Un frío sorbo de whisky entro por su boca cubierta de labial rojo cereza, hacia juego con su blusa y chamarra negras. Pero nada opacaba aquellos pantaloncillos de cuero desgastado, ni sus piernas largas y delgadas cubiertas de suave piel morena y ni hablar su reluciente cabello que todas en la preparatoria parecían envidiar, lo bien que le quedaba el cabello corto, su perfecta apariencia les hacía olvidar su manchada reputación, llena de líos y problemas por los que pasaba cada noche al salir de cualquier lugar que sirviera alcohol, eso la hacía lo que era, eso la hacía ser Jane Scott. La chica perfecta para evadir miradas de desprecio o cualquier otro pesimismo, la chica cuya dependencia alcohólica la había llevado a la locura más de una vez, es típica alumna que atrae las miradas de los pasillos en la escuela sin siquiera pensar en hacerlo, pues está era ella y nadie podía remediarlo, pero todo estaba a punto de cambiar.
Convencida de salir de la rutina, bebió lo que quedaba en su vaso y se puso de pie sin dificultad, otra de sus características peculiares, puede haber bebido más de diez litros de alcohol y nunca perderá el control de sus extremidades. Sacó con cautela sus delgados brazos de la chamarra de cuero, la recostó sobre la barra, sólo basto una mirada a quien la atendía para que su chaqueta estuviera resguardada y fuera del alcance de los demás.
Camino hasta la reluciente pista de baile, estaba llena de personas bailoteando y chorreando de sus vasos llenos alcohol. Antes de arrepentirse comenzó a mover sus hombros y piernas al ritmo de la música, era una chica más divirtiéndose aquella noche, movía su brazo izquierdo en el aire lentamente mientras que con el otro sacudía su cabello y acariciaba su piel morena del rostro, sus delgadas caderas formaban un ocho mientras se movía. El palpitar de su corazón se mostraba en la vena que transitaba en su cuello delgado, sus clavículas subían y bajaban cada vez que sus brazos tomaban direcciones distintas. Tal cual esclava de la música, con los ojos cerrados bailo por quince minutos sin problema alguno, pero el alcohol hoy había decidió gobernarla, se tambaleo un par de segundos, utilizando el equilibrio de sus brazos pudo salir de pie de aquel gentío. Sosteniendo su cabeza en un soporte conformado por sus manos camino apenas un poco hasta la mesa más cercana, pero sus pies no la dejaban, las luces parecían caer sobre su frente provocando dolor dentro de su cráneo, las personas parecían caminar más rápido y las bocinas resonar en su oído.
Estaba a punto de colapsar y su corazón le informaba que tenía apenas unos segundos para seguir de pie.
- ¿Te encuentras bien? - se oía a lo lejos la voz gruesa de un joven. Pero ella no lograba verlo, entonces su cabeza se inundó de sueño y se desmayó.
El joven la sostuvo antes de caer, era muy fuerte así que la cargo sobre sus antebrazos y la saco del lugar, siendo asechados por las miradas de morbo e intriga salieron del bar, apoyándose en sus piernas la sostuvo, pero su expresión no reflejaba esfuerzo más bien angustia.
Ella abrió los ojos al inhalar aire fresco, sus pupilas soltaron un poco de brillo y luego se atenuaron llegando al tono café que resultaba de la combinación de su natural color blondo y del negro que cubrían las lentillas artificiales.Observo a su generoso salvavidas, que aún la sostenía en sus fornidos brazos cubiertos de piel blanca, después observo su rostro lleno de pecas rojizas, sus verdosos ojos eran protegidos por pestañas alargadas cobrizas al igual que su cabello y cejas. Era un pelirrojo apuesto que disfrutaba ayudar a personas a punto del abismo.
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Las Brujas Mitchell
FantasyEn el pueblo de Cherry Hill se creó la magia, hace muchos años la familia Mitchell hizo portadores de habilidades especiales a los suyos y a muchos otros humanos. Sin embargo esta no fue bien recibida por lo tanto la sangre real se separó e hizo que...