CRAZY LOVE (SUHO&TN)

#11

***

Eran casi las dos de la mañana y Tn se mantenía despierta, observando la espalda desnuda de Suho quien dormía profundamente a su lado; la tenue luz de la lampara resaltaban perfectamente cada lunar oscuro de su espalda, parecía un cielo estrellado...lo que daría por besarlos. Ella se recostó cuidadosamente sobre su codo derecho, para no despertarlo. Trataría de acariciar su espalda sin que se diera cuenta.

Habían tenido relaciones sexuales, si, pero lo que ella sentía en ese momento era más que una simple "calentura" se le aguaron los ojos de lagrimas con ese pensamiento, no... no quería enamorarse de Suho.

Mantuvo la mano izquierda un largo tiempo tendido en el aire, dudando, pensando, al final retiró la mano, no lo haría. Estaba dispuesta a acostarse nuevamente cuando su voz la detuvo.

-Hazlo... -Él pidió.

Ella lo miró sorprendida, tenía los ojos abiertos, mirándola fijamente. Su corazón comenzó a latir más rápido y los colores se le subieron a la cara, que vergüenza, la había descubierto. Ella no dijo nada, solo se quedó ahí, mirándolo.

-Quiero sentir la suavidad de tu mano recorriendo mi espalda -pidió en voz baja, temiendo en ofenderla, ella se molestaba por cualquier detalle.

Ella abrió la boca para poner alguna excusa patética ¿para qué? prefirió callar y acatar a su petición y a su propio deseo... levantó nuevamente la mano izquierda y con delicadeza la deslizó sobre su espalda, recorriendo cada rincón, acariciando cada lunar.

-Eres delicada cuando quieres serlo, una mujer bastante hermosa en todos los sentidos, Tn -dijo cerrando los ojos, relajándose con sus caricias -. Pero cuando me atacas, siento miedo, miedo de dar cualquier paso en falso y perder a esta grandiosa mujer que anhelo conocer mucho más -su tono de voz se iba apagando cada vez que decía una palabra más.

Sonrió con aquellas palabras y frunció el ceño, nunca nadie se había molestado en conocerla más a fondo, tampoco le habían dicho que tenían miedo de perderla, bueno... Sara una vez le había tomado un bolígrafo sin permiso, era uno bastante llamativo, así que era su preferido, semanas después le había descubierto con el boli colgado de la blusa, entre las bubíes, claro que se había molestado bastante con ella y en un tonto arranque infantil Sara dijo:

"No dejes de hablarme, eres mi única amiga, discúlpame, por favor, nunca he hecho algo así, por favor perdoname"

Por supuesto que no tenía pensado dejar de hablarle por un simple bolígrafo, pero se había molestado con esa actitud, dos días más tarde le había comprado uno parecido a Sara y desgraciadamente la muy infeliz solo lo llegó a usar dos veces y luego lo perdió.

Volvió a la realidad y observó a Suho, se había quedado dormido. Sonrió ligeramente, parecía un niño pequeño que necesitaba ser cuidado y mimado constantemente...todos los días. Se atrevió a depositar un beso en su espalda y se acomodó para dormir, tenia cuatro horas para descansar antes de que amanezca.

Observó el rostro el rostro de su acompañante y sonrió, esta noche estaba sonriendo mucho, apenas pensaba en el nombre "Suho" y ya se le dibuja una sonrisa en el rostro difícil de borrar.

Cerró los ojos para dormir un poco antes de trabajar...

La alarma de su celular comenzó a sonar extrañamente, preocupada abrió de nuevo los ojos, no quería despertar a Suho, pero él ya no estaba a su lado. Se sentó en la cama y observó la ventana, la luz del día traspasaba las finas cortinas. Agarró su celular que aún seguía sonando, marcaban las cinco y cuarenta y cinco de la mañana, automáticamente en su rostro se formó una mueca de tristeza y decepción...si apenas había cerrado los ojos unos segundos.

La puerta se abrió y entró Suho con una bandeja entre las manos, ella sonrió dulcemente a pesar de la terrible sensación de no haber dormido nada.

-Buenos días ¿Cómo amaneciste? -él colocó la bandeja cuidadosamente sobre sus piernas que se encontraban cruzadas bajo la sabana.

-Buenos días. Agotada ¿y tú? -contestó cordialmente mientras observaba su desayuno; una taza de café, dos panes tostados, un frasco de dulce de durazno y azúcar.

-Puedo decirte que este es uno de los mejores amaneceres que he podido tener -le sonrió, sentándose al borde de la cama.

Él ya estaba bien vestido, tenia el pelo peinado perfectamente hacia atrás y desprendía una fragancia exquisita que transmitía sensualidad y seguridad.

-¿Por qué he amanecido a tu lado? -sonrió con suficiente seguridad.

-¡Porque ayer ya salió el ultimo capitulo de Dragon Ball Super!

-Oh... vaya, ¡genial! -solo pensaba "trágame tierra"

Suho rió por la expresión en el rostro de la chica y la abrazó cuidadosamente de no derramar la bandeja.

-Claro que es por ti -le besó la mejilla con dulzura.

-Y también por tu anime -fingió molestia sin poder ocultar su sonrisa.

-Ajá, también por eso... pero más por ti -rió de nuevo.

-Claro, claro.

-Anda, tomate tu desayuno que te llevo al trabajo ¿paso por ti luego?

-¿De nuevo? -se sorprendió.

Él simplemente miró a los lados y luego a
ella, levantó los hombros dejándole en claro lo obvio, pero ella no entendía que era lo obvio. Ella hizo un gesto con la mano para que le diera alguna respuesta.

-Pueees si... estamos saliendo ¿no?

-¿Qué?

-Bueno, supongo que estoy exagerando un poco, pero digamos que tenemos algo pendiente para el futuro, algo así como un compromiso, pero para el futuro ¿entiendes?

Ella simplemente sonrió divertida ahora resulta que tener sexo casual con alguien te lleva a un ¿futuro compromiso?

-Mientras nos vamos conociendo más -dejó en claro él.

Ella lo tomó de la solapa de su camisa oscura y lo atrajo suavemente a su rostro, de manera sensual.

-Solo dime que quieres intentarlo por atrás -rozó sus labios con los de él.

Suho estaba hipnotizado con la sensualidad de esa mujer, la manera en la que lo hacia sentir, la forma en la que controlaba su corazón.

-Eres tan traviesa -sonrió apenas, conteniendo su voraz apetito sexual -, si no me sueltas juro que despertaras a todos los vecinos con tus gritos -agarró con cuidado el mentón de ella mientras que con su dedo pulgar acariciaba sus carnosos labios deleitándose con mórbidos pensamientos.