Capitulo 3

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Nunca recordaba la dirección de los lugares donde tocaba el moreno, mientras conducía se estrujaba el cerebro para recordar dónde debía de ir a recoger al imbécil de su novio. Aquella noche, después del concierto saldrían a cenar, algo así como una despedida para Henry, después de todo se marchaba y necesitaban hablar de cómo llevarían ahora todo aquello. La distancia y la lejanía suponían un problema para cualquier pareja, aunque fuera una como la suya. Además Jake le había dicho que debía darle una noticia, viniendo de Jake, aquello era algo más que preocupante, pero bueno, fuera lo que fuera no podía ser tan terrible. Dándose por vencido, Henry abrió la guantera en busca de su móvil. Estaba llena de CDs que traía Jake y papeles llenos de borradores de canciones. En los viajes, Jake siempre se dedicaba a escribir, y luego simplemente dejaba sus anotaciones en la guantera de Henry. No todo eran canciones, algunos simplemente tenían dibujos de Piolines con bocadillos en los que ponían "Me llamo Henry", "Soy Henry y tengo cabezón" o simplemente "Huelo mal". Después de todo ese barullo descubrió que llevaba el móvil en el bolsillo. Marcó rápidamente el número y se puso el móvil en la oreja. El teléfono se descolgó al segundo pitido.

— ¿Qué quieres? — preguntó Claire viendo de quién se trataba.

— ¿Dónde coño toca hoy el medio metro de tu novio? — preguntó bruscamente.

— Creo recordar que el tuyo también forma parte del grupo — dijo molesta.

— Si vale, ¿quieres decirme donde puñetas es? — espetó Henry perdiendo la paciencia.

— Apunta retrasado, y a ver si te vas quedando con los sitios eeh — Henry apunto la dirección y colgó a su hermana sin ni siquiera un simple adiós. Llegó a la calle, y estaba abarrotada, no entendía por qué tanto alboroto con aquellos idiotas de Los Waste, su mayor éxito hablaba de él, era la única razón por la que escucharía a aquellos palurdos, bueno y porque el cantante era su novio. Aparcó donde pudo y se dirigió hacia la puerta donde entraban los músicos. Se disponía a entrar cuando el portero le impulsó con su enorme brazo hacia atrás.

— ¿A dónde crees que vas? — preguntó el portero con una grave voz.

Henry no entendía cómo era posible que todos los porteros tuvieran la misma pinta, calvos, gordos, fuertes y con camisetas negras ajustadas.

— Soy amigo del grupo — dijo Henry con mala cara.

— ¿No me digas? Si me dieran un dólar por cada vez que me dicen eso, ahora sería rico, chaval — dijo con una cara temible.

— ¿Es que no te han dicho que me esperan, gorila? — preguntó Henry bruscamente.

— ¡No esperan a ningún amigo de la banda! ¡Y ahora lárgate! — le gritó tan cerca que la nariz de Henry casi tocaba la campanilla de aquel tanque.

Henry no podía creerse que le estuviera pasando aquello ¿Acaso tenía que decirle a Don King Kong la relación que tenía con Jake para que le dejara pasar o qué?, pensaba Henry. Suspiró fuertemente.

— Soy el novio de Rivers — susurró Henry con las manos en los bolsillos.

— ¿Qué? Perdona, no te oigo — le preguntó con una malvada sonrisa.

— Soy el novio de Rivers... — volvió a decir algo más alto.

— ¿Puedes decirlo más alto? Es que aquí hay muy mala acústica.

— ¡Que soy el novio de Rivers! — le acabó gritando.

— Ah vale, haberlo dicho antes, hombre. Ya sé quién eres, el jugador de fútbol. Pasa hombre — dijo abriéndole la puerta con una sonrisa triunfal.

Only Two Things - Desirée Arjona PeñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora