𝙸 𝚇

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Min YoonGi.

Me desperté de golpe, asustado, y me senté rápidamente en la cama en la que estaba recostado. Observé a mí alrededor, y no tarde mucho en darme cuenta de que no era mí habitación. Lo que más me llamó la atención fue que las paredes eran color rosa palo, había un tocador blanco con luces del tipo camerino y un placar grande, tres estantes largos con peluches y libros y las cortinas eran dobles.

Definitivamente esa no era mí habitación, y no tenía idea de dónde demonios estaba.

La puerta se abrió, tomándome por sorpresa, ¡y qué sorpresa! Era Jimin, quien traía una bandeja con jugo y algunas cosas más que no logré identificar.

—Oh, al fin despiertas—me miró—, ¿cómo te sientes, hyung?

—Estoy bien—sin mentir, no sentía nada más que pesadez en el cuerpo—, qué... ¿qué hora es?

—Son las diez treinta de la noche, hyung.

No, no puede ser. ¡Mis padres de seguro están por llegar a casa! Si no estoy ahí antes que ellos, soy hombre muerto.

—Es muy tarde, tengo que... debería irme—me giré a mí derecha, poniendo los pies en el suelo. Intenté ponerme de pie pero fue en vano por que el piso tembló—, mis padres me van a matar.

—Tranquilo, quédate quieto—se apresuró a rodear la dichosa cama y sentarse a mi lado—, Taehyung se las ingenió y en tu casa creen que estás con él.

Asentí con la cabeza, miré mis manos... ¿Taehyung me había ayudado? Pero él... ¿No estaba molesto conmigo?

Pasé la vista por la habitación de Jimin -supuse era de él, aunque eso era casi obvio- y una duda surgió.

—¿Cómo llegué a tu ca-casa? Solo recuerdo que ellos...—me quedé callado. Lo más probable es que Park ya tenía idea de lo que realmente me había pasado, pero no pude decírselo en voz alta.

—Tae y Jungkook te encontraron, golpearon a los otros tres y de casualidad yo salía del baño. Mi casa está más cerca de la escuela y mis papás no estaban en ese momento, por lo que decidimos venir aquí—explicó.  ¿Entonces Jungkook también estuvo metido en todo? Realente no podía creerlo, pero les agradecería después por no dejarme solo

» —Yo pienso que tendría que verte un médico, Yoon—suspiró, trayendome nuevamente a la realidad—, por si acaso...

—No. Así estoy bien, me acostumbré, no es nada—hablé rápido, siendo firme con mí tono de voz, que tal vez un poco alto, asustó a mí amigo rubio

—E-está bien—susurró por lo bajo poniéndose de pié para volver al otro lado de la cama, y sorbió su nariz. Me volteé a verlo, de sus ojos brotaban pequeñas lágrimas que intentaba disimular con una sonrisa—. ¿Quie-quieres comer? Preparé unos sándwiches...

Sus ojos cristalinos me miraron por un segundo, sus labios dibujando una sonrisa. Y vi el dolor que intentaba ocultar tras ello.

Me sentí tan estúpido de hablarle de aquella manera.

—No, Jimin, espera...

—¡También hice jugo de naranja!—se rió, una risa rota.

Tan rota que me lastimaba a mí.

—Jimin...—rodé por sobre la cama para llegar al otro lado, y me puse de pié sin importar que eso me mareaba fácilmente.

—Y mamá trajo mandarinas—miró hacía la bandeja, ignorandome. Hasta que lo tomé por los hombros y su vista se clavó en mí—, y-yo sé que a tí te gusta...

—Me gustaría que me escuches—él asintió despacio con la cabeza—, estoy bien, Jimin. No va a ocurrirme nada.

Delicadamente con mis pulgares sequé las pocas lágrimas que aún bajaban. Con sus labios formó, involuntariamente, un tierno puchero que me hizo sonreír leve.

—Solo me p-preocupo, po-por que... me asusté mucho hoy al verte—murmuró, bajando un poco la cabeza con vergüenza.

—Y te agradezco por eso.

Metí mis brazos por debajo de los suyos y lo abrazé fuerte, pero sin causarle dolor. Oí los latidos de su corazón por la posición en la que estábamos, y cuando sus brazos rodearon mí cuello me sentí en paz.

Una que quizá yo nunca tuve, pero que siempre anhelé conseguir.

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Aman Cara ミ 𝗝𝗶𝗺𝗦𝘂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora