CAPÍTULO III

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Los años pasaron muy rápido y aunque la tierra vivía en paz y sin amenazas los guerreros aún entrenaban arduamente.

En ese entonces yo ya tenía cuatro años, mi hermano Goten trece, mi sobrina Pan seis, Bra cinco y Trunks catorce, aunque aún éramos jóvenes mi papá y el señor Vegeta insistían en entrenarnos pues decían que era mejor estar prevenidos por si algún día aparecía un enemigo.

Ya fuera juntos o por separado todos los días por las mañanas se hacia el entretenimiento, al principio mi mamá y la señora Bulma se negaban a que Bra y yo entrenaramos pero de algún modo nuestros padres y mis berrinches las convencieron.

Como era de esperarse no por ser unas niñas ellos eran blandos con nosotros, por el contrario nos exigían más y nos atacaban más fuerte y eso a mi me motivaba a no dejarme vencer y demostrar a mi papá que yo era una guerrera de verdad.

Con el paso del tiempo Bra abandonó los entrenamientos pues decidió que eso no era lo suyo y Pan no nos acompañaba siempre pues mi hermano y Videl se mudaron a la ciudad y le era difícil ir diario a la montaña Paos.

Así que sólo quedamos Goten, Trunks y yo. Para entonces ellos tenían diecisiete, dieciocho y yo ocho años, nos habíamos vuelto un equipo, aunque yo al principio me sentía como un estorbo para ellos eso cambió porque a pesar de la diferencia de edad nos llevábamos muy bien y eramos muy unidos.

Todos los días conviviamos ya fuera por entrenar juntos o salir a pasear sólo por diversión, a veces era después de la escuela pues Goten y yo asistíamos a la capital él a la preparatoria estrella naranja y yo apenas a la primaria.

A veces íbamos a la corporación cápsula a jugar videojuegos con Trunks u otras el nos acompañaba a la montaña a explorar un poco.

Cuando yo tenía diez años empecé a darme cuenta que sentía algo especial por Trunks, al principio pensé que era admiración igual que con mi papá y mis hermanos pero con el tiempo me di cuenta que no era eso, sino algo más profundo, como yo era una niña eso parecía raro así que por un tiempo trate de ignorar mis sentimientos pero un día se presentaron con más fuerza que antes.

Desde que me di cuenta de mis sentimientos ya había pasado cerca de un año y todo seguía igual Trunks y yo tan amigos como siempre.

Ese era un día muy caluroso de verano y decidimos entrenar los tres cerca del lago, llevábamos un rato practicando así que ya estábamos exhaustos y acalorados.

Creo que ya es hora de descansar un poco no creen. Dijo Trunks tomando un poco de agua y recobrando el aliento.

Sí estoy de acuerdo. Contestó Goten secándose el sudor.

Yo sólo asentí y me senté bajo un árbol a tomar un poco de agua fría.

De pronto un dogui naranja voló por los aires y cayó frente a mí.

El  último es un huevo podrido. Dijo mi hermano y se lanzó al río a nadar.

Sin pensarlo nosotros también dejamos la ropa a un lado y lo seguimos, después de disfrutar un poco lo refrescante del lago decidimos hacer una  carrera de natación y quién perdiera invitaría la cena.

Para mí mala suerte yo perdí y aunque me dieron la revancha el resultado fue el mismo así que me rendí y salí del agua para tomar el sol y secarme un poquito antes de vestirme. Además estaba enojada pues era obvio que ese par eran tramposos y aprovechados.

En la orilla del lago me senté recargada de un árbol y cerré los ojos para calmarme pero luego de un rato me interrumpieron.

¿Qué pasa pequeña estás enojada por eres muy lenta para nosotros? Jaja.
Decía Trunks con sarcasmo mientras salía flotando del agua.

En ese momento abrí los ojos y no podía creer lo que veía, a sus veintiún años el chico era muy guapo y estando empapado y casi desnudo se veía bastante atractivo y sexy.

Sacudí rápidamente la cabeza como si eso sirviera para deshacerme de mis pensamientos, cerré los ojos y me agaché un poco para que él no pudiera ver el color en mis mejillas.

AMOR SAYAJIN 💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora