—¿Paso por tí, para ir a cenar?
—No puedo, lo siento.
—¿Tal vez mañana? ¿Qué tal un desayuno?
—No puedo. De verdad lo siento pero ya tengo planes.
—Ah, está bien —Caminó hacia su auto abrió la puerta del copiloto—vamos te llevaré a tu casa.
—Gracias, pero no será necesario, vendrán por mi.
Se estaba quedando sin opciones, a todo lo que él proponía ella decía que No. Se dió cuenta que seguía parado sosteniendo la puerta, la cerró y camino a la puerta de chófer. ¿Quién iría a recogerla? ¿Sería algún pretendiente? La duda fue muy grande, buscó una excusa para quedarse.
—Me quedaré a esperar.
Hinata lo miró inquisitiva.
—Me refiero a que te haré compañía, para evitar que estés sola a estas horas.
Hinata sonrío antes de hablar.
—¿Estas horas? Apenas son las seis de la tarde, eres un exagerado Naruto.
¿Exagerado? Para nada, él solo quería asegurarse que ella estuviera bien.
—No soy un exagerado, los delincuentes están a la orden del día.
Además quería saber quién iría por ella, claro que eso no lo diría.
—Oye Hina, tengo boletos para el concierto de Ricardo Arjona, ¿crees que puedas venir?
—Claro que iré al concierto.
Sí, sí, había aceptado. Le dieron ganas de bailar.
—Genial, ¿a qué hora paso
por tí?—Lo siento Naruto, no me refería a ir contigo, ya quedé con alguien más.
¡¿Qué?! Esto era el colmo, le costó demasiado trabajo conseguir esos boletos,y resultaba que Hinata ya tenía con quién ir. Se sintió frustrado. No lo entendía, por más que le daba vueltas al asunto no lograba encontrar la razón por la que ella lo rechazaba.
Nadie nunca lo había rechazado. Él era Naruto Uzumaki, siempre obtenía lo que quería, tal vez incluso demasiado fácil. Sobre todo con las mujeres, estás aleteaban a su alrededor como abejas a la miel. Todas. Bueno eso era mentira, ya que Hinata no era como las demás.
Él la conoció de niña siendo la hermana menor de su mejor amigo Neji Hyuga. Hinata y él solían mantener buenas conversaciones, su trato era amable y respetuoso. Ella tenía dieciséis años cuando se fue a París para terminar su formación académica. Ocho años después regresó a su ciudad natal. La joven belleza ahora era una hermosura de mujer. Quedó encandilado desde que la vió bajar del avión cuando acompaño a Neji a ir por ella al aeropuerto.
Para Hinata nada había cambiado pues siguió tratandolo como de adolescente.
Con amabilidad y respeto. Para Naruto ya nada era igual. Simplemente no podía. No, cuando lo que más deseaba era perderle el respeto, tumbarla en su cama, separarle los muslos y hundirse en ella como si no hubiera un mañana, amamantarse de sus generosos senos que se asomaban en su escote que llevaba ahora mismo.Un BMW I8 aparcó, del auto salió un joven pelirrojo con ojos de color aguamarina. El individuo fue directamente a Hinata, dejando un beso en su mejilla derecha. Ella le sonrió.
—Hola guapa. Lamento el
retraso.—Descuida Gaara, está bien.
Naruto se sintió como un tonto al ser ignorado por los dos. Carraspeó para llamar la atención de ambos.
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NaruHina
FanfictionPequeñas historias. Los personajes no me pertenecen. Créditos a su creador, Masashi Kishimoto.