10. Mi duquesa.

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"Que giró alrededor de ti, que solo en ti he encontrado paz y alegría. Y que muchas veces me voy, solo porque quiero volver. Que estés guapa y linda. Y que en este segundo aniversario me quieras tanto, casi tanto como te quiero yo." – Jaime Sabines, cartas a Chepita.

Aquí comienza el verdadero cambio que la diferencia de la versión original, espero que les guste.

Canción sugerida: Rolling in the Deep – Adele.

Al llegar a Estados Unidos, lo primero que hizo Juliana fue dirigirse al centro Moonlight a ver a Samantha. Por una parte, se sentía culpable de habérselo pasado bien en Gran Bretaña con Gwen, la hermana de Valentina; por otra, estaba emocionada por su nueva vida junto a Valentina.

Entró en la habitación de Samantha con un nudo en el estómago. Su hermana llevaba el pelo recogido con una coleta y una camisa rosa manchada donde iba a parar parte de su comida. – Eh, cariño – saludó Juliana a su hermana, y se sentó en la silla opuesta a la que ocupaba Samantha, desde donde podía mirar por la ventana.

Samantha le regaló una media sonrisa, lo único que le quedaba desde que tuvo el derrame. Sus ojos se iluminaron al reconocer a su hermana y levantó su brazo bueno, que Juliana sujetó con fuerza. – Te... te he echado de menos – le dijo Samantha, arrastrando las palabras

—Yo también te he echado de menos. —Solo se había saltado una visita, pero sabía que para su hermana eran muy importantes. Al fin y al cabo, no había muchas cosas en su vida que la animaran a levantarse de la cama cada mañana—. ¿Has comido bien estos días?

—Sí —dijo Samantha con la boca, pero su cabeza hizo un gesto negativo.

Una de las cosas que Juliana había aprendido a hacer había sido leer el lenguaje corporal de Samantha más que sus palabras. Los gestos y las expresiones faciales eran la clave para entenderla.

—¿Me quieres echar una mano con esta ternera al estilo mongol? Es del Wok Dorado, tu restaurante favorito.

Samantha sonrió.

—Me gusta.

—Lo sé. A mí también.

Juliana abrió la caja de comida para llevar y el olor de la ternera con especias inundó la habitación al instante. Colocó una mesilla con ruedas delante de su hermana, le sirvió un plato pequeño y la obligó a coger el tenedor con la mano. Samantha aborrecía que le dieran de comer. A pesar de que su hermana se esforzaba para meterle la comida en la boca, Samantha no era feliz si no lo hacía ella sola.

—He-he visto... mmm... he visto... — Samantha se esforzó en buscar las palabras.

—¿A quién has visto?

Juliana se dio cuenta de que llevaba todo el día sin comer. Valentina y ella habían llegado a última hora de la tarde del día anterior y se habían metido directamente en la cama. Poco antes de la hora del almuerzo, las dos habían tomado direcciones opuestas, Valentina a su oficina y Julianaa ver a Samantha. Ni siquiera había pensado en la comida. El sabor de la ternera le explotó en la boca y el estómago rugió en señal de protesta.

—Mamá.

Juliana detuvo el tenedor a medio recorrido.

Samantha asintió y Juliana dejó los cubiertos sobre la bandeja.

—Cariño, mamá hace tiempo que se marchó.

Samantha frunció el ceño como si intentara recordar algo.

Duquesa,  (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora