¿Prohibido?

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Aquí estoy otra vez como el bastardo que siempre he sido.

Pero simplemente no puedo detenerme. Ella es todo lo que deseo para mí. Es tan tierna, tan dulce, tan suave, tan inocente y saber que fui yo quien despertó su pasión me deja sin defensas.

Doy otro recorrido con mi lengua por la hendidura de su sexo, golpeando suavemente su sensible clítoris para después succionar. Ella arquea la espalda y sus manos van a mi cabello, me sostiene con fuerza para evitar que me alejé. Succionó cada vez más y ella comienza a gemir más fuerte hasta que se corre. La miré, disfrutando de ser yo quien la lleve al éxtasis.

Hinata aún temblaba debido a su orgasmo cuando me tendí sobre ella para mamar de sus generosos pechos.

—Naruto, por favor.

—¿Por favor qué, bonita?

—Tómame Naruto, por favor hazme tuya.

Amo cuando dice eso.

Separó más sus piernas y me acomodo en su entrada, ambos jadeamos por el contacto. Me hundo en ella de una estocada, quise ir despacio pero me fue imposible. Mis embestidas eran cada vez más rápidas, mi respiración irregular. Hinata colocó sus piernas alrededor de mi cintura atrapandome en su interior. Mi pene era succionado con fuerza por sus paredes.

—¡Oh, Naruto!, e-estoy a punto.

—Vamos cielito, córrete para mí.

Sentí sus jugos lubricar mi pene, seguí embistiendo con rapidez.

—Eso mi amor, se siente increíble.
Córrete cielito, córrete.

Hinata gritó mi nombre, enterró las uñas en mi espalda y se corrió otra vez, casi al mismo tiempo me vine dentro de ella. Jadeando acomodé mi cabeza sobre su pecho evitando aplastarla. Mi cielito, besó la parte superior de mi cabeza y jugó con mi cabello.

—Ha sido hermoso, me encanta hacer el amor contigo cielito.

—Todo es hermoso cuando estoy contigo, pero.

—¿Pero?

—Eyaculaste dentro de mí.

—Eso te preocupa ¿verdad?

—Sí. No es mi intención arruinar el momento sólo que existe la posibilidad de...de...

—De quedar embarazada.

—Sí, mmm...Ya sé, puedo tomar la pastilla del día siguiente...

—¿Por qué, no te gusta la idea de tener un hijo mío?

Detuvo el moviendo de su mano sobre mi cabello y le tomó unos minutos responder.

—No se trata de eso, es que no podríamos explicarlo.

—Hina, no fue eso lo que pregunté. Dime ¿te molesta la idea de tener un hijo mío?

—Por supuesto que no me molesta, sería tan feliz de tener un pedacito de ti conmigo.

Su voz sonaba entrecortada. Me ergui para verla a los ojos.

—No llores cielito, no tienes porque llorar. —Seque sus lágrimas, con besos.

—Pero, nosotros no...

—Nada de peros Hinata. Yo también deseo un bebé contigo, no existe mejor mujer que tú para ser la madre de mis hijos, conozco la razón de tu aflicción sin embargo ya no vamos a escondernos. Ha llegado el momento de hablar con tus abuelos.

—¿De verdad Naruto?

—Sí, de verdad. Descuida cielito, aunque no lo acepten no pienso dejarte, tú ya eres mía y yo soy tuyo,
estaremos juntos siempre.

NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora