✷D O S ✷

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Erik se sentía desesperado, las horas habían pasado y no tenia ningún rastro de su gatito. Se pasaba las manos por el rostro mientras se preguntaba que estaría haciendo, si había llegado con personas que lo trataran bien o si tendría hambre.

—¿Quieres dejar de moverte? Me estas estresando—la rubia también se sentía mal por aquello que había dicho enfrente de Charles. Hacer referencia a que Erik no le gustaban los de su especie fue un error.

—No estaría tan preocupado si alguien hubiera mantenido la boca cerrada—le gruñó—No te quiero ver aquí, tu también debes buscar a Charles—la miró—Si algo le pasa, sabes que no tendré piedad contigo, Frost.

Antes de que la rubia pudiera decir algo, la puerta se abrió, dejando paso a gritos provenientes del pasillo. Erik se quedó mirando unos segundos la escena que se estaba desarrollando enfrente suyo: Azazel junto con Janos tenían a Charles en su forma animal, pero este no dejaba de maullarles y de arañarlos en donde podía, sin importar si era el rostro lo que estaba dañando, ambos hombres intentaban calmar al gato, pero este no se estaba en paz.

—¡Charles!—el alivio en la voz de Erik se hizo presente una vez que reaccionó—Janos, deja al gato—el otro lo miró con enfado—Azazel, basta, no toques su cola—regañó mientras se acercaba a ellos para quitarles al animal de entre sus manos.

Lo que no se espero fue que este también comenzó a atacarlo a él.

—Cierren las ventanas—ordenó Emma mientras se levantaba de su asiento—Vamos, déjenlos solos—Azazel y Janos se miraron confundidos ¿Qué tenia que decirle al animal que ellos no pudieran oír?—¿No escucharon? Vámonos—la rubia empujó a los dos por la espalda hasta que finalmente logró sacarlos.

—¡Basta. Charles!—Erik terminó por soltar al gato en el sofá mientras se miraba los rasguños que este le había hecho en las manos—Estaba preocupado por ti—por ahora no le diría nada sobre aquella forma de comportarse—Vamos, transformate, debo de hablar contigo—el gato le gruñó—No voy a discutir ese tema—se cruzó de brazos recibiendo una mirada de fastidio de Charles—Estas actuando como un niño, pero si no quieres hablar, mejor—bufó—Lo siento ¿Bien? No estaba planeado que Emma dijera eso, pero realmente no odio a los de tu especie, solamente me causaba mucha curiosidad saber como eran, mi mamá fue amiga de un hombre-gato durante mucho tiempo...hasta que él se fue, dejándola muy triste—Charles lo miraba atentamente mientras movía la cola de un lado a otro—Es por eso que Emma creyó que los odiaba—lo señaló—Y a pesar de que me causo mucha sorpresa el verte de esa forma, creerme cuando te digo que no me desagrada.

Charles no pudo sentirse más feliz, dejó su forma animal, para transformarse en un humano con cola y orejas que salto hacia Erik, rodeando su cuello con sus manos y su cadera con sus piernas, soltando ronroneos.

—¿Es en serio lo que estas diciendo?—la ilusión se hizo presente en los ojos azules del menor, Erik no pudo evitar darle una sonrisa amplia.

—No bromearía con algo así y menos si de eso depende que te quedes conmigo—murmuró por lo bajo mientras acercaba su rostro al del contrario—Charles...

—¿Erik?—el humano-gato lo miro detenidamente, había visto miles de veces como los humanos se besaban y de esta forma compartían sus sentimientos, pero él no sabia besar, nunca había tenido ese tipo de acercamiento con alguien.

El alemán parpadeo varias veces como si estuviera saliendo de un transe—No, nada—el color llegó a sus mejillas—Hammm...¿Quieres ir a comer?—lo miró carraspeando—Seguramente después de tantas horas desaparecido tendrás hambre ¿O me equivoco?

Charles ronroneo para después desenredar sus piernas de las caderas de Erik—No te equivocas, tengo mucha hambre—apretó sus labios mientras su colita se movía de un lado a otro.

Die Katze // CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora