True Colors.

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Una vez que tomé la copa de vino volví a entrar, nada llamaba mi atención particularmente así que decidí recorrer la mansión y quizás descubrir alguna nueva habitación.

Nadie me notaba cuando me perdía entre las habitaciones y eso era mas que agradable, aunque admito que algo solitario.

En ocasiones quisiera cambiar mi vida, hacer algunas cosas de forma distinta, pero soñar ya no vale, no para mi, que aunque tenga todo lo que desee no puedo recuperar lo perdido.

-Quizás perder la memoria.- Me dije a mi mismo.

Sacudí mi cabeza olvidando aquello - ¿Seré muy duro conmigo?- Me miré en el reflejo de los ventanales.

Llevaba el cabello suelto, una camisa blanca de mangas abombadas y unas calzas ajustadas negras. Había olvidado por completo mis broches, mi fotografía, mis cosas infaltables.

-¿Tendré el cabello feo?- Me pregunté tocando mis puntas abiertas -O puede ser porque estoy muy delgado... los chicos tienen razón, no he comido bien...- Sobé mi estómago plano.

No quería llorar, no puedo llorar.

Toqué mis mejillas para verificar que siguieran secas y corrí y corrí sin parar, no tenía destino, lo hice solo porque algo en mi cuerpo me exhigía hacerlo. Me sentía bobo, ¿pero qué importaba? No tengo que darle explicaciones a nadie, soy el jefe.

Mientras corría mi cabello se mecía se arriba a abajo, mis pies se sentían tan ligeros que eran capaces de dar grandes zancadas sin cansarse.

El fuerte sonar del pequeño tacón de mis zapatos resonaba a mi paso, recordé que hace tiempo no me sentía tan grande.

Bajé tres pisos corriendo y mi cuerpo aún se encontraba bien, sentía que lo podía todo otra vez.

Comencé a reir mientras lo hacía pero de forma poco oportuna se abrió una puerta delante de mi.

-Agh...- Me quejé tocando la zona dónde sentía un poco de dolor. Abrí y los ojos y me dí cuenta de que estaba tirado en el suelo sobre Mista.

-¿Qué mierda acaba de pasar?-  Se sentó también.

Mierda, mierda, mierda.

-¿Mista, estás bien?- Pregunté nervioso.

-¿Giorno?- Me miró ligeramente aturdido -¿Qué pasó?-

-Venía corriendo y... yo... ah... lo siento, no noté que salías y chocamos- Dije al fin.

No puedo creer que en serio no lo noté. Pude causar un accidente peor que solo una caída.

-¿De qué carajos corrías que ibas así?-
Me miró enojado.

Bajé la mirada apenado -Lo siento...- Me disculpé.

-Que inconciente- Se paró con fuerza del suelo haciendo que yo cayera hacia atrás -Ten más cuidado la próxima vez- Gritó alejándose de mi.

Soy un idiota... el peor.

Me levanté de suelo y sacudí un poco mi ropa, la verdad estaba lo suficientemente cansado para no querer cambiarme otra vez.

Me dolía el estómago de solo pensar en mi imprudencia, de que fue suerte que chocara con Mista y no alguien más; sinó fuera por sus músculos y su fuerza, el golpe... solo él soportaría una embestida así.

Quería disculparme pero me da un poco de nervios pensar que se niegue a oírme. Que me ignore me mataría.

Mi habitación estaba justo ahí y sentí que a gritos me pedía entrar y no salir jamás.

Uno los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora