Ch. 2

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El tic tac del reloj en su mesita de noche nunca le había parecido tan irritante a Jungkook, y es que, aun cuando el sonido fuera prácticamente nulo, seguir despierto a las cuatro y media de la mañana no le estaba ayudando en lo más mínimo. ¿Cómo iba a dormir cuando ya conocía el nombre de su mate? Es decir, no su nombre completo, pero al menos sí su nombre de pila, era algo, ¿no?

Jimin.

Cada vez que lo repetía en su mente sonaba todavía más hermoso, ¿si lo continuase diciendo en su cabeza él podría escucharlo? Ya quisiera. El castaño resopló con cierta frustración, ¿por qué tenía que haberlo visto él primero? ¿Por qué no pudieron tener un choque como en los mangas? ¿O por qué no pudo ser Jimin quién lo viese y tuviese que buscarlo? Las preguntas no se detenían, definitivamente no iba a dormir esa noche.

Y en efecto, no lo hizo, levantándose a la hora de siempre para tomar una ducha fría que intentase quitarle el sueño. Sus ojeras no podían ser ocultadas, así como tampoco la hinchazón de su rostro, pero ¿qué más daba? Sólo tendría un par de horas de clases, por lo que podría descansar el resto de la mañana para concentrarse en sus entregas durante la tarde y finalmente... finalmente volver a prestar atención a Jimin.

La rutina ya comenzaba, no había vuelta atrás. Para suerte suya, había logrado salir unos minutos antes, así es que su trayecto hacia la estación de metro fue bastante más ameno que de costumbre. Quizás podría recobrar sus energías, siempre que las cosas resultaran así de bien el resto del día.

El vagón no estaba atestado, y pudo tomar asiento, punto a favor. El castaño no era especialmente alguien muy optimista, es por ello que disfrutaba al máximo las situaciones buenas que la vida le daba, aceptando lo negativo sin demasiadas quejas. Al bajarse de la estación suspiró acomodando las correas de su mochila, evitando de esta manera golpear al gentío que se acercaba producto de la hora punta.

–¡Cuidado! –

La advertencia fue quizás algo tardía, ya que Jeon fue incapaz de evadir al muchacho que iba directamente hacia él. Genial, acaba de caer al suelo gracias a un escolar.

–¡Lo siento, nos vemos! –

Tan rápido como lo empujó, se fue corriendo, sí que tenía prisas. El universitario utilizó sus esfuerzos para no gritarle al chico que se alejaba, poniéndose de pie en silencio para sacudir sus ropas, menos mal que no llevaba nada frágil ese día.

–Oh, se te cayó esto. –

Una nueva voz sonó y Jungkook volteó hacia una sonriente señora que le extendía una billetera.

–¿Eh? – La tomó sin pensarlo y la mujer continuó su camino. Eso definitivamente no era suyo.

Al revisar el contenido pudo ver la tarjeta de identificación del interior.

Alumno de último año de instituto. Kim Seokjin.

Lo que faltaba, ahora tenía entre sus manos, pertenencias que no eran de él. Suspirando con frustración, guardó el artículo en el bolsillo de su chaqueta para emprender el camino hacia su destino, ya vería que hacer después eso. Comenzaba a dolerle la cabeza.

De seguro era por la presión sobre sus cienes, pero a Jeon las clases le parecieron exageradamente extenuantes, aun cuando había tomado asiento junto a sus amigos para aligerar el ambiente. Lo peor de todo, es que además de las materias pasadas a lo largo de la mañana, tendría que entregar un informe para el día siguiente, ¿qué le pasaba a su profesor? Parecía que al maestro Kang le habían chocado el automóvil o algo, pues su humor era aún más horrendo que de costumbre. Ahí iban todas sus oportunidades de descansar.

Al menos Hoseok podía subirle el ánimo, acompañándolo a la cafetería que se encontraba a una cuadra del campus, sólo para comer algo que lo mantuviese despierto por el resto de la tarde para poder hacer y enviar su trabajo.

Por fin, casi a las cinco de la tarde fue capaz de terminar y enviar el archivo en una de las computadoras de la biblioteca, no eran los artefactos más modernos ni los más rápidos, mas podía estar tranquilo de que su profesor había recibido el archivo. No iba a reprobar, al menos no por no haberlo entregado.

Saliendo de la biblioteca, algo resignado a dormir y hacer caso omiso a los pensamientos que podría tener su mate durante la tarde, metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y lo recordó. La maldita billetera que no era de él. Tenía que entregarla, pero, ¿parecería un depravado al quedarse fuera de un instituto? Era muy probable.

Frunciendo el ceño, sacó el artículo para ver en su interior. El lugar no quedaba realmente lejos, quizás podría preguntarle a algún alumno cualquiera y dejarle la billetera, podría quitarse un peso de encima con eso.

Sus pies se movieron pesados y sacando su teléfono, comenzó a escribirle un mensaje a Jung, no quería acostarse con el estómago vacío, así que ir por unas hamburguesas antes de regresar a su departamento sonaba más que excelente.

Pronto más y más muchachos con uniforme comenzaron a hacer presencia y tras dar enviar a su mensaje, subió la mirada. ¿Cómo sabría qué persona podría ser compañero de ese tal Kim Seokjin? Sólo le quedaba preguntar. Suspiró exhausto.

–Disculpa, ¿conoces a Kim Seokjin de último año? – Le preguntó el castaño a un pálido chico que caminaba tranquilamente, colocándose auriculares.

–Mh.—Una mueca se fijó en el rostro ajeno y asintió. – Sigue al interior del instituto, pero de seguro ya saldrá. – Sin mencionar nada más, volvió a poner sus audífonos para comenzar a caminar.

Vaya, eso no había sido realmente de mucha ayuda, ni muy amigable. El castaño perdió la cuenta del número de suspiros que llevaba en el día, apoyándose en un farol cerca de la puerta de entrada, para poder contemplar mejor a los menores, esperaba que Seokjin apareciese pronto.


No...

No...

No...

No...

Louder [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora