Capítulo: 16 Giro Magistral.

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Giro Magistral

—¿Lalín no creés que ya mucha gente conoce lo que eres? Markon, Rousey quién es el siguiente... ¿Ludwig y El cara pálida de Oliver? ¿Mark?

—No Jasper, no le contaré a nadie más, tal vez a Mark.

—Lalín muñeca mía te gusta que te teman eso es gloria sin duda pero no hables demás. Reglas pequeña recuerda que has roto al menos dos ya, y no debes seguir haciéndolo o te va a ir mal. Luego no me digas malo.

—Nunca he sido una chica quejumbrosa. ¿O te he reclamado por las feas marcas que dejás en mí espina dorsal? Y claro quién me viera se lo atribuiría a mí delgadez, así que no cariño, no soy de las que se quejan sin motivo, pero eso ya deberías saberlo ¿no?

—¿Acaso me estás reclamando? —preguntó alzando su mano derecha para golpearme.

¿Creé que después de cada golpiza que he recibido la de él sea más dolorosa?

—Vamos Jasper, golpéame. —lo insto ya que de todas formas él la castigaría.

Ahora sólo me marcaba la espalda por puro gustó, antes era: “si haces algo mal, un golpe” pero no he hecho nada mal, siempre fuí y sigo siendo letal en lo que hago.

—¡¡¡CÁLLATE NIÑA!!! —me empujó fuerte contra la pared mientras me gritaba del mismo modo, me dolió mucho pero a los segundos el dolor se fue.

—¡DATE VUELTA! —grito menos fuerte y obedecí.

Me despoje de mi camiseta azul cielo quedando en brazzier así dejando expuesta la piel de mi espalda. Yo seguía en la institución pero en otra dimensión, era el baño de la escuela pero no sé escuchaban voces puesto que era una complejidad dimensional sólo existimos allí él y yo.

Un fuerte azote arremetió contra mi carne, permanecí inexpresiva si fuera una chica normal me hubiese dolido pero ya no, no cuando te dejas corromper por el dolor. Jasper cada vez me azotaba más fuerte, ese látigo dejaría un mapa en mi piel.

—Cuéntalos muñeca —comencé a contar los latigazos, dejó de golpearme cuando conté dos veces siete, eran catorce latigazos sin contar los que ya me había dado al principio, y serían como diecisiete o veinte.

Yo sólo me sentía más fuerte. Todos ganamos algo y lo que yo había obtenido valía mil veces la pena, no importaban cuántos azotes me diera el fake Jasper Hale, yo solo quería inmunidad, ser perfecta en lo imperfecto, ser fuerte en la debilidad. Ser luz en mi oscuridad y viceversa.
Porque yo era el bien y el mal creado como un arte, uno mezclado con lo moderno y lo antiguo, un arte abstracto con una textura a simple vista débil pero con una coraza mortal.

—Gracias Jasper, bye. —no esperé respuestas y me marché regresando a la verdadera dimensión humana. Salí del baño de chicas encontrándome en el pasillo con unos chicos que me miraban cómo si fuera una cosa extraña, lo era pero no me gusta que me digan lo que ya sé.

—Mira eso, camina como una muerta, parece un alma en pena. —me giré de una manera magistral y eso hizo que ellos siguieran mirándome como un Demonio, bueno lo soy pero no te lastimaré sino me molestas así que tengo luz verde para atacar a esos bastardos. Bueno a uno de ellos, porque el otro no habló.

—¡¡¡QUÉ LES IMPORTA PEDAZOS DE MIERDA ANDANTE!!! —aún así les ofendí a ambos.

—Oye cálmate fantasma —pierdo la paciencia con mucha facilidad eso ya no es novedad, me lancé a atacar a uno de los chicos.

Con cada golpe mis manos se enfriaban más. Lo rasguñaba en el pecho, cuello, cara. Su amigo me agarró por detrás haciendo presión en mis brazos.

Aunque Mis Demonios Nos Separen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora