Ch. 6

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Compartir el sufrimiento, el dolor o en realidad, cualquier sentimiento con el alma gemela era quizás uno de los últimos pasos, y por qué no decirlo, quizás lo único negativo de encontrar a la otra mitad. Jeon no lograba comprender como es que su mate se había colado con tanta profundidad bajo su piel, no es que creyese que fuera algo malo, sino que sólo acrecentaba su ansiedad por dar con Jimin lo más pronto posible. No quería seguir perdiendo el tiempo, sabía que debía llegar a él. ¿Por qué no podía escucharlo por más que unos simples segundos? ¿Era mucho pedir escucharlo por quince minutos completos?

Un suspiro salió de sus labios, y es que habiendo pasados los días, el que llegara el viernes no sonaba muy alentador, sí podría descansar, pero durante el fin de semana no sabía muy bien qué hacer exactamente para dar con su pareja.

–Vamos, vamos. – Insistió Hoseok, tirando de la chaqueta de su menor. – Dijiste que me ayudarías. –

–Lo sé. – Suspirando, se dejó arrastrar en dirección hacia el instituto en el que sólo unos días atrás había estado. – Recuerda no parecer alguien sospechoso... y que no debemos estar mucho tiempo aquí porque debemos ir a encontrarnos con Nam-hyung. –

La sonrisa acorazonada del mayor pronto se tornó en un puchero, mientras fruncía el ceño.

–Eres insolente conmigo. – Dijo Jung, pasando su diestra por los hombros ajenos. – Si no me ayudas a preguntar a los estudiantes por mi mate, le diré a mi hermano que solías tener un crush con él antes de que se fuera a estudiar al extranjero. –

Los colores se le subieron al rostro y Jungkook sólo pudo deshacer el contacto frunciendo el ceño, su estómago se había revuelto al pensar en alguien más de manera romántica que no fuese Jimin, el que haya su hyung haya dicho eso era como si estuviese engañando a su pareja.

–¡No vuelvas a decir eso en voz alta! –

La risa de Jung resonó en la calle a medida que se acercaban a la institución educativa, el menor no pudo evitar sentirse un poco incómodo, en general y es que llamaban la atención de los alumnos producto de aquel vergonzoso recuerdo. ¡Se suponía que debían pasar desapercibidos! Jeon exhaló con profundidad, no sabía cómo se había dejado convencer.

–Bueno, bueno. – Hobi volvió a hablar con una alegre mueca en sus labios. – Sólo pregunta a cualquier chico que veas si conoce a alguien de voz grave y luego me avisas. –

–Sí, sí, hyung. – Jeon suspiró una vez más. El plan no sonaba tan descabellado, sin embargo, eso no significaba que no fuese extraño e incluso un poco perturbador, ¡prácticamente Hoseok quería conocer a su alma gemela interceptando a todo adolescente que pasara!

El fin justificaba los medios...o algo así.

–¡Manos a la obra entonces! – El entusiasmado castaño dio un aplauso y se apresuró a ir tras un grupo de chicos que se acercaban, no iba a perder tiempo si con eso podría conocer a su otra mitad.

Por su parte, Kook lo tomó con calma, inspirando de manera honda para armarse de valor e intentar poner una fría expresión que no asuste a los menores ni mucho menos les diera una falsa impresión de coqueteo, el sólo pensar en eso le revolvía el estómago.

Los minutos pasaban y más y más alumnos salían por el portón del lugar, las risas inundaban el sitio y para los universitarios fue inevitable añorar esa época. ¿Por qué la vida no era más sencilla y daba la misma edad a las personas con sus respectivos mates? De esa manera hubiese sido tan fácil, pero ya qué. El castaño menor había perdido la cuenta de los chicos con quienes había hablado, y ya comenzaba a pensar que le daría fobia social. En un vistazo rápido hacia Jung sólo pudo morder su labio inferior, ¿cómo es que su hyung parecía brillar tanto cuando sociabilizaba?

En cuanto Hoseok se despidió del par de muchachos con quienes tuvo una corta pero amigable charla, Jeon se le acercó con una mirada cansada.

–Que sea todo por hoy, hyung. – Pronunció con notorio agotamiento. 

El mayor quería refutar, no se sentía cansado en lo más mínimo y es que, pensar que podría dar con su mate lo tenía con la energía a tope, sin embargo, al ver los enormes y oscuros orbes de Jeon sólo asintió. Él no podía ser tan egoísta. Puede que no hubiesen tenido éxito, pero eso no significaba que él se rendiría, es decir, no le decían J-Hope en vano.

–Está bien. – Pronunció con cariño para revolverle los cabellos a su menor. – Te ganaste unas brochetas de cordero. –

La mirada de Jeon pronto brilló, podía comportarse como un niño a veces.

–Vamos al sitio de siempre. – Siguió Hoseok.

–Bien... pero debemos avisarle a Nam-hyung. –

–Oh, sí. – Recordó el mayor. – Lo llamaré para ver si es que puede unírsenos ahora o será más tarde. – Retirando su móvil de uno de sus bolsillos se dispuso a marcarle a su hermano mayor.

Jeon se entretuvo revisando sus redes sociales mientras parecía que el otro castaño estaba siendo regañado por su mayor. Una sonrisa ligera se dibujó en sus labios e ignoró como los alumnos continuaban pasando a su lado, hasta que sintió unas voces ya algo conocidas. Elevando la mirada, notó a Kim Seokjin bromeando junto a su otro amigo, ¿y un tercero? Un chico rubio, delgado con ojeras y una mascarilla negra sobre su boca. A Kook se le secó la garganta, ni siquiera pudo ver por completo al otro chico mas había quedado sin aliento, era capaz de asegurar su belleza aun sin conocerlo.

De pronto la culpa se hizo presente, desviando la mirada apenado por su propio comportamiento, no había razones para creer que había alguien más bello que su mate, tenía que controlar sus hormonas, de seguro era por la ansiedad de escuchar a Jimin de nuevo, sí, seguro por eso.

El par de adolescentes conocidos, saludaron a Jeon con entusiasmo antes de continuar su camino entre risas, por suerte no se habían detenido a preguntarle nada, o de lo contrario no sabía cómo hablar correctamente bajo la mirada de aquel precioso rubio.

Hobi trataba de hacer reír a su hyung por teléfono con sus ocurrencias, hasta que lo escuchó. En vivo y en directo, la voz que resonó la tarde anterior en su mente, aquella grave voz que compartía la mitad de su alma, la única persona que podría hacerlo aun más feliz de lo que era. ¡Había escuchado la voz de su mate!

--Te esperamos allá, hyung. Tengo que cortar. – Jung se apresuró a colgar el teléfono acercándose al castaño para tomarlo por los hombros con desesperación. -- ¡¿Quién era?! – Desvió la mirada tras Jeon pero no encontró a nadie, ya se habían ido.

–¿Eh? –

–¡¿Quién te saludó?! ¡Era mi mate, Kookie! ¡¿Cómo es que lo conoces?! –

–¿En serio? – Jeon abrió sus ojos con exageración, no podía creer que el mundo fuese tan pequeño, o el destino tan sabio. – Era Kim Seokjin, el chico a quien le devolví la billetera. –

Louder [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora