Ch. 4

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Las ventajas de ser universitario o tal vez, ser un adulto, era que Jeon podía tomar sus propias decisiones según lo que le parecía mejor sin tener que rendir verdaderas cuentas a nadie, o bueno, eso era lo que se decía mentalmente en cuanto optó por enrollarse en sus sábanas al sentir la lluvia chocando contra su ventana. ¿Qué si faltaba un día a sus clases? No era el fin del mundo, ya podría preguntar a sus amigos por las materias, además, apostaba a que si tenían algún trabajo extra se enteraría más temprano que tarde.

El castaño estaba agotado, y no era algo sólo físico, su mente estaba hecha un lío y sólo por alguien que no tenía rostro. Jimin. Mientras más lo escuchaba, más curiosidad tenía y la necesidad de conocerlo y mantenerlo para sí crecía de forma exponencial. ¿Cómo lo hacía la gente que tenía la mala suerte de encontrarse con su mate en lugares que no volvería a pisar? ¿Era posible realmente vivir con esa opresión en el pecho o sólo le pasaba a él? Un suspiro pesado se coló por sus labios y se relajó para contemplar el blanquecino techo sobre él. Una parte de sí agradecía profundamente haber encontrado a su compañero del alma, mientras que la otra le recriminaba por todo el sufrimiento y ansiedad que traía consigo.

De cualquier forma, estaba feliz y no retrocedería el tiempo para evitarlo.

Con los labios curvados en una sonrisa, se levantó, y es que, aun cuando no fuese a salir de su morada, todavía debía hacer ir al baño y comer, entre otras cosas. Darse algo de tiempo para uno mismo no tenía por qué ser algo malo, sino todo lo contrario.

Al mantenerse entretenido, su día pasó bastante rápido, por lo que ni siquiera se dio cuenta cuando ya eran más de las cinco de la tarde. Quedaba poco para volver a escuchar aquella melodiosa voz, tal vez podría hacer algo productivo, ¿qué tal buscar un poco de información acerca de ese tal Jihoo? Pero, ¿dónde? ¿En las redes sociales? Sus labios se juntaron en una línea, eso sería más complicado de lo que sonaba, pues no había más pistas que un nombre y un apellido, es decir, para tener más información como mínimo requería una edad, ¿no? Sus ánimos se desvanecieron tan pronto prendió su computadora portátil. ¿Y si intentaba dar con Jimin? ¿Cuántos Jimin's podría haber en Seúl? ¿Y si no usaba ninguna red social de modo público?

– Ahg. Maldita sea, Jimin. – Pronunció en voz alta solo para revolver sus cabellos con ambas manos.

Jimin. Aquel nombre saliendo desde sus labios continuaba teniendo un dulce sabor, casi como si hubiese comido cerezas, ¿qué sabor tendría Jimin al besarlo? Aquel pensamiento hizo que sus mejillas enrojecieran, ¿realmente estaba pensando en besar a alguien que no conocía? Necesitaba encontrarlo pronto, necesitaba verlo, abrazarlo, llevarlo a citas y poder besarlo hasta que comprendiese lo hermoso que era, sin importar qué. Ya estaba divagando nuevamente.

Sin embargo, antes de que pudiese hundirse todavía más en el mundo de sus pensamientos, su teléfono móvil sonó con un tono conocido.

–¿Hyung? – Dijo al descolgar el teléfono.

–¡También puedo escucharlo! – La voz de Hoseok resonó con fuerza, obligando al castaño a apartarse de su móvil.

– Más despacio, hyung. – Frunciendo el ceño bajó el volumen de su celular antes de continuar. – Por poco me dejas a mí sin poder seguir escuchando nada. –

–Lo siento, lo siento. – Se apresuró Jung. – Es que... ¡no puedo creerlo! – La emoción del mayor era casi palpable.

Jeon volvió a alejar el aparato de su oreja y suspiró, no había caso con su mayor.

–Calma, hyung. – Insistió. – ¿Qué pasó? –

–Sí, sí, sí. – Hoseok parecía no querer callarse, y aunque eso no fuese novedad para Jeon, se notaba que había una especie diferente de alegría. – ¡Puedo escuchar a mi mate también! De hecho, ahora mismo lo estoy haciendo. –

Los ojos de Jungkook se abrieron con exageración mientras procesaba aquellas palabras. ¿De verdad tuvo la misma suerte también?

–Woow. – Se le escapó. – Entonces, ¿por qué me llamaste? Deberías estar tratando de escucharla y averiguar acerca de ella, ¿no? – Cuestionó, pues le era lo más lógico.

–Eh... pues la cosa es...–

–¿Es...? –

– Es un hombre. – Sinceró tomándose unos segundos. – Uno con una voz jodidamente grave. –

–Oh. – La sorpresa nuevamente atacó a Jeon, quién no estaba seguro de qué decir.

–Sí...oh. – Le siguió Hobi. – Piensa demasiadas cosas, pero aun así siento que lo amo. –

–Tú sí que eres un romántico. – Bromeó. – Hyung, lo mejor será que yo te llame después. –

–¿Eh? ¡Pero yo quería compartir los pensamientos de mi compañero contigo! –

El mayor estaba por hacer uno de sus cómicos berrinches, y a pesar de que eso alegraba al castaño, la hora de concentración máxima para él ya llegaba. No iba a enfocarse en nada más que cada una de las palabras que resonaran en su mente.

– Primero, eso es ser chismoso, hyung. – Aclaró. – Cuando tu mate se entere que estás contando sus pensamientos a los demás te dejará antes de que logres proponerle matrimonio con tu docena de rosas en la noria. –

–¡Hey...! –

Jeon, sin dejar que su mayor terminase, continuó.

–Segundo, pronto es mi turno de escuchar a Jimin, así que no te estaré escuchando. –

–Eres un mocoso cruel. – Lloriqueó Jung. – Pero está bien, te llamaré después, voy a anotar lo que está diciendo mi perfecto mate. –

–Descuida, hyung, yo te llamaré. – Dijo entre risas. – Hablamos más tarde. –

–Bien, estaré esperando tu llamado. – Y con eso colgó.

Aquello había sido una grata noticia, un poco impactante, sí, mas no dejaba de ser algo positivo. Jeon desde el fondo de su corazón, esperaba que su amigo pudiese dar con su compañero y creasen un precioso lazo, justo como éste había soñado desde la infancia.

De cualquier forma, dejando eso de lado, el castaño volvió hasta su cama, poniendo algo de música suave en su teléfono antes de recostarse a ojos cerrados. Quedaban varios minutos antes de que fuese hora de que los pensamientos de su destinado cruzaran por su cabeza, por lo que descansaría hasta entonces, debía estar lo más despierto posible para poder anotar cualquier indicio que lo ayudara.


Uno, dos, tres.

Una más no hará daño.

Sí.

Mierda.

Mejor en los muslos.

Sí, Tae no me revisará ahí.

Buena idea.

Sí.

Un poco más.

Si, se ve bien.

Justo lo que necesitaba.

Louder [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora