Ch. 5

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Jeon estaba preocupado, mucho, de tal forma que sólo pudo enviar un mensaje a Hoseok para que hablasen al día siguiente acerca del descubrimiento de su mate y el plan que seguro éste tenía para intentar buscarlo o algo similar. El castaño por su parte, durmió pésimo, dando vueltas exageradas en su cama mientras su mente creaba escenarios aleatorios y trágicos que involucraban a su alma gemela. ¿Por qué sus pensamientos siempre parecían comprimir lo más profundo de su corazón? Los ojos se le humedecían y a pesar de sentirse feliz por saber que su persona destinada está en otro lugar, la desesperación producto de la empatía también era muy fuerte. Kook creía fervientemente que su pareja sufría y él no podía hacer nada para evitarlo.

La mañana golpeó su rostro con delicadeza, obligando al chico a restregar sus hinchados ojos para levantarse e iniciar con su rutina. No iba a quedarse a descansar, por mucho que lo necesitase, debía ser responsable y dirigirse a clases, incluso si tuviese ciertas libertades no iba a sobre explotarlas, de eso se trataba ser adulto, ¿no?

Las clases en sí no eran algo pesado, no cuando amabas lo que hacías, por lo que en menos de lo esperado ya se encontraba libre una vez más. Sentándose en una banca a las afueras del edificio donde estudiaba, se permitió relajar sus hombros exhalando con profundidad. Tal vez debería pedirle ayuda a Hobi sobre cómo comenzar a buscar para dar con Jimin. Algo dentro de él repetía que se apresurara, que fuese por su alma gemela y lo estrechara contra su pecho antes de prometerle un próspero futuro juntos.

– Vaya, que suspiro más grande. – La voz del mayor resonó desde la espalda de Jeon, provocando un sobresalto.

– ¡No me asustes así, hyung! – Reprimió el castaño menor antes de reír con suavidad y seguir a su amigo con la mirada hasta que se sentó a su lado.

– Perdona, perdona, no fue mi intención. – Su acorazonada sonrisa apareció y le revolvió los cabellos a su menor. – Ayer dejaste triste a tu hyung en cuanto no me llamaste de vuelta, realmente quería contarte sobre mi mate. – Haciendo un puchero, terminó por soltar una carcajada de nuevo.

El más alto negó elevando las comisuras de sus labios con levedad, su hyung no cambiaba.

– Lo siento, hyung, es sólo que... después de escuchar a Jimin no tuve energías para llamar por teléfono. – Cualquier rastro de alegría se apartó de su cuerpo. Jeon desvió la mirada hacia el suelo y juntó sus labios en una línea. – Perdón.. –

Jung no pudo evitar sentirse algo mal al contemplar el semblante de su amigo, era un poco egoísta al centrarse en su felicidad cuando era notoria la tristeza en los ojos del más joven. ¿Podía considerarse un buen amigo aun cuando todavía deseaba hablar acerca de todo lo que su mate había pensado la jornada anterior?

– No tienes que disculparte, Kookie. – Con su mueca alegre, rodeó al menor por los hombros en un cariñoso abrazo. – Ah. Mírate, ya estás tan grande suspirado por el amor de tu vida. – Lo soltó para dramáticamente secar una lágrima imaginaria que rodaba por su mejilla. – Me estoy haciendo viejo, ya casi puedo recordar cuando eras un pequeño conejito que orinaba sus sábanas de Ironman. –

Las mejillas de Jeon se pintaron de rojo y sobre saltó, frunciendo el ceño.

--¡Hyung, no digas cosas raras! –

Lo cierto es que, si bien había varias personas a su alrededor, a Kook no le importaba lo mínimo que lo viesen, la vergüenza sólo estaba en recordar aquellos detalles que había enterrado en lo profundo de su cerebro. Por suerte él había visto a Jimin –o un pedazo de él – y no al revés sino estaría enterándose de algo que en definitiva no pronunciaría jamás en voz alta. ¡Un momento! Hobi no lo acusaría con Jimin cuando diese con él, ¿o sí?

– Ya, ya. – La risa del mayor resonó con diversión.

– Por cierto, Hobi-hyung. – Pronunció, teniendo la atención del otro castaño. – Felicidades por encontrar a tu mate. –

– Oh, gracias. –

– Y ... ¿tienes alguna pista? –

– No realmente. – Fue el turno de Jung de suspirar con decepción. – Fue muy lindo escucharlo, mi corazón parecía que iba a salir por mi garganta en cualquier momento, ¡fue tan increíble! – La emoción se reflejaba en los ojos castaños del mayor. – Su voz era grave pero melodiosa y sonaba tan preocupado y cariñoso, ¡ah, espero que pronto me de alguna pista! –

– De verdad es como si estuviese completo, ¿cierto? – Jeon sonrió bobamente.

– Sí. – Secundó el mayor. – Aunque... sabes, te entiendo ahora. –

– ¿Eh, a qué te refieres, hyung? – El menor arqueó una ceja sin entender.

– Mi mate pensó mucho acerca de un tal Chimchim. – El ceño de Hobi se frunció así como sus labios en un pequeño puchero. – Mi novio no puede tener novio, ¡se supone que seré yo! –

– Es por eso que tenemos que encontrarlos pronto. – Asintiendo un par de veces se puso de pie para estirar los brazos, tenía que relajar sus músculos.

– Por supuesto, Kookie. – Le siguió el mayor, levantándose.

– Por cierto... ¿qué estabas haciendo el día anterior a esa hora? ¿Estabas por aquí? ¡Quizás tu mate estudie en nuestra universidad! – El menor no pudo evitar emocionarse.

– ¿El día anterior a las cinco? – Cuestionó para sí mismo. – No... fue el día que salimos tempra... mierda. – Los ojos oscuros de Jung se abrieron con sorpresa.

– ¿Qué ocurre, hyung?—

– Fue el día que fui por ti al instituto. – Un extraño escalofrío recorrió la columna del mayor. – Mi mate es un niño... –

– Mierda. –

El par no iba a perder más tiempo, corriendo directamente hacia la cafetería cerca del campus. Un par de americanos dobles, cuadernos y lápices, tenían que unir cabos sueltos, cada palabra sería importante.



Vamos Jimin, pudo ser peor.

Sí, está bien.

Está bien.

No, no lo está.

Tae no me mientas.

Jinnie, tú tampoco.

Duele, duele mucho.

¿Por qué? ¿Por qué no podía ser cualquier otra cosa?

No lo mencionen.

Por favor, no le digan a Yoongi.

Louder [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora