Día de Fugo.

481 39 34
                                    


Eran las 6:30 AM y Fugo había despertado por otro mal sueño, (respuesta sencilla a su mal humor de las mañanas) pero era temprano, nada lo esperaba a tal hora, por lo que decidió seguir revolviendose en su cama.

La imágen de Narancia aparecía una y otra vez, sus peleas, sus berrinches, incluso sus arrebatos de íra al estudiar juntos.

Fugo no sabía porque, pero lo extraña bastante, a todos en realidad. Y el constante pasar del tiempo no ayudaba a su bienestar mental, que de por si era bastante frágil.

7:20 Am, ni siquiera Pannacotta podía creer como había pasado el tiempo recordando a sus compañeros, por lo que irse a duchar era lo mejor para partir el día.

Luego de 10 minutos en la ducha se distrajo por un gran ruido provocado en la habitación de al lado. Rápidamente se vistió con su clásica ropa agujereada, ésta vez de color naranjo. Peinó su cabello como acostumbraba y con el suave rugido de su estómago se dirigió a la cocina por necesidad más que por gusto.

-¡Fugo!- Llamó Giorno acercándose al mencionado.

Ambos se encontraban en la cocina por lo que Fugo le ofreció tomar asiento juntos, a lo que el otro aceptó con amabilidad.

-Fugo, Mista y yo... bueno... ya sabes- Vaciló sus palabras -Lo sé, los oí perfectamente desde mi habitación- Dijo con un tono ligeramente molesto lanzándole una mirada con las cejas fruncidas a Giorno.

-Pero bien, solo escuché el escándalo que seguro inició Mista, no sé más- Admitió el de ojos púrpura.

-Lo usual...- Aclaró Giorno sin ánimo -Cosas de tiempo y atención -Prosiguió en tanto una sirviente traía un pudin para Giorno y un postre de fresas con jugo de naranja para su acompañante.

-Ya veo- Dijo Fugo tomando una rebada para llevarla a su boca.

Giorno solo se mantuvo callado como si esperara una señal o algo para reaccionar otra vez.

-... ¿Entonces?...- Preguntó el mayor sacándo a su jefe de sus pensamientos.

-Ah... mis disculpas- Se apresuró a decir -Quería que me informaras si hay alguna cita programada para hoy y mañana- informó de manera neutral, de modo que ni siquiera Fugo supiera sus intenciones.

-Según tu agenda hoy tendrás un reunion a las 5 y media en un café, y mañana por la mañana vendrán unas personas que conoces- Tomó una pausa tratando de aclarar sus memoria pero no funcionó del todo bien -No recuerdo su nombre... era Japones, es todo lo que puedo responderte sin ver los datos escritos- Enunció con calma siguiendo con su desayuno.

-¿La persona se llamaba Jotaro?- Indagó el menor llevándose una cucharada de pudin a la boca.

-Sí, ese es- Aseguró -¿Quién es él?- Observó con curiosidad.

-Eso no es importante ahora- Eludió -¿Te dijo por qué motivos viene y con quién?- Investigó.

-Mencionó que lo sabrías en su llegada, es todo lo que sé, luego de eso cortó- Bufó Fugo de solo recordar, dado que él odiaba las faltas de respeto a su persona, y el cortarle en plena llamada era una falta a ello.

Giorno y Fugo acabaron su comida y a los minutos llegó otra sirvienta a retirar todo. Ambos chicos se miraron por poco; uno con una imágen cómplice y otro extrañado.

-Giorno, puedo cancelar la cita de hoy si lo deseas- Propuso con una sonrisa ligera.

El tiempo había pasado y el de ojos púrpura ya casi podía leer bien los pensamientos de su jefe, no era necesaria una mentira, considerando que él ya tenía una idea de lo que planeaba.

-¿Disculpa?- Cuestionó divertido.

Ellos dos eran como leerse las manos entre gitanos, siempre procuraban ir un paso delante del otro.

-Digo que le digas a Mista que no repararé más puertas por sus enojos de mierda- Soltó Fugo señalando la puerta de la cocina que en otra historia el moreno destruyó -Sólo a ti te escucha el bruto ese- Opinó con total despreocupación por sus palabras-

Una sonrisa se había asomado por los labios del muchacho al recordar ese hecho -Perfecto, ¿pero qué tiene que ver él y mi cita?- Inquirió con una ceja arqueada tratando de volver a su personalidad seria de siempre.

-Oh, ¿no planeas escaparte con él acaso?- Consultó con un tono irónico en pos de sorpresa.

-Ja, ja, ja- Rió sárcastico el de trenza -Demoráste insinuandolo- Señaló.

-Simplemente gozo de tu habilidad de evadir todo- Confesó con gracia -Pero bien, ¿lo hago?- Consultó antes de pararse a un costado de la mesa para salir del lugar.

Giorno lo pensó unos momentos, pues no estaría mal darse un día completo de descanso, no solo un medio día libre. Después de todo, siempre podría terminar y adelantar trabajos el día siguiente.

-Déjalo para el Jueves, hoy volveré tarde posiblemente- Ordenó con un rubor sutil en las mejillas -Te encargo todo, y no olvides llamarme si algo sale de control- Agregó con una pequeña preocupación.

-Como ordenes- Sonrió.

Luego de su charla, los chicos se separaron cada uno por su lado. Giorno en busca de un buen panórama y Fugo a comenzar los deberes del día.

Partir por cancelar la reunión era ahora la prioridad, sería sencillo, solo era dar una exclusa simple, sonar arrepentido y acordar algo más cómodo para Giorno.

-Claro, muchas gracias por su comprensión- Decia finalizando la llamada.

Una vez completa la tarea debía ordenar unos papeles y dar nuevas órdenes a los subordinados.

-Que aburrido estoy, y apenas dan las diez de la mañana- Pensaba en voz alta caminando por los pasillos dirección al jardín sin ninguna actividad en particular.

-Si te aburres tanto podrías mandar a alguien a comprar algunas cosas, eso siempre me sube el ánimo- Interrumpió una muchacha de cabellos rosados.

Trish Una, una de las personas sobrevivientes del ataque se encontraba ahí. Sin un hogar en especial al que quiera ir y familia a la que recurrir, Giorno Giovanna le ofreció un lugar en la gran mansión que poseía; desde entonces la muchacha vive con los chicos en el mismo techo muy a gusto.

-Mi ánimo no es malo, solo estoy aburrido- Aclaró haciendo un gesto con la mano.

-¿Y si te tomas un día libre?- Preguntó la chica tratando de persuadirlo.

El chico solo desvió la vista en otra dirección masajeando un poco el puente de su nariz -Tal parece que hoy todos quieren tomarse un día libre- Opinó con un suave aire antipático.

La chica frunció un poco el sueño y se cruzo de brazo casi exhageradamente -Bien, no debes si no quieres- Chasqueó la lengua con un una notoria mala actitud.

Fugo dió un suspiro pesado y volvió a verla -La situaciones es, que Giorno saldrá hoy y no puedo dejar la mansión aunque así lo quisiera- Dijo un poco arrepentido de que se malentendiera su actuar.

La chica solo pudo bajar un poco la vista con la cara enrojecida de vergüenza -Entonces eso es...- Dijo en un murmullo  -Aunque eso no es motivo suficiente para poner malas caras- Reprochó recuperando un poco su orgullo -Puedes divertirte dentro de la mansión- Agregó con una sonrisa.

-¿Cuál es tu idea de diversión?- Preguntó con desconfianza haciendo una mueca.

-¿Quieres ver?- Dijo en un tono tentador.

Uno los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora