Capítulo 13

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Siento que haya pasado tanto tiempo desde la última actualización, estuve de viaje unos días con mi padre y le he enganchado a Jojo así que ahora lo estamos viendo también.

Por la tarde, cuando ya estaban listos para ir a cenar, el móvil de Gyro comenzó a sonar, era un número desconocido. Johnny esperaba con su silla de ruedas en el salón a que Gyro saliese de la habitación.

-¿Sí? ¿Quién es? -contestó el italiano mientras se daba unos últimos retoques, sacó colonia de un cajón y se la puso por encima.

-Julius... -la voz de una mujer sonó tras el teléfono, Gyro la reconoció enseguida-. Soy yo, tu madre.

El hombre se sorprendió por un momento, y se sentó sobre la cama. Iba con una camiseta totalmente blanca de manga larga, su pelo estaba suelto y caía por sus hombros. No se esperó para nada que alguien de su familia le llamase, con la única que hablaba era con su madre y hacía bastantes meses que no sabía nada de ella.

-Me he cambiado de número, ¿qué tal te va por ahí?

-Ma... Mamá... es raro que me llames ahora... ¿pasa algo? -preguntó Gyro, entre extrañado y serio.

-No te preocupes, solo te he llamado porque mañana tu padre y yo nos vamos unos días de vacaciones y no tendré tiempo de felicitarte las Navidades.

-Ah... ya veo, gracias supongo.

La madre de Gyro siempre le llamaba por navidades y año nuevo, sin embargo Gyro nunca había hablado con su padre ni con sus otros hermanos desde que se fue de Italia. Ni le interesaba hacerlo.

-Por aquí va todo bien, como siempre -comenzó a contar Gyro-. Hoy salgo con un... amigo a cenar.

-Deberías de buscar a una mujer ya Julius, no puedes vivir todo el tiempo solo -ella suspiró-. Bueno... Me alegro que estés bien, nosotros también estamos como siempre... Ya hablamos, ¿vale?

-Sí... Que te lo pases bien, feliz Navidad.

Después de despedirse Gyro se quedó un rato sentado en la cama. Cuando su madre llamaba apenas se decían unas pocas cosas, ninguno de los dos tenía nada que contar aunque a Gyro tampoco le gustaba profundizar en detalles. Le tenía respeto a su madre pero tampoco tenía una relación muy estrecha con ella. Con saber que estaba bien le bastaba porque lo que hacía con su padre no le interesaba en lo más mínimo.

Salió al salón encontrándose con Johnny mirando la tele, se acercó a él por detrás y le besó en la mejilla.

-Ya estoy listo, mi madre me acaba de llamar para felicitarme las fiestas -dijo Gyro mientras apagaba la tele y cogía el abrigo de Johnny para ponérselo.

-¿Tu madre? Creía que no hablabas con tu familia.

-Solo con ella pero pocas veces, y cuando hablamos tampoco nos contamos muchas cosas, ¿estás listo? Tenemos la reserva a las nueve y media.

Johnny asintió ligeramente con la cabeza y los dos salieron de casa para ir al coche. Estaba nevando un poco.

Habían decorado la casa durante la tarde con todas las cosas que habían comprado a la mañana en el centro comercial, se había quedado bonita y Johnny se sentía feliz y emocionado. Había sido la primera vez que decoraba una casa en Navidad, porque cuando él era pequeño nunca le habían dejado ayudar, solo podía observar.

Llegaron al restaurante y al entrar un camarero les llevó hasta la mesa, cerca de la ventana. Podían observar la calle, llena de nieve, y como algunas personas se paseaban por la acera.

-¿Estás bien, Johnny?

El rubio miró a Gyro y sonrió levemente, recordando lo que había pasado aquella mañana.

En un mundo de estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora