LA ABUSONA CAMBIA - CACHÉ (ADAPTACIÓN)

1° El tiempo pasa

17 AÑOS MÁS TARDE

Tic tac, tic tac, tic tac

Eso era lo que se escuchaba en aquella oscura noche de miércoles, un tic tac infernal que te decía que el tiempo estaba pasando, pero no a la velocidad suficiente. Me dedicaba a seguir el ritmo con unos suaves golpes en el colchón de mi cama esperando a que se acabara la espera, a que dejara de torturarme tanto, y diera ya la hora justa para ir con mi coche a Bogotá a una esperada entrevista de trabajo que podría cambiar mi vida. Mi nombre es Daniela y tengo 25 años, vivo sola en Medellín, y no tengo muchos amigos que digamos. Soy una persona súper tímida y calmada que prefiere emplear su tiempo libre estando relajada en un sofá leyendo un buen libro. Puede que a simple vista parezca una chica débil, que no sabe hacer nada y depende de los demás, pero desde muy pequeña he aprendido a cómo sobrevivir sola y enfrentarme a todos los problemas que me da la vida, se defenderme y hacer que la gente me respete, por lo que creo que tengo todo lo necesario para alcanzar todas mis metas en la vida.

Bip Bip, bip bip, bip bip

No me lo pensé más veces y apagué el despertador levantándome de la cama justo después para así poder estirarme. Miré la hora, y eran las 8 de la mañana, tenía que darme prisa, ya que de Medellín a Bogotá son casi 8 horas de viaje. Me dirigí hacia el baño y ahí me desnudé para tomar una ducha fría para poder refrescar las ideas, quedándome un rato embobada mirando el bote de shampoo. Pero decidí dejar de perder el tiempo y terminé de asearme. Me sequé el pelo y el cuerpo, y me puse la ropa que creí más indicada para aquel momento, seguido de mi peinado habitual, es decir un alisado de pelo. atravesé el pasillo para ir a la cocina y prepararme un buen bol de cereales con unas tostadas de mermelada de melocotón. Me lavé los dientes y revisé si tenía todo lo necesario: llaves, curriculum, la cartera junto con todos los documentos, una botella de agua... ya está, lo justo y lo necesario, no necesito nada más. Miré la hora y eran las 10:42, por lo que no lo pensé más veces y salí de mi casa, cerré con llave, y me despedí del portero que estaba abajo cumpliendo con su trabajo. Abrí mi coche, me puse el cinturón, encendí el GPS y finalmente emprendí mi viaje susurrándome a mí misma las siguientes palabras:

-Vamos Daniela, tú eres la indicada para este trabajo, solo debes sonreír y responder las preguntas con sinceridad.

Dí un gran suspiro, y llamé a mi primo Sergio para avisarle que ya me dirigía hacia allá ya que al ser un viaje tan largo, estaría con él en su piso una semana más o menos, hasta que me dijeran si me daban el trabajo.