7. Suplica, duquesa.

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Chicos/as, por favor dejen de decir que he dejado la historia tirada o que no voy a publicar y todo eso, les he pedido paciencia porque tengo muchas cosas que hacer y no puedo estar actualizando tan seguido, sin embargo, en THE STRIPPER que para quienes no saben es la otra historia Juliantina que estoy adaptando, he subido dos capítulos consecutivos. Ténganme paciencia, trato de hacerlo rápido, pero tengo un horario apretado este semestre.

Instagram: Juliantina_Leblanc.

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Canción sugerida: Electricity – Silk City, Dua Lipa, Diplo, Mark Ronson.

—Este sitio es alucinante. —Eva dio una vuelta completa sobre sí misma desde el centro del salón principal de la casa de Valentina—. No puedo creer que no te mudaras en cuanto llegaron de Las Vegas.

—No me parecía lo correcto.

—¿Y ahora sí? ¿Qué ha cambiado? —Eva se dejó caer en uno de los mullidos sofás de la estancia y cruzó las piernas.

Juliana bajó la voz a pesar de que la cocinera estaba ocupada preparándoles la comida y la sirvienta estaba en el piso de arriba haciendo Dios sabe qué. Valentina tenía que pasar el día en la oficina, lo cual dejaba a Jul con poco o nada que hacer.

—Supongo que cada vez estamos más cómodas juntas. Además, no contaría con la seguridad que hay aquí si me hubiera quedado en Tarzana.

—Estás en tu derecho. Si quieres saber mi opinión, ese tal Liam da un poco de miedo. —Eva había esquivado al corpulento guardaespaldas de Valentina cuando este había salido a recibirla a su llegada.

—No habla mucho.

—A mí no me ha dicho ni una sola palabra. Me ha mirado fijamente.

—Valentina insiste en que es inofensivo con quienes no se meten con él. —Juliana estaba sentada frente a su amiga en una de las sillas estilo Reina Ana de la casa. Llevaba un traje de seda informal tan suave que era como si no llevara nada. Ahora que por fin tenía tiempo libre, tardaba más en vestirse por las mañanas y le dedicaba más atención a su aspecto.

Valentina la había acompañado al centro Moonlight y allí Juliana había descubierto lo que significaba estar casada con una mujer tan rica y atractiva como su esposa. Se ganó al personal y le arrancó más de una sonrisa a su hermana. Desde el día en que sufrió el derrame, Samantha tenía dificultades para expresar sus necesidades. «Afasia expresiva», así era como lo llamaban los médicos. Para que su hermana no se pusiera nerviosa ni se sintiera frustrada, Jul a menudo terminaba las frases por ella. Valentina comprendió la situación enseguida y se esforzó para hacer preguntas que pudieran responderse con un sí o un no, y evitó temas que pudieran provocarle estrés.

Cuando ya se iban, Valentina encontró a unos de los administradores del centro y, como si alguien hubiese pulsado un interruptor, su encanto se desvaneció y en su lugar apareció la mujer de negocios. Quería saber qué tipo de seguridad tenía el centro, cómo evitaban que un desconocido se colara en la habitación de Samantha y quién estaba con ella fuera de los horarios de las comidas. Disparó una rápida sucesión de preguntas que podría haberle hecho a ella y que fueron contestadas por el administrador del centro antes de que ella pudiera interrumpirlos. Parecía tan sincera, tan preocupada por el cuidado de su hermana, que Jul no pudo enfadarse con ella por ignorarla. Sin embargo, cuando se subieron al coche y ella empezó a poner en duda la capacidad del centro para cuidar adecuadamente de Samantha, Juliana se puso a la defensiva.

Duquesa,  (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora