La flor más bella.

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Hemos caminado tomados de la mano por unos 10 minutos a lo que parece la orilla del roquerío, en dirección a un camino de pérgolas con enredaderas, algo bastante bonito a la vista, aunque espero que no sea en exceso un fondo cursi para Gio.

-¿Y ahora?- Preguntó curioso mirándome por el rabillo del ojo, como si hacer eso le diera una pista.

-¿Qué crees que pasará ahora?- Pregunté con una ceja alzada mostrándo despreocupación.

Solo sonrió mirándo nuevamente el camino -Ya veo, ¿entonces no podré sacarte información?- Cuestionó ladeando la cabeza, gesto que sabe que adoro.

-No me vas a persuadir, por otra parte...- Desvié el tema tratando de ocultar todas las sorpresas que le daría -Principalmente vinimos porque muero de calor, vamos a beber algo- Sugerí jugando un poco con sus dedos.

-Eres un gracioso, señor adulto- Comentó con un enojo juguetón.

-¿Yo? ¿Por qué?- Le seguí el juego.

-¿Vamos a beber?- Imitó con burla -¿Veré como te sirven alcohol mientras tomo un simple jugo?-

-Ya veo lo que sucede, el niño quiere crecer otra vez- Dicté mi respuesta como si fuese un diagnostico.

-Aquí vamos de nuevo- Musitó rodándo los ojos entre pequeñas risas.

-Tú eres el que quiere crecer y emborracharse conmigo, no me culpes por ser listo y adivinar tus malas intenciones- Dije con gracia.

Reí suavemente, lo cual hizo que llamara su atención, entonces aproveché que estaba por las nubes para jalar su brazo acómodandolo frente a mi y dar un paso hacía atrás, logrando que callera justo en mis brazos por su delgadez.

-Incluso de cabeza eres guapo, Giovanna- Opiné con una sonrisa ladeada depositando un pequeño beso en su pálida frente.

Rápidamente se reincorporó alejandose unos pasos aún delante de mi.

-¿Te he dicho que eres muy lindo incluso cuando me evitas?- Dije riendo apróximandome a él.

-¿A sí? ¿Lo soy?- Preguntó sin voltear, dejándome abrazarlo por la espalda y así hundir mi rostro en su cuello con delicioso olor a flores -Claro que lo eres mi Lucky boy- Asentí cerrando los ojos para perderme un segundo en él.

-Entonces me volveré irresistible- Dijo con una sonrisa soltando mi agarre.

-¿Lo puedes ser más?- Reí llevandome una mano a la cintura.

-Si seguimos tu lógica...- Habló por lo bajo.

No les mentiré, no entendí nada. Nunca le entiendo nada a Giorno, pero lo que sí me dejó claro es que a veces puede ser un niño hermoso.

-Ti...- Dejó su frase inconclusa al saltar sobre mi y darme un corto beso en los labios; obvio, no sin antes asegurarse que estuvieramos solos.

Sinó hiciera eso no creería que es mi Giorno. Ese inseguro y sobreprotector.

Me dejó perplejo, aunque no estoy seguro si fue por el sorpresivo beso o su tonto acto infantil. Pero es lindo, me hace sentir bien que sea así conmigo, me hace creer que solo yo he visto ese lado añiñado de él.

-¿No estás crecido para jugar a ésto?- Grité viendo como se alejaba corriendo de mi.

-¿Estás muy viejo para ganar?- Gritó de vuelta totalmente divertido.

Sin pensarlo más corrí tras él por todo el camino de piedra. Me sentía un poco tonto corriendo en un lugar tan lujoso y de clase. Definitivamente no encajaba ahí, y no podía dejar de pensar que me verían como a un ladrón.

Uno los dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora