no cruzan demasiadas palabras, pero aun así a ustedes los une algo mas, es invisible y tal vez no lo comprendas ahora, pero lo que tienes con Sakura es diferente.
Por un momento piensas en todas esas escenas que compartes con alguien, desde la primera vez que cruzaron palabras, la primera vez que discutieron y luego la última vez que intercambiaron miradas. Sakura cruzo una línea que yo mismo coloque como limitante vecino-vecina, ella solo era la chica ácida del edificio y yo sólo otro pobre diablo. Me empeñe tanto en delimitar nuestra relación que finalmente me vi enredado desde el principio.
—No son diferentes y lo sabes. Ella podrá ser la "puta" que el medio detesta, sin en cambio para ti es algo mas —la pelinegra inclinó su cabeza—. ¿Que es para ti, Sakura?
¿Que es para mi?
♣
Se que algo anda mal cuando su cuerpo comienza a removerse.
Se que algo anda mal cuando de sus ojos las lágrimas florecen.
Se que algo anda mal cuando sus gritos inundan la habitación de una forma tan desgarradora. Gritos capaces de erizar la piel y crear un vacío en el estómago.
Tras sus movimientos y mis intentos por tranquilizarla, su codo golpea mi labio. Estoy un poco aturdido, a pesar de ello no dejó de intentar tranquilizarla. Mis brazos atrapan su cuerpo aprisionándola como una cuerda atada. Ella sigue gritando desesperada con los párpados cerrados, sollozando entre pesadillas interminables. Pego mi boca a su oreja y le susurro delicadamente como una caricia desesperada.
—Estoy aquí —el volumen de sus gritos disminuyen, sus esfuerzos por zafarse de mi desisten paulatinamente. No tengo otra forma de tranquilizarla mas que esta, no deseo lastimarla así que me parece correcto mi método—. Estoy aquí, Sakura.
¿Como reparar algo que ya esta roto?
Sakura deja de moverse, mis brazos la sueltan lentamente pero esto se ve imposibilitado cuando sus manos tomaron mi mano derecha, la siento temblar, la siento temerle a la soledad, siento como se aferra a mi como una niña a su peluche.
—¿Sakura? —pero cuando decido encararla y esperar ver sus ojos jade, no los encuentro. Ella aun permanece dormida, quizás inconsciente de sus acciones.
La luz de la luna ilumina su rostro y resalta las lágrimas sueltas sobre sus mejillas como diminutos diamantes en pleno brillo.
Esta inconsciente y cuando despierte, no recordará nada de mis acciones. Aprovechó esa pequeña ventaja y me doy la libertad de abrazarla, de hundir mi nariz en su cuello y besarlo en un prolongado segundo.
—Perdon.
Perdón por no estar ahí.
Perdón por haber establecido una barrerá.
Perdón por no poder hacer otra cosa mas que abrazarte.
Perdón por ser incapaz de disipar las sombras que te atormentan.
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Perdonenmeeee )':
Ya había dejado esta historia en el olvido. Pero hey! Voy a seguirla.Gracias por la espera ♥ )':
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Gracias por leer♣♥
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Afraid【ITASAKU】
Hayran Kurgu"Naces solo y mueres solo, y en el paréntesis la soledad es tan grande que necesitas compartir la vida para olvidarlo". (Erich Fromm) . . . . . . . Se prohíbe la copia o transcripción de esta historia.