"Tú sabes que a veces me despierto de noche y tengo absoluta necesidad de tocarte, de sentirte a mi lado. No sé qué tienes de reconfortante, pero el saberte junto a mí hace que en el semisueño me sienta bajo tu protección". — Mario Benedetti.
Canción sugerida: Give me love – Ed Sheeran.
Bueno, aquí estamos nuevamente. Por favor tenganme un poco de paciencia con respecto a las actualizaciones, no puedo forzarme a escribir demasiado así que por ahora voy a hacer mi mejor intento de actualizar al menos una vez por semana The Stripper y Duquesa. ¡Espero que les guste el nuevo diseño! Opté por dejar los primeros capítulos como los conocían y comenzar a cambiar a partir de ahí, debido a que no puedo escribir mucho, reescribir todos los capítulos me llevaría mucho tiempo y no quería que esperaran más. Creo que modificaré un poco la trama del libro original en algunos aspectos para que no vuelvan a eliminar la novela.
Espero que les encante este viaje tanto como a mí, la idea me hace sentir sumamente feliz, ténganme un poco de paciencia porque adaptar un libro de parejas heterosexuales a una LGTBI+ es algo duro, puesto que para ello se debe tener mucha sutileza y no llegar a cambiar la trama. Por supuesto que van a encontrar una narrativa muy mía y no tan del libro original, saben que me encanta escribir y dejar mi sello en cada escrito que lleva mi nombre. Disfrútenlo de principio a fin y déjenme en los comentarios, ¿Qué otro libro les gustaría que adaptara? Este mes estaré iniciando nuevos proyectos con Juliantina y algunas otras parejas.
Instagram: Juliantina_Leblanc
Lista de Spotify: Juliantina - Anne Leblanc.
Valentina se pasó las manos por el cabello. – Necesito una esposa, Christopher, y para ayer es tarde – bramó.
Ella se encontraba sentada en la parte trasera de su coche, llevaba unos pantalones, una camisa femenina bastante elegante y un abrigo. Prácticamente vestía un traje hecho a su medida completamente femenino que se acentuaba a sus curvas y a su pequeña cintura. Su cabello castaño claro suelto permitiendo dejar a la vista sus ondas perfectas y naturales.
La mujer para muchos era una diosa, elegante y con clase, pero más allá de eso era su belleza despampanante lo que captaba la atención en cualquier lugar al cual llegaba. Y es que Valentina tenía unas facciones delicadas, una hermosa sonrisa y un carisma innegable.
En el auto iban de camino a nada más y nada menos que un Starbucks, pero mientras con una mano sostenía su teléfono personal, con la otra miraba por enésima vez su costoso reloj para percatarse del tiempo que tenía para llegar que por cierto, no era mucho.
La carcajada de sorpresa de Chris acabó de crisparle los nervios. – No seas tan dramática, Valentina – le pide su amigo -. Escoge una cualquiera y dirígete al altar. No es como si no tuvieras un sequito de locas que darían todo por darte el sí, eres tú quien les rehúye a ellas, no ellas a ti – le recuerda.
El consejo despreocupado de su mejor amigo le habría resultado útil si Valentina confiara en las mujeres de su vida. Tristemente, no podía hacerlo y lo de "locas" que la perseguían, era muy enserio. - ¿Y arriesgarme a perderlo todo? – inquiere, su semblante es serio, sin embargo, un ápice de dolor se asoma en sus facciones -. Me conoces bien. Lo último que necesito es que las emociones se interpongan en algo tan importante como un acuerdo matrimonial – dice con una voz profesional.
Precisamente era eso lo que ella necesitaba, un acuerdo. Un contrato, un convenio mercantil que beneficiara a ambas partes durante el discurso de un año. Luego podrían tomar caminos distintos y no volver a verse nunca más.