•5•

435 70 10
                                    

Si lo haces tú está bien,
                       si lo hago yo está mal,
             ¿Cómo puedes decirme que
              siempre estoy equivocado?
                                             -If you do

Cuando comenzó a despertar, pudo sentir mejor la suave textura de las almohadas, sin embargo, al fijarse bien, supo que no estaba en su habitación. Trato de moverse, pero sintió una presión en las muñecas, estaba atado.

Comenzó a sentir miedo, estaba completamente desnudo y atado a una cama, sumándole a eso que no podía ver casi nada a su alrededor, solo lo que sus ojos alcanzaban a ver, ya que estaba boca abajo en la cama.

—Veo que has despertado.

Alguien entró a la habitación, Yunho trato de verlo ya que había reconocido su voz, pero tampoco pudo.

—¿Mi-Mingi? ¿Qué esta pasando? Ayudame.- La voz asustada del menor hizo que el contrario soltara una risa, se acercó a la cama donde con bastante facilidad, le dio la vuelta a Yunho, ahora podía ver toda la habitación, y a el, quien también estaba totalmente desnudo.

—Solo relajate, Yunho, creeme que te va a gustar.— Mingi comenzó a tocarlo de forma tan descarada, que Yunho se sentía horrible, trataba con todas sus fuerzas de no llorar, pero le era imposible.

—Mingi... Sueltamente, por favor.- Le pidió con un hilo de voz mientras las lágrimas comenzaban a caer, y eso al parecer, fue su sentencia de muerte.

Mingi se acercó a su rostro, pegando completamente sus cuerpos, Yunho solo sintió náuseas.

—No te voy a soltar hasta que te haga mío de una vez por todas.- Comenzó a besarlo de forma salvaje, a morder y besar todo su cuerpo dejando horribles marcas.

—¡Detente! Por favor... ¡Basta!

—¡Callate!- El fuerte sonido se propagó por toda la habitación, Mingi acababa de golpear a Yunho en el rostro. El menor se quedó en shock mientras las lágrimas no dejaban de salir.

Mingi se separó un poco solo para darle la vuelta, volviendo a su posición original, Yunho sabía lo que estaba a punto de pasar.

—No, no, no, ¡Mingi! ¡Por favor... ¡AH!- El grito desgarrador de Yunho fue como una melodía para el contrario, quien lo había penetrado de golpe.

El mayor siguió con lo suyo, mientras los gritos, suplicas y sollozos del menor no se detenían. No fue hasta que Yunho sintió algo caliente llenar su espalda baja que supo que todo había terminado. Mingi se fue de la habitación no sin antes soltarlo, pero el se quedó ahí, sin moverse, queriendo morir ahora mas que nunca.

El ruido de un despertador llegó hasta sus oídos, trató de buscar aquel dispositivo con su mirada en la habitación, pero no había nada, hasta que despertó.

Se sentó de golpe en la cama lanzando el despertador al piso, tenía lágrimas y sudor en el rostro, había sido solo una pesadilla de ese horrible recuerdo.

Fue a alistarse para ir al instituto, necesitaba darse de baja de una vez, no quería seguir soportando a aquellos imbéciles, que serían solo un impedimento para su plan.

Minutos después llegó a la escuela, al dirigirse a la zona del edificio donde estaban las oficinas, vio algo un poco peculiar, aquel chico, llamado Seonghwa iba entrando a la oficina de Mingi, ¿Por qué entraría ahí? Si Mingi no tenia ninguna clase con el. Por un momento pensó en ir a espiar, pero justo el director iba entrando a su oficina, recordándole el por qué estaba ahí.

Casi una hora después pudo salir con su objetivo cumplido, sentía un peso menos encima. Comenzó a caminar hasta la salida, sin embargo, el era Jeong Yunho, y no podía tener ni un día bueno.

—Agh, ¿¡En serio?! Fíjate por donde caminas, estúpido.- Había chocado con Yeosang, provocando que la bebida que llevaba se derramara sobre la ropa de ambos, pero esta vez no se dejaría humillar, ya no más.

—¿Y por qué no mejor te fijas tu, imbécil?

El castaño, sorprendido por la reacción de Yunho, no hizo mas que reír y tirarle el vaso ahora vacío.

—No te atrevas a hacerte el machito conmigo...

Yunho lo tomó de los hombros y lo estampó con fuerza contra la pared.

—Mira quien habla, el afeminado que necesita a su novio y sus amigos para que lo defiendan... No te tengo miedo, niñato.

Yeosang solo trataba de ocultar el miedo en sus ojos, porque era verdad, el solo no podía defenderse, y Yunho nunca había reaccionado de esa forma.

El de cabello azul, al ver que el contrario evitaba su mirada, lo dejó libre y camino a la salida, solo quería llegar a su casa. Sin embargo, Yeosang no se quedaría sin hacer nada, se iba a vengar así fuera con o sin ayuda.

||Treasure|| AteezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora