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CAPÍTULO VEINTIDÓS

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CAPÍTULO VEINTIDÓS

—CAROLYNE—

Había peleado con él otra ves , ya era la quinta o tal ves la séptima , bueno en realidad ya perdí la cuenta después de la cuarta , me había suplicado que me quedara pero no lo hice , no quería verlo , no quería tenerlo cerca a mí , al menos no ahora , quiero estar sola , quiero gritar y llorar al mismo tiempo , quiero leer un buen libro y escuchar música a alto volumen.  Quiero apartarme de la realidad aunque solo fuese hoy .


Estaba mal.

Debí quedarme.



Es mi culpa


Esquivé esos pensamientos hasta llegar a mi casa e ir directamente a mi habitación para cerrar con fuerza la puerta detrás de mi , un silencio de formó en el ambiente y alcancé los audífonos de la mesilla y me los puse para ponerle play a la primera canción .


Es mi culpa.


No pude llegar a tiempo.


No estuve cuando me necesitó.


Se hundió frente a mí y yo no hice nada , dejé que luchara solo.

Él se ha ido.


Es mi culpa. Es mi culpa. Es mi culpa.


—¿¡PORQUÉ NO ME SALVASTE?!


—¿¡POR QUÉ ME MENTISTE?!



—¿¡POR QUÉ QUIERES ESTAR A MI LADO A PESAR DE SABER QUE SOY UN DESASTRE?!



No.No.No.No


—¡Noooooo!— grité .









Desperté agitada , estaba toda sudada , este caía como gotas de lluvia por mi rostro , mis ojos y mis mejillas estaban mojadas , estaba helada , mi respiración era acelerada , mis latidos un desastre , y mi mente también.


Ese sueño otra ves.


Siempre el mismo.


Siempre.



Trato de calmarme y respirar lentamente para mirar mi mochila y sacar mi celular.



1:38 a.m.





Siempre a la misma hora.




Guardé el celular y me volví a acomodar en mi saco de dormir.  Todavía estaba oscuro , todavía no amanecía , mi carpa me permitía verlo sin nisiquiera salir de ella , pasé una mano por mi rostro y acomodé mi cabello dejando un mechón detrás de mi oreja , seguía helada , lo comprobé al tocar mi frente, aún caían gotas por mi rostro , no eran muchas pero comprobaba de que el sueño había sido real , traté de cerrar los ojos de nuevo pero se me hizo muy difícil , no podía , volvía a abrirlos una y otra ves , el insomnio se había apoderado de mí , cada día que pasaba , algunos días peores que otros , me levanté nuevamente y de mi mochila saqué unas pastillas blancas , solo cogí una y me la metí a la boca para pasármela , el sabor agrio y desagradable no tardó en llegar a mi garganta y entonces volví a acostarme.


La memoria en blanco [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora