Pervertida

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Gemidos, respiración entrecortada.

El salón de clases estaba llenó de esos sonidos. Y yo ni siquiera me creía lo que mis ojos veían, era simplemente imposible que esto fuese verdad.
Parpadeó una, dos, tres, cuatro veces seguidas y la imagen frente a mí es la misma. Me pellizco una pierna, pero no es un sueño. Traté de no ver, pero mis ojos fascinados por la escena no obedecían. Fue inevitable no excitarme como lo hice. Me corrí con esa vista impensable.

Soy un asqueroso mirón pero nadie puede culparme, esto no se veía todo los días. Así que aproveche. Jamás imaginé que ella fuese capaz de hacer algo así. Mucho menos en el salón de clases. Estaba desnuda arriba de una de las mesas. Con la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados y los labios entreabiertos.
Una mano acariciando un pezón rosado, la otra entre las piernas mientras metía y sacaba los dedos de su lindo coño. Estaba perlada de sudor, disfrutando de las sensaciones que ella misma se provocaba. Y yo solo con verla también estaba disfrutando.

Su nombre es Hinata Hyuga. Es la presidenta del consejo estudiantil, y también la mejor del equipo de natación, una estudiante ejemplar. Siempre está ocupada en actividades extraescolares. Además de eso tiene una hermosa figura, senos voluptuosos, anchas caderas, cintura estrecha, piernas bien torneadas, cabello negro azulado. Y unos ojos preciosos.
Es un hecho que me gusta. He intentado hablar con ella pero no puedo articular palabra cuando la tengo cerca, me pongo nervioso y no dejo de tartamudear.

Para ella no sería nada difícil conseguir una cita con cualquier chico. De echo se que varios de la escuela la han invitado a salir, incluso algunos se le han declarado. Por eso estoy tan sorprendido cuando la veo masturbarse. Estaba escondido debajo del escritorio de la profesora Anko. Ese día me tocaba hacer la limpieza del salón después de clases, la escuela está prácticamente vacía, prácticamente por que solo habíamos tres personas.
Hinata y yo en el aula y el vigilante en la caseta que está justo en la entrada.

Mi polla dolía al verla aumentar el ritmo de las estocadas que se daba con los dedos. Evidentemente pronto alcanzaría el éxtasis. Estaba a punto de masturbarme yo también, pero de pronto me sentí como un degenerado.
No era correcto que hiciera eso, no era correcto que la estuviese viendo siquiera. Iba a marcharme, saldría de cuclillas en silencio para que ella no notará mi presencia pero sin darme cuenta moví  la escoba que estaba recargada en el escritorio y se cayó al suelo. El ruido hizo que Hinata abriera los ojos, quise escapar echándome a correr pero tropecé con la maldita escoba.

Ella se asustó al principio.

—¿Quién demonios está ahí?

Preguntó bajando de la mesa. Fue lo último que ví antes de aterrizar en mi cara. Escuché sus pasos acercándose a mí, luego me preguntó con preocupación en la voz.

—¿Estás bien?

—Me duele pero estoy bien.

Respondí lleno de vergüenza al tiempo que levantaba la cabeza aún con los ojos cerrados.

—Tu nariz está sangrado.

—No es nada— Contesté abriendo los ojos y fuí consiente de dos cosas.

Uno; Estaba agachada frente a mí con la mirada igual que su voz, llena de preocupación. Dos; Estaba completamente desnuda y mis ojos fueron directo a su coño abierto debido a la posición.

Y entonces tuve un derrame nasal.

Al notar la dirección de mi mirada ella fue consiente de su desnudez. Se apresuró a levantarse y ponerse la camisa del uniforme pensé que iba a vestirse por completo pero se detuvo.
En lugar de eso se sentó en un mesa cerca de donde yo estaba. No se tomó la molestia en abrocharse la camisa así que sus hermosos senos seguían a la vista. La verdad es que no entendí porque no estaba golpeándome, lo merecía por estar de fisgón.

NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora