Caminaba por un enorme pasillo. Se encontraba solo, no sabía dónde estaba toda la gente. Esa sensación de estar en el lugar equivocado, de estar alejado de los demás, aislado, le invadió. No sabía dónde estaba, se sentía desorientado, necesitaba encontrar una salida, de encontrar a todo el mundo. Miró a su alrededor. A cada uno de sus lados se encontraban las fotografías de todas las generaciones que habían jugado en el equipo de la universidad de Downton, los Warriors. Se apresuró hacia la última, corrió hacia el marco del final, que mostraba a los jugadores de aquel año. Henry llegó hasta ella, y cuando la vio, su preocupación fue en aumento. No estaba entre los jugadores. Una gran puerta apareció ante él, caminó hacia ella y la empujó fuertemente. En el interior había varias personas, chicos y chicas, con chaquetas, camisetas y gorras de la universidad de Downton, le aterraban, ninguno tenía rostro. Aun así sabía que le observaban, sus vacías caras se dirigían hacia él.
— Eres diferente — sonó una voz.
Henry abrió los ojos como platos.
— No eres como nosotros — volvió a decir la voz.
Dio un paso atrás, necesitaba salir de allí.
Se agitaba en la cama alterado cuando se despertó de golpe entre fríos sudores. Abrió los ojos al mismo tiempo que se incorporaba asustado en la cama. Al percatarse de que tan solo era un sueño, tomó ligeras bocanadas de aire. Se sentó en la cama y se masajeó el cuello. Su cabeza había dado vueltas alrededor de ese tema cada noche, pero aquella noche le perjudicó más de lo que pensaba. Estaba más cerca que nunca del día en el que por fin iría a Downton. Observó las numerosas cajas que ocupaban el espacio libre de su habitación. Había empaquetado todo la noche anterior, sus zapatillas, su portátil y la ropa que no le entraba en la maleta. Aquellas cosas le recordaron que aquel sería su último día en aquella casa. Se marchaba a la universidad. Era el momento de los cambios, de madurar y crearse un futuro. El estruendo que provocó la puerta al abrirse de golpe le sacó de sus cavilaciones.
— ¡Buenos días, señor Universitario! — gritó Claire con su chillona voz.
— ¡Cállate! — le contestó Henry lanzándole una almohada y cubriéndose con la manta.
Claire la esquivó a tiempo. Se acercó rápida a la cama y tiró fuertemente de la manta.
— ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo por lo de mañana? — le preguntó con una malvada sonrisa.
— ¡¿Miedo?! ¡Por favor! — exclamó saliendo de la cama y picando en la provocación de su hermana — ¡Solo me cabrea que me hayas despertado, niñata!
— Ya claro... — contestó Claire poniendo entornando sus ojos mientras Henry buscaba por su revuelta habitación una camiseta para bajar a desayunar —. No hubiera entrado en tu apestosa habitación por nada... — comenzó Claire a decir mientras se dirigía a la puerta, al llegar se paró junto al marco y se dio la vuelta y miró a Henry sonriendo —. Hay un chico al teléfono esperando a que contestes.
Henry dejó inmediatamente su búsqueda de lado y fijó los ojos en Claire.
— ¿Jake? — preguntó ansioso inconscientemente.
Claire no contestó, se limitó a reír y salió corriendo.
— Será estúpida... — susurró Henry para sí y salió disparado hacia el teléfono.
Bajó las escaleras tan veloz que casi se rompe la crisma al llegar al último escalón. Vio a Claire apoyada en la encimera de la cocina con una mirada pícara dirigida a él mientras sostenía el teléfono.
— Si, ya está aquí, ha bajado las escaleras tan rápido que casi se mata... y solo por hablar contigo... — dijo de manera divertida al llamante.
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Only Two Things - Desirée Arjona Peña
RomanceNadie podría imaginar que Jake y Henry, antiguos rivales del instituto, ahora sean pareja, y mucho menos ellos mismos. Tras un verano perfecto, alejado de la presión del instituto, sus compañeros y el fútbol, Henry debe prepararse para una prueba ma...