capítulo 47: asombrosa.

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Emilie estaba supervisando la cocina, mientras probaba la masa se los hot cackes como si fuera una niña. Gabriel entró a la cocina.

- Algo huele sorprendentemente bien - dijo acercándose a la rubia.

Ella sonrió.

- Les pusieron moras, ¿Quieres?.

- Yo hablaba de tí, en realidad.

Ella volteó y al instante se encontró con los labios de su esposo, quienes no la soltaron en ningún momento y cada vez se hacían más rápidos.

- Aquí no - rió cuando pudo hablar.

- Okay, puedo solucionarlo - dijo cargando a la mujer  quién se abrazó de su cuello.

Gabriel abrió la puerta de aquella habitación que compartían y la aventó al colchón, ella se sentó sonriendo. Gabriel se acercó y arrodilló ante ella. Acarició su rostro con una mano, ella la tomó y le dió un pequeño beso en su palma.

- Te amo - dijo Gabriel.

- Yo te amo más.

- Haría cualquier cosa por tí...- en ese momento se besaron otra vez.

De repente alguien abrió la puerta.

- Señor , preguntan si quiere nueces en el banquete para la fiesta de...- Nathalie había entrado sin tocar y mirando su agenda.- Yo...

La rubia estaba en camisón y ambos estaban bastante cerca.

- Perdón... Debí tocar - se disculpó.

- No hay cuidado - respondieron ambos.

Emilie bajó la mirada, se había dado cuenta de los sentimientos de Nathalie hacia su esposo, más no la iba a despedir por algo así y ella tenía tanto cariño hacia la familia ( o quizá hacia Gabriel, no lo sabía, pero quizá no quería saberlo) que no iba a renunciar.

Se puso una bata plateada encima del camisón azul.

- ¿Eh entonces?- dijo Gabriel incorporándose.- ¿Cuál era la pregunta?

- Yo... Puedo volver después, no se preocupen- dijo la asistente.

- Ya no... Eh... No, está bien, dijo él. ¿Qué decías?

- Sobre la fiesta del viernes- dijo con incomodidad- ¿Ponemos nueces o...?

- Supongo que no habrá niños, y los adultos son capaces de cuidarse solos - dijo Gabriel. Nathalie asintió.

- Por cierto, alguien dígale a Adrien qué ya está lista la cena - dijo el chef.

- Yo voy - dijeron ambas.

- Eh... Bueno, vaya usted - accedió la asistente.

Emilie miró una vez más antes de salir por la puerta y después se marchó.

Se hizo un silencio incómodo entre ambos, antes de usar los miraculous Nathalie le había confesado sus sentimientos y el aún se sentía culpable por no poder corresponderle.

- Dígame algo...- preguntó ella.

- Háblame de tú, no somos extraños.

- Okay... ¿Sí Emilie no existiera... Podrías conside...?

- No.- interrumpió él.

Algo dentro de la mujer se quebró, Gabriel pareció notarlo.

- Lo siento... Sólo, no imagino un mundo sin ella... Lo sabes.

Ella no respondió y salió de aquella habitación.

Cada vez era más difícil fingir que no quería estar con él, y cada día ese deseo se apoderaba más de ella. Veía a la familia feliz y quería sentirse feliz por ellos, pero la verdad... Sólo sentía envidia.

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