Min YoonGi
Comimos los sandwiches que Jimin preparó, tomando jugo entre risas y temas de conversación randoms y triviales. Limpiamos las heridas de mí rostro una vez más, aunque ya estaban lo suficientemente desinfectadas, y continuamos jugando. Una cosa siempre lleva a la otra y acabamos haciendo desastres.
Cuando se hizo la una am, la señora Park golpeó la puerta y entró cuando su hijo dió "luz verde".
No encontró nada más raro que dos adolescentes haciendo travesuras como si fueran dos niños pequeños con una sobredosis de energía. La habitación era un desastre de almohadas en el suelo, y me avergoncé notoriamente por qué, bueno, puede decirse que yo... Estaba recostado en el suelo, rozando el mundo de los sueños, con los cabellos alborotados y el rostro lastimado.
Y aunque quizá no era para tanto, me sentí tan avergonzado de que la primera impresión que se llevará de mí, fuera esa.
—Oh, así que tú eres el famoso Min YoonGi—sonrió con gracia, mirándome desde la puerta—. Es un placer conocerte, niño.
Lo más rápido que pude, me puse de pié. Los mareos habían cesado hace rato para mi buena suerte, y no intenté ocultar los raspones de mi rostro o disimular las ganas de echarme a dormir en la cama.
—Digo lo mismo, señora Park—hice una reverencia, pero sin agacharme demasiado por si me llegaba a fallar la gravedad.
—Jimin habla mucho de tí—me sonrió—, pareces ser un buen chico. ¡Y muy bonito además!—reí nervioso, bajando la vista al piso. ¿Bonito? no sé cómo podía siquiera verme así en un día como hoy—. Hijo, cuando dijiste que él era guapo, no creí que tu amigo era un galán.
Me atraganté con mi propia saliva, ¿Que Jimin dijo qué?
—¡Mamá!
—¿Ha-habla de mí?—le pregunté en medio de mi asombro, sintiendo calor en las mejillas.
—Casi todo el tiempo—contestó en voz baja, guiñandole un ojo.
—¡Mamá, cállate!—le lanzó un almohadón, haciendo a la mayor soltar una carcajada—, ya lárgate, mujer loca.
—Me iré, pero apaguen las luces y a dormir por qué es tarde. Hasta mañana—sonrió una última vez, lamzandole el almohadón de regreso a su hijo, y salió cerrando la puerta.
Me quedé parado unos minutos. El ambiente era un poco incómodo, pero no en el mal sentido. Solo es que... Seguramente las palabras de la señora Park eran en broma para molestar a su hijo y hacerle pasar vergüenza frente a mí.
Es lo que las madres hacen, ¿no? Supongo.
—¿YoonGi hyung?—habló bajito, casi como un susurro, a mis espaldas.
Me volteé y me subí para recostarme en la cama, a su lado.
—Tambien eres guapo, Jiminie—le guiñé un ojo, sonriendo a medias, y me dispuse a dormir.
Escuché que apagó la luz y me cubrió con una manta para después meterse bajo las sábanas de su cama. Luego, supongo que morfeo vino a por los dos.
(...)
Me desperté primero, o eso pareció. Mí rubio amigo ya no estaba bajo sus sábanas, sino que estaba acurrucado junto a mí por sobre la manta que me cubría.
Sonreí, parecía un pollito.
—Buenos días, hyung.
—Buen día—solté un bostezo—, ¿Puedo pasar al baño?
—Claro que si, tonto—se rió, restregandose los ojos con el dorso de la mano.
Sin más me puse de pié, estirándome en el proceso, y caminé hasta el dichoso baño. Ya había entrado el día anterior un par de veces, y me gustaba más que el mío; por qué aunque era pequeño y no tenía bañera, las paredes eran de un suave color turquesa y cada detalle combinaba con el otro.
Me lavé las manos y el rostro luego de orinar, me enjuague la boca con solo un poco de agua y busqué un peine, que de seguro él tenía. No salí a pedirle permiso, pues simplemente lo busqué por mi cuenta en el gabinete donde supuse estaría. Urgé entre tantas cosas, coletas de pelo pequeñas, broches, cremas, y no encontré nada. Aunque ciertamente uno de los tantos frascos de plásticos, llamó mí atención por qué sobre la etiqueta original le habían pegado con cinta un papel amarillo con una carita feliz dibujada con diferentes colores.
—¿Estás bien?—preguntó desde el otro lado, y del susto por ser descubierto usmeando cosas ajenas solté el frasco y cayó dentro del gabinete nuevamente. Lo cerré con rapidez y tosí un poco, intentando disipar de alguna manera los nervios que me habían atacado—, ¿hyung?
—Si, si...—abrí la puerta, y le sonreí apoyándome en el umbral—, ¿tienes un peine, Jiminie?
Asintió, abriendo el cajón de su mesita de noche. Fui de nuevo hasta la cama y me senté a su lado; en vez de entregarme el cepillo a mi, fue él quién peinó mí cabello.
—Ahora si—sonrió con orgullo—, ya no pareces un león feroz.
Me hizo reír su comparación.
—¿N-No?
—Ahora eres un gatito tierno.
Ambos soltamos una carcajada. Le quité el peine de las manos y, ahora, yo arreglé su cabello.
—Tu sigues siendo un pollito.
Vi como el sonrojo crecía en su rostro, y de repente, se ponía tímido.
—Si, c-como sea, gatito. Ahora falta que te cambies esa ropa de la escuela—se puso de pie y caminó al placar, lugar de dónde volvió con una muda de ropa para mí—. Debería quedarte bien, somos casi de la misma talla. Mientras voy al baño, puedes vestirte así bajamos a desayunar con mamá.
Asentí con la cabeza, tomando la ropa, y esperé a que el se metiera para comenzar a cambiarme con rapidez.
Qué me viese en bóxers no era el problema real, sino el que pudiera notar mis brazos o volviera a mirar los moretones que, aunque yo decía que no, en verdad dolían bastante.
De verdad, espero que ninguno de los tres hayan visto mi torso completamente desnudo. Por qué si es así, qué patético soy ante los desafortunados ojos que me miran.
❥ • ——————— •
Hey, tú, personita que está leyendo esto... Eres una preciosura, no lo olvides<3
ESTÁS LEYENDO
Aman Cara ミ 𝗝𝗶𝗺𝗦𝘂
Fanfiction❝Min YoonGi encontrará un refugio y conocerá el amor en la misma persona, mientras que Park Jimin tendrá alguien por quien segur viviendo❞ 🌙🌙🌙 🍂 Jimsu: Jimin top//YoonGi bottom. 🍂 Historia original, no se permiten copia...