Ser un ángel para mí significó un terrible dolor de cabeza. Era una porquería tener que cuidar a un humano. Estar pendiente de ellos las 24 horas del día los 7 días a la semana y que al final te castigaran por su errores.
No podíamos disfrutar de todo lo satisfactorio que el mundo nos ofrecía porque teníamos que seguir las normas y sino lo hacíamos nuestras alas eran quemadas, éramos expulsados.
Sin embargo, conozco las reglas, como va su juego pero también conozco al único ser capaz de hacer que aquellas se rompan y que me permite crear mi propio juego; el diablo.
Estaba prohibido siquiera tenerlo en nuestros pensamientos, sin embargo a mí me gusta lo prohibido, incluso me podía permitir decir que lo tenía cerca de mi altar y era el que pronto me ayudaría a salir de aquí, de este encierro. Quizá el infierno sea mejor que el cielo.
Tenía 5 minutos antes de que el sensor y todo el mundo se alarmará por lo que estaba pasando, por lo que estaba haciendo. Solo tardaría tres.
-Atrévete a tocarlas y juro que te mato.
-Los ángeles no pueden matar- siseó, era odioso.
-No sabes de lo que somos capaces de hacer. Ve por tu jefe.
-¿Tú? ¿Quieres ver al enemigo?
-Es enemigo de los arcángeles y el resto de los ángeles que quieran lamerle las botas a Dios, no de mí. No te voy a repetir una tercera vez mi petición; Ve por tu jefe.
-Lo que tu ordenes, angelito- su voz me irritaba y el simple hecho de escuchar la palabra "angelito" provenir de su boca me daba asco.
-Todos los días recibo visitas pero nunca una tan emocionante como esta- una voz se escuchó entre la penumbra.
-Sal y verás algo más emocionante.
Si ante los humanos los ángeles éramos unas criaturas preciosas y que emanaban confianza, el diablo era diez veces peor. Su rostro te hipnotizaba, su forma de hablar te atraía y sus ojos que cambian de color, cada uno de ellos más vivido que el otro eran hermosos. Mi favorito eran los rojos, mostraban poder. Era el rostro vivo de la tentación.
-¿Qué se te ofrece...
-Benjamín- adopté una posición de descanso.
-Benjamín el ángel...¿Qué puedo ofrecerte yo que Miguel no puede?- sonrió burlonamente.
-Apaga el sensor y te responderé.
-¿El sensor?- se sentó en su trono.
-Sabes de lo que habló, apágalo- demandé con firmeza.
-Vienes a lo prohibido,me ordenas a mí y me dirás que no tienes ¿ni una pizca de miedo?
-El miedo es para cobardes- escupí.
-Si apago el sensor, no hay vuelta atrás, Benjamín- siseó mi nombre.
-No me importa, vengo dispuesto a negociar.
-Tus deseos son órdenes- sentí que algo dentro de mi se quemaba, me retorcí de dolor por unos segundos.
-¿Ya está?- dije adolorido
-Ya no estás registrado más como un ángel, Ben- miré mis alas que seguían intactas, sin embargo el olor a quemado llegaba a mis fosas nasales.
-¿Qué es eso que huele a quemado?
-Tu pureza, tu inocencia, tu divinidad- Una sonrisa de satisfacción se instaló en su rostro- Ahora eres un demonio con forma de ángel y que también está a mis órdenes.
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El demonio con forma de ángel
Fanfiction-¿Tengo que hacerlo? -Es el precio que tienes que pagar- dejó ver su sonrisa diabólica. -Los ángeles no podemos amar, es prohibido. -Ya no eres más un ángel y si pueden amar, que sea prohibido es otra cosa totalmente diferente, Benjamín- siseó. ...