Dejarse llevar

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Con mucho cuidado, como si se tratara de una pieza de arte invaluable, Bucky dejó al niño sobre la cama y se puso arriba de él. Era hermoso, el brillo de sus ojos llamándole y pidiendo más, la respiración agitada y la forma en la que sus manos se aferraban a su ropa. Sentía tanta pena en lo que estaba a punto de hacer, pero es que ya no podía aguantarlo más.

-James- la voz de Tony era un susurro, una suave y delicada caricia que había llegado a sus oídos y conseguía desarmarle con tan poco. Las manos inquietas y temblorosas del menor le atrajeron en un beso, sintiendo como sus pequeños dedos se enredaban en su cabello.

Sé separó del beso y pasó a su cuello, deleitándose con los suspiros y jadeos que el menor soltaba. Quería ver su rostro, admirar la forma en la que cerraba sus ojos por el placer y sus labios eran mordidos; tal vez para callar sus jadeos, pero James aseguraba que sólo estaba provocandolo.

Su corazón latía con desesperación, Tony era suyo, él omega se ofrecía a él en cuerpo y alma. ¿Qué más podía desear?. Sintió sus instintos tomar el control, y por alguna razón esta vez no había perdido la cabeza, tenía tanta lucidez como siempre, era una experiencia nueva y placentera, posiblemente una experiencia única que sólo podría experimentar con el pequeño chico debajo de él.

Comenzó a quitarle la ropa, con suavidad y amor, pasando más yemas de sus dedos sobre la piel canela del chico, sintiendo sus espasmos y la forma en la que se revolvía debajo de él. Tony suspiró e imitó las acciones de James, quedando ambos sólo en bóxers, acariciando la piel del contrario y mirándose con deseo y amor.

-Te amo- suspiró Tony cuando el mayor comenzó a masturbarle, sacando el miembro de su ropa interior.

Jadeó al sentir la calidez en su miembro. Aquello era una experiencia totalmente nueva, claro que había hecho cosas así varias veces como cualquier adolescente, pero era muy diferente si era James quien lo hacía. Su cuerpo quemaba cuando sentía aquellas manos tocar su piel con tanta familiaridad, se sentía en el mismo infierno y podía asegurar que había estado ahí.

En todas esas acciones habían tantos sentimientos y emociones juntas, una montaña rusa de todas ellas que le creaba un calor en el estómago y rápidamente se esparcía en todo su cuerpo.

-También te amo- dijo James mientras aumentaba el ritmo de su mano sobre el miembro del menor y devoraba su boca de una forma un poco más agresiva, aunque sin llegar a lastimarle.

Tony sólo pudo ahogar gemidos en el beso mientras sus manos se aferraban a los hombros de James y cerraba fuertemente los ojos. Todas esas sensaciones era nuevas para el, se sentía un poco asustado, pero especialmente tímido. Nadie le había dicho como debía actuar y comportarse, y su instinto omega no estaba tan activo como creía.

El alfa pudo sentir su inseguridad y sonrió rompiendo el beso.

-Esta bien cariño, solo relájate- susurró en su odio. El pequeño omega iba a protestar algo como "es más fácil decirlo que hacerlo" pero decidió que su sarcasmo e imprudencia no arruinara el momento, obedecería.

Asintió y se dejó llevar por las emociones, comenzó a subir sus manos por él abdomen de James, sintiéndolo caliente y bien formado, maldita sea, eso sólo lo ponía mucho más nervioso.

Bucky fue bajando por su pecho con besos y lamidas, debía relajar a Tony y la forma más fácil de hacerlo era dándole placer. Llegó hasta el miembro erecto del menor y se lamió los labios mientras le miraba a los ojos, su alfa se sentía especialmente excitado viendo las mejillas rojas y ojos llorosos de Tony, suplicando con la mirada.

Sin detenerse un minuto más, introdujo el miembro en su boca, viendo como su omega soltaba algo parecido a un agudo gemido y apretaba las sábanas con fuerza. Lamió desde la base hasta punta, y luego metiéndolo de nuevo en la boca. Agradecía que en la genética omega, sus miembros fuesen más pequeños que los de los alfas.

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