Leila Rochester

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HANNAH POV

Mi audicion era debil, notaba como personas hablában a mi al rededor pero no lograba escuchar que decian, mi cabeza gritaba, mientras que mis manos temblaban. Me sentia perdida, oscura, angustiada. No podia creer que otra vez me pasara lo mismo, volver de vuelta al maldito lugar donde todas desearian estar muertas.

Senti como el coche, en donde estaba, frenaba de golpe haciendo que golpeara mi cabeza contra el asiento putrefacto. Me queje débilmente ya que tampoco tenia fuerzas para hablar, me habian pegado muy fuerte antes de entrar aqui. Abrieron mi puerta para que un sujeto me agarrara fuertemente y me sacara.

-Como extrañaba tocarte, amor -dijo una voz ronca conocida, haciendo que me entren escalofríos. Este comenzó a tocarme toda mientras entraba por la asquerosa y vieja puerta- oh si Hannah, que suerte que volviste.

-¿S-Su..er-erte? -rei debilmente ironica.

-Callate si no quieres ir de vuelta a las calderas. -espeto William sacando su arma y colocandola en su cintura. Me estremeci ante los recuerdos que el, el orfanato, y todo este barrio me daban.

FLASHBACK

Leila estaba en el escenario realizando su magia, mientras que yo seguia esperando aquí, detras del telón, con los nervios de punta. Ya era la décima vez que me hacían bailar, pero nunca para el hijo de una persona que esta involucrada en la politica y era sumamente importante quedar bien.

La musica de Leila acabo y ella se disperso por detras del telón viniendo hacia a mi, su pelo castaño demasiado producido con un rulo aqui y alla, ese no era su pelo, a ella no le gustaba asi y siempre me lo repetía. Le hacian vestir y hacer cosas que ella no queria. Como el maquillaje al rededor de sus grandes ojos avellanas, y pocas ropas alrededor de su pequeño cuerpo. Ella llego a mi asustada y temblando, ahora le tocaba la peor parte, que como decía nuestro director: "No es la peor parte niñas, es satisfactorio para ustedes.. y el cliente"

-Suerte -susurro Leila pasando por al lado mio. No se nos permitia hablar, ni tampoco compartir amistades, por eso solo podíamos encontrarnos los dias en los que ensayabamos o cuando juntas nos escapabamos por un rato.

Asenti automáticamente y me encamine a el centro de la pista, con aun el telon cerrado, recorri todos los pasos de baile en mi cabeza. Al instante el telón se abrio, las luces impactaban contra mis ojos, cegandome, pestañee varias veces para acostumbrarme a la vision y me encontré con un salón repleto de personas, pero justo en el centro se encontraba mi cliente. Lograba reconocerlo ya que a su alrededor se encontraban las "damas de compañía", Ashley, Rebecca y Spencer mis compañeras, pero luego de eso me tocaria a mi llevarlo a la cama y complacerlo como siempre quieren, pero yo lo odio.

La musica comenzo a sonar era Muse de Olvia Cipolla, comenze moviéndome agresivamente, llevando un brazo por encima mio, jugando con mis pies y moviendome por toda la pista, me gustaba bailar, me encantaba, pero no para estos fines. Segui moviendo sensualmente mis caderas haciendo que a mas de uno se les caiga la baba, luego de eso llego la sorpresa de la noche a pedido del rector, quite mi mini remera quedandome unicamente en un mas mini sujetador que solo tapaba mis pezones, me sentía desnuda, sucia, pero eso a las personas que estaban delante del escenario no les importaba. Cuando la canción acabo termine con mi ultima pose haciendo que todos los del salón se pararan y aplaudieran.

-¡Y esta ha sido la maravillosa Kitty! -grito Madame Kalifka con un micrófono en la mano- ¡Una diamante! ¿No es extraordinaria? -Kitty era un apoodo que el orfanato nos otorgaba para que luego no vayan divulgando mi verdadero nombre.

-Si que lo es -contesto mi cliente, que ahora que lo veía, era joven debera tener unos veintidós años y para ser sinceras no era feo.

Pero toda persona que me usa o me compra, automáticamente se gana mi odio

Guerra de gemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora